De que se trata

“La salud del pueblo mapuche está unida a la del territorio”

La politóloga Verónica Azpiroz Cleñan estudia la relación entre la medicina mapuche, la biomedicina y las políticas públicas de salud. “El Estado necesitó desprestigiar a un pueblo para quebrar el liderazgo espiritual de los y las machis”, advierte en el día que comienza a celebrarse el Wiñoy Xipantu.

Redacción Canal Abierto | “La salud del pueblo mapuche está imbricada en la territorialidad y si el territorio está contaminado, está transgredido esto tiene una directa repercusión sobre la vida y el modo de reproducción de nuestro modo de vida”, explica en diálogo con Canal Abierto Verónica Azpiroz Cleñan, politóloga mapuche, miembro de la comunidad Epu Lafken de Los Toldos, provincia de Buenos Aires, quien se especializa en el estudio de la medicina tradicional de los pueblos originarios -con especial énfasis en el de su pueblo- y su relación con la biomedicina occidental y las políticas públicas de salud.

El 27 y 28 de mayo pasados participó de dos jornadas, una en la Universidad de Buenos Aires y otra en la Asociación de Medicina General de la Provincia de Buenos Aires (AMGBA) en La Plata, bajo el título “Sanar con el territorio: la medicina mapuche en diálogo con los saberes de la medicina moderna”.

La figura más conocida en la cultura popular cuando hablamos de medicina tradicional mapuche es la de la machi. “Una machi es una médica o un médico tradicional mapuche. El pueblo mapuche ha podido observar el territorio y entender lo que el territorio entrega para poder sanar y entregar alivio a los padecimientos”, explica Verónica. “El o la machi no tiene un sexo definido, lo puede encarnar cualquiera de los géneros. Esta persona es llamada, de niño o de niña, por las fuerzas que están en la naturaleza. Hay ciertas situaciones en las cuales es llamado; después de eso el niño o la niña se lo comunica a su familia, y esta decide acompañar ese proceso de formación o no”.

Si la familia acepta, “otros machis lo ayudan a formarse, a entender cómo tiene que leer lo que el territorio entrega y después concluye su consagración, la culminación de su formación en una ceremonia que se llama Machi Lugun, donde todas las comunidades y otros machis aseveran, dan asertividad a esa vocación y a esa capacidad de poder sanar”, explica la cientista política quien en su infancia sintió el llamado pero su familia, aún en un proceso de remapuchización, no asumió esta responsabilidad.

Las prácticas terapéuticas mapuches

“Como toda medicina, como toda cultura, la medicina tradicional mapuche tiene una materia médica, un modelo médico. Tiene recursos terapéuticos, tiene formas de diagnóstico y de entregar medicina que no tiene que ver solamente con las plantas, tiene que ver con la arcilla, el canto, la danza, la alimentación, los baños. Una multiplicidad de prácticas terapéuticas que dependen de lo que el territorio brinde.”

“Por ejemplo, para restablecer a personas que tienen alcoholismo suele utilizarse ralladura de estrella de mar. Alguien que vive en la llanura pampeana no podría utilizar ese recurso, pero sí podría utilizar arcilla para aplicar en la columna vertebral para que astrinja y baje el nivel de ansiedad.

Hay un tipo de práctica terapéutica que nosotros hacemos ahora que es el  aroftuwe huete: son baños de vapor y se utilizan plantas de nuestro territorio, la llanura pampeana, que son muy diferentes a las que van a usar en la zona pehuenche o en la zona del mar porque difiere la geografía, difiere la biodiversidad. Nosotros decimos el Itrofill Mongen (“todas las formas de vida”).”

La mirada eurocéntrica y la construcción de la “rareza”

“La construcción de la rareza o de lo satanizado, de la brujería, es una construcción que hizo el Estado Argentino a través de la Iglesia Católica porque era necesario desprestigiar a un pueblo con sus propios recursos terapéuticos para quebrar también el liderazgo espiritual que generalmente tienen los y las machis. La imposición de otro modelo médico, como es la biomedicina y la entronización del saber científico apagó la legitimidad que tenía y la eficacia clínica y simbólica, del ejercicio de la medicina tradicional mapuche.”

“El pueblo mapuche también tuvo estrategias de resguardo de ese conocimiento, de ese kimün, porque estaba en peligro por la persecución. Tuvo una acción de resguardo y de refugio de ese conocimiento para que no se extinguiera, para que no se perdiera”.

Remapuchización

El territorio mapuche, hasta las llamadas campañas de la Conquista del Desierto, se extendía desde el sur del Río Salado en la provincia de Buenos Aires hasta el norte de Chubut, tomando el sur de Córdoba, La Pampa, el sur de Mendoza, Neuquén y Río Negro. A este territorio se lo denomina Puelmapu (Puel, este) y al lado chileno, al oeste de la cordillera, Ngulumapu; a toda la extensión territorial se la llama Wallmapu. En esta frontera norte del Puelmapu se ubica la lof Epulafken, que debe su nombre a las dos lagunas, dos ojos de agua que había en la zona.

“En ese territorio se levantaron cinco lofs de entre 20 y 25 familias. Después de todo el proceso de despojo territorial, a partir de 1992 se da un proceso de remapuchización en Argentina. Mi comunidad se empieza a reconstruir a partir del eje de salud porque teníamos situaciones difíciles de salud al interior del lof y también porque cada territorio va hablando de lo que se necesita para levantarnos como mapuches, como reches, como gente antigua que tiene un conocimiento específico sobre ese territorio”.

“A partir del proceso de remapuchización empezó a ser más habitable decir que un hijo o una hija había tenido llamado de machi”.

Saberes

Verónica es candidata a doctora en Salud Colectiva en la Universidad Nacional de Lanús; becaria del CONICET; magíster en Salud Intercultural y docente en la Escuela de Gobierno en Salud del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. También integra el Tejido de Profesionales Indígenas y es autora de diversas publicaciones sobre autonomía, salud y derechos indígenas.

“Creo que el rol que tenemos nosotros y nosotras que hemos pasado por la universidad y que ejercemos nuestra práctica profesional desde nuestra propia identidad es poder narrar, es poder documentar, registrar, es poder investigar y mostrar los resultados que tiene la medicina mapuche. No porque nuestra gente no lo crea, sino porque creemos que la medicina mapuche es para la humanidad, no es solamente para el pueblo mapuche. La medicina mapuche viene a contarnos que hay que sostener algunos equilibrios entre la humanidad y el espacio donde habita, porque si ese equilibrio entre lo humano y la naturaleza no se sostiene, se empieza a resquebrajar el sistema mundo, el planeta. Nuestra medicina hace mucho hincapié en el cuidado del agua, de la semilla no transgénica  y, también, en el cuidado de lo vincular, de las personas entre sí”.

El enfoque de la medicina mapuche (lawentun)

“Una de las grandes diferencias que tiene la biomedicina con la medicina tradicional mapuche o lawentun es que la medicina mapuche es etiológicava a la causa del padecimiento o a la causa de la enfermedad. A la lawentun le interesa saber por qué hay un desequilibrio o si hubo una transgresión entre el cuerpo mental, el cuerpo emocional, el cuerpo físico o el padecimiento viene del cuerpo ancestral. Porque, si no entendemos la causa de ese padecimiento, la terapéutica va a ser errática.

En cambio, la biomedicina es sintomatológica, solamente le interesa el síntoma del cuerpo físico, no atiende los otros cuerpos porque hay una noción de cuerpo diferente. También fabrica un remedio, un fármaco que es estandarizado para todo cuerpo. Y no todos los cuerpos humanos responden de la misma manera al mismo medicamento.

Si te diagnostican una infección urinaria, seguramente te van a dar el mismo fármaco que a alguien de 15, que a alguien de 20, que a alguien de 50 y sin tomar en cuenta de dónde vive.

Otra gran diferencia es que cuando se hace el diagnóstico de la enfermedad o del padecimiento en el modelo médico mapuche actúan tres personas: el machi o el especialista, el Nien-Kutrán que es la persona que acompaña al que padece la enfermedad y la persona en cuestión.”

Los especialistas tradicionales mapuche son: el machi, el lawentufe (el que sabe de plantas) o lawentufe pelon (que puede mirar la enfermedad a partir de animales); la püñeñelchefe (la partera o comadrona que ayuda a parir y conoce todo lo que tenga que ver con la salud sexual y reproductiva, los ciclos de la luna, con la mujer); y el netamchefe (acomodador de huesos, trabaja con músculos y huesos y trabaja con el frío y el calor).

 

Fuente: https://canalabierto.com.ar

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