Sociedad

La Casa de Auxilio: un faro de esperanza y compromiso en medio de la crisis de representación

Por Juan Severo

En un país donde las crisis de representación política, gremial y social se han convertido en la norma, historias como la de la Casa de Auxilio de Ramos Mejía renuevan la esperanza en el poder de la comunidad organizada. Fundada el 17 de marzo de 1917, esta institución surgió como un acto de solidaridad vecinal para ofrecer primeros auxilios a quienes no podían acceder a servicios de salud. Más de un siglo después, sigue siendo un ejemplo único de gestión comunitaria, demostrando que el compromiso colectivo puede superar cualquier adversidad.

Los años 90 fueron un período oscuro para Argentina. Las políticas neoliberales impulsadas por el menemismo dejaron miles de instituciones sociales al borde de la desaparición, y la Casa de Auxilio no fue la excepción. En 1994, enfrentaba una deuda monumental de un millón de dólares y estaba al borde de la quiebra o en convocatoria.

En ese contexto, cuando muchos hubieran optado por abandonar el barco, Arturo Ter Akopian, un joven arquitecto con convicciones firmes y un espíritu socialista, tomó la decisión de liderar la institución. Dejó atrás el confort de su hogar y asumió un desafío que muchos habrían considerado insensato. Asumiendo una tarea que parecía imposible, rescatar la institución de la ruina económica y devolverle su rol esencial en la comunidad.

Hoy, casi tres décadas después, la Casa de Auxilio es un faro en la salud del área metropolitana. Su supervivencia y crecimiento son un testimonio del compromiso inquebrantable de Ter Akopian, su comisión directiva, los empleados, los técnicos y los profesionales de la salud.

Lo que hace única a esta institución no es solo su historia de superación, sino su modelo de gestión. En un contexto donde muchas instituciones están marcadas por la corrupción y el oportunismo, la Casa de Auxilio está dirigida ad honorem por los vecinos, demostrando que el altruismo y la transparencia pueden ser pilares sólidos para una administración exitosa.

En un momento donde la dirigencia política, social y gremial parece cada vez más desacreditada, la historia de la Casa de Auxilio y su liderazgo socialista nos recuerda que otro camino es posible. Es un ejemplo de que la solidaridad y el trabajo colectivo pueden generar cambios reales y sostenibles, incluso en las peores circunstancias.

Este caso no solo es un ejemplo a seguir para otras comunidades, sino también un llamado a la acción para todos los sectores de la sociedad. La Casa de Auxilio demuestra que las instituciones pueden ser efectivas y transparentes

La historia de la Casa de Auxilio debería inspirar a los dirigentes actuales y futuros a repensar su rol y sus prioridades. Ante una crisis de representación tan profunda, el liderazgo de personas como Arturo Ter Akopian es un recordatorio de que la política puede y debe ser una herramienta para transformar la realidad, no para perpetuar privilegios.

Mientras la Casa de Auxilio sigue siendo un bastión de la salud en La Matanza, también se consolida como un símbolo de que, incluso en medio de las mayores adversidades, el compromiso colectivo puede construir un futuro mejor.

Es hora de que tomemos este ejemplo como guía y trabajemos juntos para replicar este modelo en cada rincón de nuestro país.

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