El básquet argentino y su escasa visibilidad: un legado impensado tras la Generación Dorada
La Generación Dorada celebró el vigésimo aniversario de su consagración en Atenas 2004. El impacto de su éxito en la Liga Nacional versus la dura realidad actual del básquet nacional.
La Generación Dorada de básquet, la camada de jugadores más prolífica de la historia nacional de ese deporte, se reunió el pasado fin de semana en Villa Soldati para celebrar el vigésimo aniversario de la obtención de la medalla en los Juegos Olímpicos de 2004, el primero de los muchos galardones de oro, bronce y plata que cosechó entre el 2001 y 2016. Un encuentro que provoca la reflexión sobre el auge y el deterioro del básquet argentino.
Una generación que hizo historia
En un país futbolero como Argentina, la relevancia que cobró el básquet gracias a este grupo merecía un homenaje. No solo le arrebató a Italia la medalla dorada en la final, sino que también vencieron al dream team de los Estados Unidos. Una vez finalizada la exhibición, “Manu” Ginóbili se mostró “sorprendido” por la cantidad de asistentes y agradeció a todo el público presente en el microestadio.
En diálogo con El1, el periodista deportivo Germán Beder, quien fuera director de Comunicaciones en la Confederación Argentina de Básquetbol y biógrafo de Ginóbili, aplaudió la organización del partido homenaje de los campeones. Lo definió como “un éxito”, expresó: “Son personas que hicieron mucho por el básquet argentino y que merecían alguna suerte de reconocimiento, más aun teniendo en cuenta que los doce nunca tuvieron la oportunidad de compartir cancha en el país”.
«Hicieron mucho por el básquet argentino, merecían una suerte de reconocimiento»
Juan Ignacio Sánchez, Emanuel Ginóbili, Alejandro Montecchia, Fabricio Oberto, Walter Herrmann, Gabriel Fernández, Hugo Sconochini, Luis Scola, Leonardo Gutiérrez, Andrés Nocioni, Carlos Delfino, Rubén Wolkowyski y los integrantes del cuerpo técnico Rubén Magnano, Fernando Duró, Enrique Tolcachier, Alejandro Cassettai, Mario Mouche, Horacio Pila, Miguel Borgatello y Roberto Vartanian disfrutaron de la reunión rodeados de sus seres queridos.
El entretiempo se amenizó con los espectáculos musicales de Airbag y Coti Sorokin, un concurso de triples,del que participó Beder, y la presencia de Duki, Paulo Londra, Migue Granados, la «Peque» Pareto, Germán Chiaraviglio y Marcos Milinkovic, entre otras figuras del deporte y el entretenimiento.
El predominio extranjero
Pasadas las glorias de la Generación Dorada y con el auge de las ligas estadounidense y española, National Basketball Association (NBA) y Liga Endesa, respectivamente, la visibilidad del básquetbol argentino se vio desfavorecida. Apenas la señal de cable TyC Sports transmite los partidos de la Liga Nacional de Básquet por su plataforma online, TyC Sports Play, cuando antes los televisaba.
“La competencia se ha ido deteriorando. Los calendarios son muy largos y para colmo la situación económica en los últimos años tampoco fue buena. Los jugadores jóvenes se van cada vez más temprano y prefieren terminar de formarse en el extranjero«, destacó Beder. «Además el básquet doméstico atraviesa un estado de agonía como consecuencia de las pésimas decisiones dirigenciales tomadas para beneficio propio», criticó.
«Los jugadores jóvenes se van del país cada vez más temprano».
¿Hay futuro para el básquet nacional?
El antecedente más desolador que protagonizó el seleccionado argentino fue cuando perdió en las eliminatorias rumbo al Mundial 2023. En Mar del Plata, el equipo dirigido por Pablo Prigioni dejó pasar una chance inmejorable y perdió 79-75 frente a República Dominicana.
“Si uno no tiene una liga fuerte es difícil que tu selección lo sea. La Generación Dorada se construyó con base en la liga nacional: Oberto en Atenas de Córdoba, Ginóbili en Estudiantes de Bahía, Nocioni en Independiente de General Pico y Scola en Ferro. Es decir, todos se formaron en casa”, contrastó Beder.
«Veo una luz de esperanza».
Como todos los aficionados a este deporte, Beder no pierde la ilusión de que el básquet argentino reviva sus tiempos de esplendor. Por eso antició: “Veo una luz de esperanza; las finales de la temporada pasada estuvieron buenas”.
Por Santiago Marani, en el marco del Taller de Gráfica VI de la carrera de Comunicación Social de la UNLaM.
