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Mientras al Gobierno le brotan escándalos de corrupción, el dólar se dispara y la oposición se reconfigura

Con la divisa rozando el techo, escándalos de criptomonedas, de valijas en aeropuertos y de contratos con empresarios, el Presidente reparte culpas y sueña con una reelección en 2027. Mientras, gobernadores y opositores enfocan la mira en septiembre y octubre.

Por Federico Chechele | Establecido en su segundo año de gobierno, la gestión de Javier Milei enfrenta una creciente ola de denuncias por corrupción, favoritismos y contrataciones irregulares, mientras el ajuste económico golpea con fuerza a los sectores más desprotegidos de la sociedad. Imposible no remontarse a un escenario con las mismas características como lo fue el menemismo: baja inflación a costa de recesión, desocupación, desmantelamiento del Estado, concentración de privilegios y un manto de sospechas que crece semana tras semana.

Mientras el oficialismo celebra cifras de desinflación y proclama una caída en la pobreza, la economía real muestra señales de profundo enfriamiento. La siderúrgica Acindar, por ejemplo, frenó el 85% de su producción en Santa Fe y suspendió a más de 500 trabajadores. Aunque desde el Ejecutivo aseguran que “hay 12 millones de pobres menos”, esos números no se ven reflejados ni en las calles ni en los bolsillos.

La tensión cambiaria volvió a poner límites a la narrativa oficial. En solo un día, el dólar oficial subió 55 pesos, a pesar del endurecimiento de tasas, las intervenciones en el mercado de futuros, la baja de retenciones y el anuncio de un nuevo desembolso del FMI. El jueves, en el streaming del bufón Alejandro Fantino, mientras Milei decía al pasar que sería reelegido presidente en el 2027 rodeado de todo el equipo económico, teorizaron, le echaron la culpa a la incertidumbre política –Milei incluso acusó a su vicepresidenta Victoria de Villarruel de la corrida cambiaria– pero siguieron minimizando las situación al grito “del dólar flota”, mientras escala la destrucción de los ingresos de los argentinos.

Esa misma gente, en estos primeros 600 días de gobierno usó al Estado para retribuir a los que manejan el capital financiero. En este tiempo se destinaron 64,5 billones de pesos al pago de intereses, lo que equivale al 8% del PBI anual. Es más: en lo que llevamos de año, ha destinado más a pago de intereses (34,8 billones) que a jubilaciones y pensiones (25,5 billones).

Allá a lo lejos, el sábado pasado en la Rural Milei anunció la baja de impuestos para los sectores más ricos del agro, mientras prometía vetar el aumento a los jubilados. La “revolución fiscal” libertaria se explica así: reducen retenciones al campo y eliminan impuestos a autos de lujo y a los Bienes Personales; y en paralelo, aumentan más de 110% el monotributo para trabajadores independientes, volvió el impuesto a las Ganancias sobre los salarios y eliminaron la exención del IVA para productos de la canasta básica.

Para sostener ese modelo económico, uno de los retrocesos que viene acentuando la Argentina drásticamente es la libertad de prensa. Cuando asumió Milei, el país se encontraba en el puesto 40º en el ranking mundial, en el primer año pasó al puesto 60º y hoy ya está en el puesto 87º, reflejo de la creciente hostilidad del Gobierno hacia medios críticos, recortes en medios públicos y discursos estigmatizantes.

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En medio de todo este desconcierto social y económico, la transparencia prometida se evapora entre escándalos cada vez más complejos, y los “outsiders” del poder resultaron ser parte de viejas estructuras. Las situaciones turbias se acumulan, se esconden y florecen, una tras otra.

Caso $LIBRA y Karina: La estafa por la criptomoneda que está bajo investigación en Estados Unidos cada vez salpica más al entorno presidencial. Aunque Karina Milei no está imputada, por primera vez fue mencionada por los abogados de la demanda colectiva como la funcionaria que autorizó el ingreso del operador financiero Hayden Davis a la Casa Rosada. La causa investiga una presunta “asociación ilícita empresarial” para manipular mercados y defraudar inversores, cuyo ejecutor fue el propio presidente Javier Milei desde sus redes sociales.

Contratos sin licitación y valijas sin control: Leonardo Scatturice, empresario con nexos con el asesor Santiago Caputo y el Partido Republicano de Estados Unidos, recibió un contrato de US$80 millones por parte de Educ.ar para renovar licencias Cisco. El proceso estuvo plagado de irregularidades con pagos adelantados, advertencias de la SIGEN desoídas y precios superiores a los contratados anteriormente. Además, un avión privado de su propiedad aterrizó en Aeroparque con valijas que no pasaron por controles aduaneros. Semanas después, Scatturice compró la mayoría accionaria de la aerolínea Flybondi.

Martín Menem y las empresas familiares: El presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, también fue denunciado penalmente por beneficiar a empresas vinculadas a su familia. Tech Security y su “firma sustituta”, Global Protection Service (GPS Group), ganaron contratos millonarios con el Estado, pese a no contar con antecedentes como proveedores. Una licitación directa de $3.900 millones del Banco Nación encendió las alarmas. La acusación incluye tráfico de influencias y violación de la ética pública.

Cúneo Libarona y la CIA: El ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona fue filmado en una reunión con el exagente de la CIA Tim Ballard acusado de abuso. En los videos, Cúneo Libarona le ofrece revisar la reforma del Código Penal antes de enviarla al Congreso y le promete “contactos en medios” para limpiar su imagen pública. Las grabaciones, hechas con cámara oculta en Nueva York, mantienen en silencio a la Casa Rosada.

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En medio del desgaste oficialista, cinco gobernadores  -Martín Llaryora (Córdoba), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Ignacio Torres (Chubut), Carlos Sadir (Jujuy) y Claudio Vidal (Santa Cruz)- lanzaron un nuevo frente electoral de cara a las elecciones de octubre, al margen de sus estructuras tradicionales (UCR, PJ y PRO). El espacio busca cosechar diputados y senadores e instalar un nuevo bloque legislativo que compita con La Libertad Avanza y Fuerza Patria, las dos principales coaliciones de cara a diciembre. El exgobernador Juan Schiaretti aparece como el candidato más visible para octubre.

¿A quién le sacará más votos? Estos mandatarios apoyaron a Milei en el balotaje y votaron a favor de la Ley Bases, aunque ahora intenten marcar distancia y capitalizar su peso territorial. Muchos de sus legisladores fueron parte de los “87 héroes” que blindaron el DNU de jubilaciones y otros proyectos clave por los que fueron agasajados con aquel recordado asado en la Quinta de Olivos. A partir de diciembre, cuando se reconfigure el Congreso, este nuevo espacio podría reducir considerablemente el margen de maniobra del oficialismo, o tenerlo a merced para recuperar fondos de sus provincias.

Mientras Fuerza Patria intenta enderezar una estructura que nació torcida  -con peleas internas, disputas por cargos, egos irresponsables y amagues de ruptura-, justo cuando la campaña parecía empezar a calmar las aguas, apareció Juan Grabois para cuestionar las negociaciones que llevan adelante Axel Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa, aduciendo que está excluido de la discusión sobre las listas nacionales y, por consiguiente, de su propia proyección hacia 2027.

Para ello, Grabois aseguró que es el dirigente que más mide en las encuestas, que más defendió a Cristina Kirchner y, fundamentalmente, se atrevió a aseverar que es el que más peleó contra el gobierno de Milei. Si la discusión del “peronómetro” es obsoleta, mucho más lo es balancear la legitimidad dentro del campo popular. Y aún más, pretender ubicarse en la vanguardia de la lucha contra las políticas de Milei. La casta del micrófono fácil.

Federico Chechele en X: @fedechechele

Fuente: https://canalabierto.com.ar

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