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Un informe detalla las torturas del régimen de Al Assad en Siria durante la guerra

El informe de la Comisión de la ONU desvela la profundidad de los crímenes, como torturas y tratos inhumanos, cometidos por el anterior gobierno durante la primera década de la guerra siria, los cuales han dejado traumas físicos y psicológicos duraderos, tanto para los supervivientes como para sus familias.

Alto Comisionado para los Derechos Humanos
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, visita la prisión de Sednaya, en las afueras de Damasco.

La Comisión de Investigación sobre Siria de la ONU ha detallado este lunes cómo el anterior gobierno sirio utilizó sistemáticamente la detención arbitraria, la tortura y las desapariciones forzadas para reprimir la disidencia.

El informe, Una red de agonía: Detención arbitraria, tortura y malos tratos en la República Árabe Siria, se basa en exhaustivas investigaciones desde el inicio del conflicto sirio, marzo de 2011 y diciembre de 2020, y describe la preocupante situación causada por el antiguo gobierno y las fuerzas progubernamentales.

“Esperamos que nuestras conclusiones de casi 14 años de investigaciones ayuden a poner fin a la impunidad de estos patrones de abusos”, expresó Paulo Sérgio Pinheiro, presidente de la Comisión.

Tras más de 2000 testimonios de testigos y más de 550 entrevistas con supervivientes de tortura, la Comisión  presenta un análisis de las violaciones de derechos humanos que han dejado un legado de trauma y sufrimiento para el pueblo sirio.

Crímenes de lesa humanidad

Desde 2011 los civiles sirios fueron objeto de detenciones arbitrarias, torturas y malos tratos. Así como desapariciones forzadas y violaciones conexas con el fin de sofocar la disidencia y la oposición al gobierno dirigido por el expresidente Bashar al-Ásad.

Estos actos constituyeron violaciones graves y generalizadas de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad y, desde la aparición del conflicto armado, violaciones del derecho internacional humanitario y crímenes de guerra.

Si bien el número total de muertes en los antiguos centros de detención del Gobierno sirio sigue sin confirmarse, el informe estima que se cuentan por decenas de miles.

Cambio radical

El derrocamiento del anterior gobierno y la liberación de los presos de sus cámaras de tortura marcan un cambio radical para los sirios, algo casi impensable hace apenas dos meses.

Nos encontramos en un momento crítico. El gobierno de transición y las futuras autoridades sirias pueden garantizar ahora que estos crímenes no se repitan jamás”, declaró Pinheiro.

A pesar del inicio de esta nueva etapa, la agonía persiste para decenas de miles de familias que no encontraron a sus familiares desaparecidos entre los presos liberados. El descubrimiento de más fosas comunes ha llevado a muchas familias a concluir lo peor.

Es necesario salvaguardar las pruebas

El informe subraya la urgente necesidad de tomar medidas decisivas para salvaguardar las pruebas, los archivos y los lugares del crimen, incluidas las fosas comunes, hasta que los expertos puedan examinarlos y, en caso necesario, llevar a cabo exhumaciones forenses.

“Para los sirios que no encontraron a sus seres queridos entre los liberados, estas pruebas, junto con los testimonios de los detenidos liberados, pueden ser su mejor esperanza para descubrir la verdad sobre los familiares desaparecidos”, declaró la comisaria Lynn Welchman.

El nuevo gobierno provisional le ha concedido a la Comisión el acceso a Siria por primera vez desde 2011, gracias a esto y a los supervivientes, que ya no temen represalias por ofrecer sus testimonios, se tiene previsto profundizar en sus investigaciones.

Welchman también expresó su elogio a las nuevas autoridades sirias “por su compromiso de proteger las fosas comunes y las evidencias, y alentamos a que se realicen nuevos esfuerzos, con el apoyo de la sociedad civil siria pertinente y de los actores internacionales”.

En diciembre y enero, dos equipos de la Comisión visitaron fosas comunes y antiguos centros de detención del Estado en la zona de Damasco, entre ellos la Primera Prisión Militar (Sednaya), la Subdivisión de Inteligencia Militar 235 (Palestina) y las Subdivisiones de Inteligencia de las Fuerzas Aéreas en Mezzeh y Harasta.

Donde comprobaron que, aunque gran parte de las pruebas y la documentación de los centros de detención habían sido quemadas o destruidas, aún quedaban importantes cantidades.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi (izquierda), visita la Oficina de Inmigración y Pasaportes en el paso fronterizo de Jdaidet Yabous, entre Líbano y Siria.
© UNHCR/Youssef Badawi

Detenciones generalizadas

La inmensa mayoría de los detenidos y encarcelados por las fuerzas progubernamentales eran hombres adultos pertenecientes a la población árabe suní. Sin embargo, también se detuvo a mujeres, niños y niñas, incluidos menores de diez años detenidos con sus madres, así como a personas de otros grupos étnicos y religiosos.

El personal médico y los socorristas, incluidos médicos, enfermeros, conductores de ambulancias y voluntarios médicos también fueron objeto de arrestos, ya que la prestación de tratamiento médico a personas que participaban en protestas antigubernamentales se describió sistemáticamente como motivo tanto de violencia física como de justificación de su detención.

Asimismo, el informe explica las detenciones generalizadas de defensores de los derechos humanos, periodistas, abogados y activistas pacíficos y desarmados por el único motivo de ejercer sus derechos a la libertad de expresión y de reunión pacífica.

Patrones de tortura

El documento  también revela los patrones de tortura y trato cruel, degradante e inhumano que las antiguas fuerzas del Estado infligieron a hombres, mujeres, niños y niñas detenidos.

Entre ellos se incluyen fuertes palizas, descargas eléctricas, quemaduras, arrancamiento de uñas, daños dentales, violaciones, abuso sexual, incluidas mutilaciones, posturas de estrés prolongadas, negligencia deliberada y denegación de atención médica, exacerbación de heridas y tortura psicológica.

Tanto supervivientes como testigos han descrito a la Comisión cómo se dejaba morir lentamente a los prisioneros que sufrían heridas de tortura, desnutrición, enfermedades y dolencias, o cómo se los llevaban para ejecutarlos.

Trato inhumanos

Además, las raciones de comida eran escasas o estaban contaminadas, faltaba agua potable y ropa suficiente, y el espacio era insuficiente incluso para tumbarse a dormir, en suelos fríos con sólo una manta como colchón. Los supervivientes también denunciaron la práctica de dejar los cadáveres en celdas comunes durante días.

Las minúsculas celdas de aislamiento de los sótanos, sin ventanas, seguían llenas de hedor y marcadas por un sufrimiento inimaginable cuando la Comisión inició sus primeras investigaciones in situ.

Traumas físicos y psicológicos

Las violaciones sufridas durante las detenciones han dejado traumas físicos y psicológicos duraderos, tanto para los supervivientes como para sus familias. Además del sufrimiento causado a aquellos cuyos familiares murieron durante la detención o desaparecieron tras ser detenidos.

El informe también expone cómo el sufrimiento causado por las diversas prácticas abusivas ha afectado a la capacidad de los supervivientes para reintegrarse en sus comunidades y restablecer relaciones sociales.

Las discapacidades causadas por la tortura sufrida durante la detención y la consiguiente pérdida de empleo y medios de subsistencia también aumentaron las dificultades económicas de las familias y obligaron a muchas a trasladarse a campos de desplazados internos o al extranjero.

Además, las limitaciones económicas dificultaron aún más la capacidad de los supervivientes para recibir la asistencia médica y la terapia traumatológica necesarias para su recuperación.

Condenas bajo crímenes de guerra

“Los casos presentados ante tribunales nacionales fuera de Siria, basándose en el principio de jurisdicción universal, han dado lugar a importantes condenas de autores de rango medio y bajo de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad”, declaró la comisaria Hanny Megally.

“Ahora esperamos ver iniciativas nacionales de justicia creíbles, en las que los supervivientes y las familias puedan desempeñar un papel central. Estamos dispuestos a ayudar junto con las asociaciones sirias de derechos humanos y familiares y nuestros socios de la ONU, incluidos el Mecanismo Internacional, Imparcial e Independiente (MIII) y la Institución Independiente sobre Personas Desaparecidas en la República Árabe Siria (IIMP)”, explicó Megally.

Perspectivas a largo plazo

Con el informe se espera lograr, a largo plazo, un futuro más respetuoso con los derechos en Siria.

También se busca asegurar que las familias conozcan la verdad sobre la suerte de sus seres queridos, y garantizar la rendición de cuentas por los crímenes y violaciones detallados en este informe, y que estas prácticas no resurjan en el nuevo capítulo hacia el que se embarca Siria.

 

Fuente:  https://news.un.org

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