Cuando más se desea la prosperidad y la paz es cuando no estamos viendo estas posibilidades en la realidad ni en el año entrante. Esto se relaciona con la justicia social, es decir, avanzar en la satisfacción de las necesidades básicas. Si bien a nivel psicológico e individual puede haber ciertas críticas a una escala de satisfacción, nadie puede autorrealizarse como persona única e irrepetible sin sus necesidades básicas cubiertas.

En este sentido, la figura del político es la que debe construir recursos para, posteriormente, poder administrarlos. Pero, si se considera al sujeto social como manipulable y violento, al cual hay que aislar, y las tareas indispensables son reductibles a una renta económica, se genera un contexto en que es muy difícil alcanzar la paz y la prosperidad.

En cambio, se propicia un enfrentamiento entre todos. La falta de un discurso de solidaridad atenta profundamente en la construcción social de la igualdad, porque se presentan subjetividades hacia las personas y, además, se termina decidiendo sobre ellos.

Es necesario analizar cómo se construye este contexto social, caracterizado por un momento en que difícilmente se pueda atender a la paz social, porque se instala la conflictividad, la denuncia, el anonimato y la categorización de personas como base de partida para desarrollar una construcción del lazo social.

*Psicólogo (MP 81.769)