La Fundación San francisco de Asís, desde el taller protegido que lleva el mismo nombre, brinda una salida laboral a personas con discapacidad intelectual a las que, de otra manera, les costaría mucho conseguir un trabajo. Este año, están cumpliendo tres décadas de actividad ininterrumpida.

A lo largo de todo ese tiempo, han tenido que luchar contra grandes crisis económicas, gobiernos que no satisfacían sus demandas, pero esta vez les toca enfrentar a un enemigo silencioso que los está perjudicando, al borde de peligrar la continuación de sus funciones.

Hace más de un mes, el Taller Protegido San Francisco de Asís, ubicado en Pekín al 3.555, perteneciente a Isidro Casanova, sufre constantes e ininterrumpidos robos. Cables, caños y bombas de agua, canillas externas, fueron tan solo algunos de los elementos sustraídos en un corto lapso de tiempo.

Por este motivo, los integrantes de la asociación se reunieron en la mañana de hoy para definir cuáles serán las medidas que tomarán para seguir adelante y poder frenar con la situación. Recientemente, convocaron a las autoridades policiales del barrio y realizaron las denuncias correspondientes. Aunque se comprometieron a realizar un patrullaje periódico en la zona, pareciera que esa resolución no es suficiente.

“Nos sentimos cansados y desanimados. Se supone que este, para nosotros, debería ser un año de celebración, ya que cumplimos 30 años. El año pasado se pudo jubilar un grupo de 16 trabajadores y, sin embargo, estamos acá pidiendo mayor seguridad”, lamentó Silvia Martínez, directora del Taller, a El1.

Y sumó: “Acá trabajan 60 personas con discapacidad desde hace 30 años, y hoy estamos pidiendo ayuda para poder costear todo lo que nos vienen robando. Estamos viendo la posibilidad de instalar alarmas para ver si así podemos contrarrestar de alguna manera esta ola de robos que estamos sufriendo”.

Las tareas del Taller Protegido

Este grupo ofrece una gran diversidad de actividades, destinadas a personas con discapacidades intelectuales y con el objetivo de potenciar tanto la inclusión como la equidad y la salida laboral.

“Con esto que están haciendo, a quienes más perjudican es a los chicos, porque acá todo lo que se hace es a pulmón. El hecho de tener un espacio de trabajo, a ellos, los ayuda para realizarse como personas”, protestó la madre de uno de los operarios del taller.

Quienes deseen colaborar con el Taller Protegido San Francisco de Asís para reponer lo robado pueden acercarse a la sede de la institución en Pekín 3.555, Isidro Casanova.