Politica

Elecciones legislativas: ¿Cómo seguimos?

Por Mercedes Cabezas

 

Sobran análisis, pero falta empatía y, mucho más aún, enamoramiento desde la oposición política que logre encontrar una figura capaz de sintetizar la esperanza de la gente.

Desde hace 20 años el peronismo no gana una elección legislativa a nivel nacional. Sin embargo, hay un dato a tener en cuenta: en estas elecciones, solo el 29% de las listas a Diputados y el 24% de las del Senado fueron encabezadas por mujeres. ¿Se perdió por eso? No lo creo, pero sí podemos afirmar que las mujeres y diversidades no estamos siendo representadas, y ahí hay una falta importante.

Desde ese lugar, no podemos hablar de una democracia completa, más amplia o participativa cuando no estamos presentes en los espacios de poder y de toma de decisiones. Y ojo: que haya mujeres en ciertos lugares no garantiza una perspectiva de género ni equidad en determinados temas, pero sí asegura un piso mínimo de representación.

De hecho, la salida de José Luis Espert por causas vinculadas al narcotráfico y su reemplazo por Diego Santilli fue rechazada por el juez Ramos Padilla, quien señaló que el lugar debía ser ocupado por Karen Reichart, fundamentándose en el artículo 60 bis del Código Electoral Nacional, que exige la alternancia de género en toda la lista. Según su interpretación, la vacancia en el primer puesto no altera esa intercalación y, por lo tanto, no habilita la aplicación del decreto reglamentario para modificar la cabeza de lista. Los argumentos fueron apelados y, finalmente, Santilli encabezó y ganó.

En este sentido, los medios de comunicación cumplen un rol fundamental. A la hora de entrevistar o generar contenido, tampoco dan espacio a voces de mujeres en la política. Incluso, quienes opinan sobre política en los grandes medios son, en su mayoría, varones. En campaña, la candidata que más tiempo de aire tuvo en los medios masivos fue Patricia Bullrich.

El ausentismo a la hora de elegir representantes también es otro indicador a observar. ¿Por qué se ha derrumbado tanto la participación? ¿Quiénes son los que decidieron no ejercer su derecho a votar? ¿Por qué no le dan importancia?

La Argentina tiene un pasado reciente de oscuridad y militancia: jóvenes que le pusieron el cuerpo a la dictadura más sangrienta de nuestro país, financiada ni más ni menos que por Estados Unidos. Sembraron la semilla del miedo y el terror que hoy sigue germinando. ¿O acaso hoy no nos faltan jóvenes militantes empáticos que se enamoren de un proyecto político que los integre, contenga y beneficie? Uno que les proponga futuro, certezas y herramientas.

¿Y el sindicalismo?

El amplio arco sindical, desde la asunción de Milei, se ha manifestado. Salvo algunos pocos sindicatos funcionales al poder, el movimiento ha dado muestras de su poder de fuego y organización, incluso con el desgaste y la insatisfacción —comprensibles— de muchos y muchas.

Sin embargo, muchos de nuestros compañeros y compañeras, tal vez porque no hemos alcanzado sus aspiraciones y porque estamos ante una economía destruida y dependiente directamente de Estados Unidos, han optado por votar a su propio verdugo.

Necesitamos más escucha y cercanía. Mayor empatía.

A no perder la esperanza. Ni vencedores ni vencidos, pero convencidos de que el compromiso, la entrega y la pluralidad son la base colectiva de un proyecto que valga la alegría… y la vida si fuera necesario.

 

Mercedes Cabezas, Secretaria General Adjunta ATE Nacional

 

Fuente: https://ate.org.ar

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