Sociedad

Ernestina Perrens: “Con la escritura entro en un modo de espera entre lo que conozco y lo que vislumbro desconocido”

La escritora presenta “Para salvar el latido”, su último libro en el que se cruzan la búsqueda del sentido de la vida, los incendios rurales, la ciudad y los esteros. Aquí, el origen de la historia, el oficio de contar y una certeza: “La lectura es un modo de vivir”.

Por Inés Hayes | “Violeta, una mujer que, desencaja con la vida en la ciudad, sale en busca de lo que podría anclarla en alguna parte. Las pérdidas afectivas, la soledad, la sensación de que todas las brújulas se han muerto, la deciden a arraigarse en un ambiente rural, parte de una herencia que carga como mochila”, escribe Marcelo Caruso en la contratapa del último libro de Ernestina PerrensPara salvar el latido (Paradiso). En esta entrevista con Canal Abierto, la escritora habla de la novela pero también de la zona geográfica donde transcurre, el Litoral, así como de sus orígenes y de su escritura.

-El libro nace en un momento de incendios y sequía en la zona del Litoral, una época abismal donde los animales se refugiaban dónde podían. Un yacaré en una pileta quizás haya sido la imagen disparadora y a partir de allí cómo sobrevivir a esta situación de incertidumbre y fragilidad.

-Corrientes forma parte de mi identidad. Parte de mis orígenes son de allí. Esta zona me desafía, me provoca y tiene una potencia narrativa muy fuerte. Los paisajes nos constituyen de alguna manera.

-La protagonista está en un momento de crisis, quizás por eso esa manera de narrar fragmentada. Tiene una mirada urbana, un cuerpo hecho de ciudad diría Martín Kohan, por eso no logra traducir los códigos de ese litoral profundo ni integrarse a la comunidad, pero se empeña en aferrarse a esa tierra y hace todo por salvar el latido de lo que puede rescatar en un momento de derrumbe.

-La lectura es un modo de vivir, de intentar entender el mundo, no puedo imaginarme sin leer. Con la escritura entro en un orden propio, un modo de espera entre lo que conozco y lo que vislumbro desconocido. Siempre a tientas. Hay años que me dedico a escribir, lo hago como un oficio, habito un mundo paralelo que pasa a primer plano, por eso siento una enorme sensación de duelo cuando termino.

-Ahora no estoy escribiendo, sólo bordo. Bordar me da un anclaje. Una especie de ritual íntimo, silencioso. Una manera de hacer donde mi cabeza descansa y algún tipo de trama me sostiene ahí. Juego con dibujos, palabras y colores de una manera libre.

-En mi casa no había libros. Los veranos iba a la casa de mi abuela donde siempre me encontraba con dos libros de la colección Billiken: La vida de Lincoln y La vida es sueño. Mis primeros amores creo que fueron Abraham Lincoln y el Hombre Nuclear, fantaseaba con los dos. Imagino que de La vida es sueño no entendía mucho, pero algo sucedía allí, intangible, que me atrapaba. Repetir la misma lectura cada verano como si fuera la primera vez me generaba mucha expectativa.

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