¿Milei mira a Trump… pero gobierna al revés?

Opinión – Juan Severo
El gobierno argentino, con Javier Milei al mando, se declara admirador ferviente del Presidente estadounidense Donald Trump. Lo cita, lo reivindica, le copia el tono, e incluso le jura amor ideológico eterno. Sin embargo, cuando uno observa con detenimiento las políticas que impulsa, encuentra una contradicción insalvable: Milei aplica en Argentina lo contrario de lo que Trump hizo en Estados Unidos.
Mientras Trump cerraba fronteras, Milei las abre. Mientras en EE.UU. se protegía la industria nacional con altos aranceles de importación —muchos de ellos por encima del 50%— para cuidar a sus empresas y trabajadores, en Argentina se permite el ingreso irrestricto de productos extranjeros. El resultado es simple y brutal: una competencia desleal que liquida fábricas locales, encarece la producción nacional y deja a miles de trabajadores argentinos en la calle.
¿Dónde quedó el “viva la libertad carajo”? ¿Libertad para quién? ¿Para los grandes grupos importadores que traen productos con mano de obra extranjera y hacen caja, mientras nuestras PYMES se funden y nuestras economías regionales agonizan?
En medio de este contexto crítico, en estos días el gobierno debió devolver plazos fijos por el equivalente a 12 billones de pesos, y sólo logró recuperar unos 9 billones —es decir, perdió 3 billones en el camino— con una tasa altísima del 65% a 35 días. ¿Qué economía aguanta semejante nivel de deuda interna a corto plazo? ¿Cuál es la supuesta “eficiencia” del modelo libertario si todo indica que se está financiando el déficit con bicicletas financieras que devoran el futuro?
Pero como si eso no bastara, otro frente de tormenta se abre: el dólar. En pleno aumento, el gobierno señala a “dos bancos” como los responsables del sacudón financiero, pero omite dar sus nombres. Un clásico del manual del “enemigo invisible”. Mientras tanto, se nos dice que “el dólar sube pero no va a precios”. Pero ¿cómo no va a trasladarse a precios si el propio oficialismo declaró que el dólar puede fluctuar entre los $1.000 y los $1.400? Ahí está la clave: los formadores de precios ya se cubrieron con el techo de $1.400, y eso explica la tranquilidad de algunos sectores mientras el pueblo sufre.
En definitiva, el «carry trade» libertario sigue su rumbo, aunque el costo lo paga la mayoría. No hay protección, no hay industria, no hay previsión ni horizonte. Se celebra un modelo de afuera, pero se aplica su opuesto aquí adentro.
Y lo que es aún más preocupante: en nombre de un supuesto orden económico, se profundiza el caos social, la desocupación y la entrega.
¿Hasta cuándo vamos a aplaudir espejitos de colores? ¿Cuánto más vamos a tolerar esta incoherencia destructiva? Porque de eso se trata hoy: de entender que el problema no es el dólar, ni los bancos, ni los piquetes. El verdadero problema es un modelo económico que privilegia a unos pocos a costa del futuro de todos.
Foro Matanzero
Medio de comunicación popular y autogestivo