Desarrollan una tecnología para detectar toxinas contaminantes en ríos y lagunas
Investigadores de la UBA y el CONICET crearon un kit de bajo costo para medir la presencia de cianotoxinas en cuerpos de agua dulce. Se trata de una herramienta para un problema de salud pública y ambiental que se encuentra en crecimiento: la OMS clasificó a las cianotoxinas como “un problema de salud emergente”.
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Hay ciertos proyectos que nacen de una demanda social. “Ustedes tienen que trabajar con cianotoxinas porque es un problema que está en aumento y que no se puede medir”, le decían colegas a Javier Gasulla, investigador del CONICET y del Laboratorio de Genómica e Ingeniería de Sistemas Biológicos del iB3 de la Universidad de Buenos Aires.
Es así como, a partir de un proyecto anterior enfocado en medir arsénico en agua, el equipo liderado por el investigador decidió crear CIANOTOX, un kit para detectar, de forma rápida, cianotoxinas presentes en lagunas, ríos y embalses. Una solución simple y efectiva para un problema ambiental y de salud pública.
“Vimos que, en Argentina y en la región, no se monitoreaban estas toxinas porque los métodos son muy costosos. Se necesitaba una alternativa más económica, por eso esta idea surge de la demanda de los usuarios. Al mismo tiempo, había lugares donde todavía se conocía muy poco porque, efectivamente, es un problema que empezó hace unos años, pero que va en aumento”, afirmó Gasulla.
Las cianobacterias son organismos microscópicos que contienen clorofila, lo que les permite realizar fotosíntesis. Es por esto que se las identifica como algas verde-azules que forman una capa de mucosidad en la superficie. Están presentes en aguas dulces, saladas, salobres y zonas de mezcla de estuarios. Además, muchas especies de cianobacterias producen toxinas que se disuelven en el agua, por lo que la OMS las clasificó como un problema de salud emergente.
Si bien estos organismos están presentes naturalmente en todos los cuerpos de agua, su aparición se ve intensificada en los momentos de floración, cuando presentan un exceso de nutrientes como nitrógeno y fósforo. “Muchas veces, esto sucede por el crecimiento poblacional que acrecienta la descarga de efluentes cloacales o desechos domiciliarios, por el aumento de temperatura como consecuencia del cambio climático que acelera el proceso, así como por otro gran factor que es el uso de fertilizantes y agroquímicos que terminan vertidos en el agua”, detalló el bioquímico.
“Monitoreando, se puede proteger la salud y, al mismo tiempo, no tener un impacto económico negativo por pérdida de ganado o suspensión de actividades recreativas en ríos o lagunas”, aseguraron los especialistas que forman parte del equipo de investigación.
Una cuestión de ambiente y salud pública
Según Gasulla, las cianotoxinas presentan una toxicidad aguda que, en humanos, puede derivar en enfermedades gastrointestinales. En animales, por otra parte, la exposición prolongada puede producir cáncer de hígado.
“Hay un problema claro de salud pública que también genera una gran mortandad de peces y animales, como ganado que pueda llegar a tomar agua en la zona contaminada”, explicó el experto. “Cianotox viene a ser una solución de alerta temprana con precisión para saber cuándo hay toxinas y no se puede navegar o bañarse en ciertas aguas o cuándo se puede frecuentarlas sin problemas”, finalizó.
Una mejora para el “cianosemáforo” en Buenos Aires
Desde el equipo de imvestigación adelantaron que, para 2024, esperan poder adaptar, junto al Gobierno de la provincia de Buenos Aires y la Subsecretaría de Recursos Hídricos, el “cianosemáforo”, un dispositivo que ya funciona para monitorear fotográficamente los cuerpos de agua de la Provincia y que, sumando su campo de experiencia, también podrá medir el nivel de cianobacterias y emitir las alertas correspondientes.
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