Clásicos del rock nacional que suenan a jazz
La cantante argentina radicada en Miami Roxana Amed presenta “Todos los fuegos”, disco en el que adapta temas de Charly García, Luis Alberto Spinetta, Fito Páez y Gustavo Cerati. “Si no hacía música vinculada a la Argentina, me sentía mucho más desconsolada”, aseguró

Por Manuel Rodríguez | Todos los fuegos es el disco en el que la cantante argentina radicada en Miami Roxana Amed reversiona clásicos del rock nacional en formato de jazz. Con una carrera de más de 20 años en más de 10 trabajos discográficos, la cantante abordó canciones de distintas etapas de los repertorios de Charly García, Luis Alberto Spinetta, Fito Páez y Gustavo Cerati.
Con el pianista también argentino Leo Genovese como copiloto a cargo no sólo de sus instrumentos sino también de arreglos y de coautoría de Diamonds, la única pieza del disco de cosecha propia, Amed reunió a un seleccionado de músicos que tuvieron la tarea de reformular y aportar sus sonidos a temas icónicos del rock de factura argentina.
Así suenan el saxo y clarinete de Mark Small, músico reconocido por su labor junto a Michel Buble o George Benson y el bajo de Tim Lefebvre, quien grabó en Blackstar, el opus final de David Bowie y tocó junto a The Black Crowes. También el baterista Kenny Wollesen, el tecladista Martin Bejerano, el flautista Joseph Monticello, el guitarrista Aaron Lebos, y el percusionista Samuel Torres.
Las canciones escogidas fueron Salir de la melancolía, Cinema verité (ambas de Charly García en su etapa de Serú Girán), Ciudad de Corazones y Dejaste ver tu corazón (Fito Páez), La sed verdaera, Asilo en tu corazón y Vida siempre (Luis Alberto Spinetta del disco Artaud, Spinetta Jade y La la la junto a Fito Páez respectivamente), Corazón delator y Verbo carne (Gustavo Cerati con Soda Stereo y solista, respectivamente). A estos autores, Amed los denomina “los cuatro jinetes del Apocalipsis”.
En esta charle en Canal Abierto, Amed contó: “Vengo hace bastantes años tratando de ver cómo abordar el tema del rock argentino. Ya lo había hecho, pero con temas sueltos. Pero yo quería hacer un abordaje desde un lenguaje jazzístico, no solamente desde la cita de cantar determinada canción y las versiones que siempre fueron un poquito raras. Pero necesitaba que hubiera un trabajo un poco más consciente y en septiembre del año pasado, me dio un ataque y dije `vamos a hacer esto ahora, este es el momento´”.
“Entonces fui eligiendo cosas, fueron quedando otras afuera, seguí eligiendo y de pronto me encuentro con que me había quedado con estos cuatro. Sin duda, son las voces más poderosas del rock argentino como autores y como inauguradores de un sonido. O sea, sus bandas, sus distintos proyectos, incluso a lo largo de distintas décadas, han ido formateando la forma de escuchar música y la forma de hacer música de nosotros los músicos también”, reflexionó Amed.
“Tenía que buscar canciones que la gente conozca y de ahí llevarlos a otra sonoridad. También sonoramente siento que los hicimos fluir. Porque cuando te ponés a pensar, armónica o estructuralmente, es distinto Salir de la melancolía que Corazón delator. Son diferentes lenguajes, pero con esta unión de banda tocando y de músicos arreglando y de la voz mía cantándolos, siento que todo fluyó como si fueran contemporáneos o como si fueran lo que son, el gran legado de la música argentina”, contó respecto de las obras elegidas.
La actividad de Amed en Estados Unidos hizo que las obras de rock nacional seleccionadas para Todos los fuegos llegaran a los oídos de los músicos y técnicos que trabajaron en el disco. Al respecto, reveló que “excepto por Leo (Genovese), nadie sabía lo que era esto. Los ingenieros, los otros músicos, mis amigos, incluso a pesar de tocar conmigo hace 10 años, no conocían ni a Fito, ni a Spinetta, ni a Gustavo, ni nada. No habían escuchado estas canciones. Y los alucinó. Me dijeron, `¿Pero esto qué es?´ La referencia de rock para ellos no era igual. Había una mezcla de cosas, unas cosas medio alternativas”.
“También la poesía en castellano era completamente distinta de lo que para el norteamericano es música. Yo les hago traducciones a todos, les comparto y les cuento. Ellos tuvieron que apelar a su propia historia. Pensar que habían tocado tal cosa o tocar esto como si fuera tal cosa. Perfecto, esa era la idea”, acotó.
“La clave en cualquier producción -siguió describiendo-, tener el casting de gente justa. Si lo logro, no le tengo que estar explicando. Yo ya sé que el tipo, aunque no entienda esta música, va a traer su bagaje musical y eso es lo que va lo que va a sonar y eso es lo que una quiere. Eso pasó con Tim Lefebvre y pasó con el flautista, que es un flautista clásico que nunca había escuchado esta música, pero entendió perfecto lo que tenía que tocar”.
Respecto de la recepción del público norteamericano al encontrarse con estas obras, la cantante contó que “cuando voy a presentar un tema, dicen, `Bueno, vamos a escuchar un bolero o algo así´, vamos a escuchar no sé qué cosa.» Cuando me escuchan a cantar a Spinetta, a Atahualpa o al Cuchi y empezar a improvisar, ya se han ido entrenando”.
“Hay que hacer ese trabajo también. Yo creo que todos los músicos -por ahí el que hace pop no tiene tanta tarea-, tenemos que hacer este proceso de ir preparando nuestra audiencia, ayudándolos a que nos acompañen, a que disfruten de nuestra propia búsqueda. Así que lo vengo haciendo en Miami, pero no hay una escena tan diversa como en Nueva York o como en Buenos Aires”, agregó.
Con el disco ya disponible en plataformas, Amed empieza a recibir devoluciones, a las que se refirió de la siguiente manera: “cuando soltás algo, tenés que estar preparada para todo. Porque lo más importante es haberlo soltado. Pero estoy encontrando una hermosa recepción de la gente de distintas partes que me escribe y me hace buenos comentarios de lo que hice. Nadie se siente ofendido con las versiones de los clásicos. Eso me sigue dando coraje para armar la próxima etapa, que es venir a tocarlo a Buenos Aires”.
Acerca de la presentación en vivo en el país, la cantante adelanta que espera que ocurra pero es una instancia para la que habrá que esperar.
“Estoy en eso, imaginando un poquito en qué sala, a quién puedo traer de allá y a quiénes podría invitar de acá para que sea una fiesta de la que realmente todos puedan ser parte”.
Otro aspecto que rescató, es el peso que tiene tocar música argentina estando asentada en otro país. “Es hermoso. Es salvador. Porque yo no me fui para hacer música argentina. Me fui siempre buscando la fusión, el jazz, mi propio sonido, esas cosas que una trata de encontrar”, concluyó.
Entrevista: Manuel Rodríguez
Equipo audiovisual: Pablo Martínez Levy, Juan Alaimes y Ramiro Lorenzo.
Fuente: https://canalabierto.com.ar