Politica

Argentina del Revés: Una Realidad Que No Cuadra

Por Juan Severo

En la Argentina de hoy, parece que el sentido común ha sido reemplazado por una lógica que, a todas luces, es insostenible. Nadie discutirían que el presidente de la nación debe tener el sueldo más alto del país. Es el máximo responsable de la dirección del Estado, y su labor requiere dedicación exclusiva. De la misma manera, los ministros, secretarios, senadores y diputados deberían tener sueldos acordes a sus responsabilidades, porque se espera que se dediquen plenamente a la función pública y no a otras actividades lucrativas.

Hasta aquí, todo suena razonable. Sin embargo, cuando nos enfrentamos a la cruda realidad de los números, esta lógica comienza a tambalearse. ¿Cómo puede ser que los senadores cobren 7 millones de pesos mensuales, o incluso se hable de 9 millones, mientras que el presidente gana 4 millones? Peor aún, ¿cómo se justifica la jubilacion o pension o como se llame que los expresidentes reciban hasta 14 millones de pesos, sumados a una seguridad personal pagada también con los impuestos de todos?

La situación se vuelve aún más indignante cuando se pone en contraste con la vida de millones de argentinos que no logran cubrir sus necesidades básicas. Hay millones de chicos que crecen sin acceso a una alimentación adecuada, sin educación de calidad y sin un futuro claro. O los más de 6 millones de   jubilados, que han entregado 30 o 40 años de su fuerza de trabajo para contribuir al crecimiento de este país, viven con ingresos que no alcanzan los 300 mil pesos con un  bono de 70 mil incluido no llegan a la línea de indigencia. también  es el caso de la inmensa mayoría de trabajadores/as, aquellos que, por cuestiones de la vida, llegaron tarde al reparto de los mejores empleos y salarios,  hoy no logran cubrir siquiera la canasta básica.

No estamos hablando solo del salario mínimo que tampoco llega a los 300 mil pesos. Muchos trabajadores que ganan por encima de ese umbral tampoco logran empatar al de la canasta de  pobreza. Esta es la Argentina del revés, una tierra de contrastes donde la desigualdad se profundiza a pasos agigantados. ¿Cómo hemos llegado a un punto en el que aquellos que más deberían estar protegidos por el Estado son, en cambio, los más desamparados?

Podemos seguir enumerando realidades que reflejan esta desigualdad creciente, pero lo que resulta evidente es que la distancia entre los que gobiernan y los que son gobernados es cada vez mayor. No se puede gobernar un país de espaldas a su gente, y mucho menos cuando esa gente está luchando cada día por sobrevivir.

Es hora de poner las cosas en su lugar. De replantear prioridades y de entender que no puede haber grandeza en un país donde la mayoría de su población vive en la pobreza o la miseria, mientras unos pocos disfrutan de privilegios desmedidos. Esta Argentina del revés necesita urgentemente un cambio de rumbo, porque seguir así solo llevará a un abismo del cual será muy difícil salir, y es cambio de rumbo tiene que venir del pueblo. 

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