A pocos meses de volver a las urnas:
¿Hasta cuándo vamos a soportar tanto desprecio?

Por Juan Severo – Foro Matanzero
Estamos a un puñado de meses de asumir, una vez más, la enorme responsabilidad ciudadana de elegir a nuestros representantes legislativos a nivel Nacional, Provincial y Municipal. Es la esencia de la democracia: votar, participar, decidir. Pero mientras nos preparamos para este nuevo acto democrático, desde lo más alto del poder institucional se multiplica el odio, la descalificación y el desprecio hacia quienes piensan diferente.
El Presidente de la Nación, que debería ser el garante del respeto institucional y el primero en cumplir la Constitución, se ha convertido en el vocero oficial de los agravios. A médicos, docentes, periodistas, científicos, jubilados, artistas… todos han sido blanco de sus insultos. Nadie que ose contradecir su visión es salvado de su artillería verbal.
Esta vez, la agresión recayó sobre el diputado Nacional Esteban Paulón, del Partido Socialista. Un legislador elegido democráticamente por el pueblo, a quien el propio presidente y sus pandilleros mediáticos atacaron con una virulencia injustificable. La descalificación no fue sólo política; fue personal, cargada de insinuaciones ofensivas y falsas, como cuando uno de los principales laderos mediáticos del presidente —el tristemente célebre «Gordo Dany»— se burló de Paulón, de su condición sexual llegando incluso a referirse a él como pedófilo. Una bajeza absoluta.
¿Este es el debate que propone el oficialismo? ¿El agravio como argumento, la difamación como estrategia política? Mientras el país enfrenta una crisis económica y social profunda, desde la cima del poder se promueve el odio y la división como método de control.
Los argentinos merecemos otra cosa. Merecemos dirigentes que respeten, escuchen, debatan con altura. Que no recurran a la calumnia ni al show para encubrir su falta de respuestas.
El presidente puede tener diferencias con el socialismo, con el peronismo, con los radicales, con quien sea. Pero no puede, no debe, convertir a su adversario en enemigo ni convertir la política en una cloaca mediática. Porque cuando se pierde el respeto, se rompe el tejido democrático.
A los ciudadanos nos toca estar atentos. La democracia no se defiende sola. Se defiende en cada voto, sí, pero también en cada palabra que exigimos sea dicha con responsabilidad, en cada mentira que desenmascaramos, en cada acto de violencia que denunciamos.
Porque si callamos ahora, mañana puede ser demasiado tarde.
Foro Matanzero
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