El equipo dirigido por Lionel Scaloni demostró, una vez más, que ante las adversidades es cuando saca lo mejor del ADN criollo, con garra, corazón y coraje.

El partido se había presentado difícil para el combinado nacional ante un conjunto, comandado por el argentino Néstor Lorenzo, que llegó con una racha de 28 encuentros sin derrotas.

En el primer tiempo, el Cafetero tuvo las mejores ocasiones y pudo haberse ido al vestuario en ventaja. Iván Córdoba estrelló una tijera en el palo y Jefferson Lerma remató desde afuera del área con destino de arco, pero el gran “Dibu” Martínez la desvió con los dedos al córner.

De las lágrimas de impotencia a las de alegría

Para colmo, promediando la segunda etapa, Lionel Messi tuvo que salir por una lesión y el llanto desconsolado del astro emocionó a todos.

Ángel Di María, quien se despidió por la puerta gigante de la Selección, casi marca (tal su costumbre en las finales) con un disparo cruzado que sacó el arquero Camilo Vargas con un manotazo.

Pero la mano del DT se vio con los cambios. Con los ingresos de Giovani Lo Celso, Leandro Paredes y Lautaro, la Selección tuvo otro aire y, a los 112 minutos, una inspiración.

En el mediocampo cortó Paredes, la jugó para Lautaro, quien se la devolvió y el mediocampista la tocó para Lo Celso. Sin pausa, Gio la filtró para el “Toro”, quien definió ante la salida de Vargas y desató el delirio de un nuevo logro.

A mediados de 2025, Argentina se enfrentará con España, campeón de la Eurocopa, por la Finalissima. Antes, deberá jugar por las Eliminatorias sudamericanas para el Mundial 2030.

Serán compromisos para continuar agigantando la rica historia de la Scaloneta, un ciclo que sigue escribiendo las páginas más gloriosas del fútbol argentino.