Economia

“Defender la CNEA es defender soberanía”

El ahogo presupuestario a la Comisión Nacional de Energía Atómica amenaza su continuidad y detuvo la construcción de dos reactores. Sus trabajadores advierten sobre la intervención de Estados Unidos y la avanzada de capitales locales sobre el sector.

Redacción Canal Abierto | La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) se encuentra frente a un panorama sombrío ante las decisiones del gobierno libertariano. La situación presupuestaria crítica pone al borde de la parálisis la construcción de dos proyectos emblemáticos del sector: el CAREM (en Lima, provincia de Buenos Aires) y el RA10 (en Ezeiza).

El presupuesto de la CNEA fue prorrogado de 2023 para 2024 e implica un “ahogo presupuestario total y absoluto. En la CNEA se ralentizaron casi hasta frenarse la construcción de los dos reactores que están en marcha, pero estamos viendo que no alcanza siquiera para pagar los servicios tercerizados que contrata el organismo. La semana pasada hubo un corte del servicio de transporte al Centro Atómico de Ezeiza y los 400, 500 trabajadores que trabajan allí no pudieron asistir, es un predio que está aislado al que no llega el transporte público. Hay problemas para pagar el servicio médico, la limpieza; vamos a tener problemas para pagar el suministro eléctrico, como pasa en las universidades”, sostiene Carolina Komar, investigadora y delegada de la Junta Interna de ATE en el organismo.

Según estiman, el presupuesto asignado a la CNEA alcanza para funcionar hasta mayo-junio.

“Este ajuste presupuestario es parte de un plan sistemático de un gobierno nacional que vino a destruir el Estado, y no tienen problema en decirlo porque para ellos ‘el Estado es una organización criminal’. Para nosotros es poder garantizar la salud de la población, es poder garantizar energía, garantizar el desarrollo científico y tecnológico”, sostiene Tomás Avallone, operador de reactores nucleares y asesor del Programa de Gestión de Residuos Radiactivos.

Los reactores CAREM-25 y RA-10

Argentina cuenta con tres centrales nucleares: Atucha I, Atucha II y Embalse Río Tercero. Están en etapa avanzada de construcción dos más: la Central Argentina de Elementos Modulares (CAREM-25) y el Reactor Argentino Multipropósito RA-10.

“Estos reactores representan una oportunidad única para la Argentina ya que nos permiten insertarnos en un mercado internacional muy importante como es el de los reactores modulares pequeños, como es el caso del CAREM. Somos el país con el proyecto de estas características más avanzado en el mundo y exportar un reactor de estos puede representar un ingreso para el país de más de 4000 millones de dólares. El RA-10 es un reactor multipropósito, no produce energía eléctrica, está orientado a otros fines como la salud. Este proyecto puede representar más de 90 millones de dólares al año de ingresos genuinos para el Estado; nos permite insertarnos en el mercado de radioisótopos de uso médico”, explica Avallone.

En el caso del CAREM hay una iniciativa directa del gobierno yanqui de venir a frenar un proyecto que les compite. Somos muy competitivos para la industria estadounidense y en este caso estamos más avanzados que ellos y eso no es algo grato para ellos”.

“Pero también tenemos empresarios nacionales que están trabajando para privatizar parte del sector nuclear y quedarse con la parte económicamente “competitiva” del sector, que puede ser la operación de las centrales o Dioxitek, que es la empresa que produce dióxido de uranio (el combustible de los reactores nucleares). Vienen a quedarse con parte de la inversión pública de los últimos 70 años”, destaca el técnico nuclear.

La situación laboral

“No tuvimos despidos pero los salarios están congelados y cuesta mucho llegar a fin de mes, entonces muchos de nuestros trabajadores emigran hacia el sector privado”, explica Komar.

“Ante esta situación compleja que estamos viviendo podemos tener una fuga de trabajadoras y trabajadores. La industria nuclear es una industria de mentes brillantes que son necesarias en el desarrollo de cualquier industria, nuestra competencia en términos de trabajadores es todo el mercado nacional e internacional”, refiere Avallone. “Cada trabajador formado que perdés te cuesta un montón de años recuperarlo”, completa su compañera.

“No hay un sector nuclear privado, lo que hay es un ecosistema nuclear impulsado por el Estado. Sin el Estado no hay sector nuclear posible en todos los países del mundo”.

“Vemos con preocupación la posibilidad de privatización de empresas asociadas al sector nuclear. Un sector tan delicado como el nuclear, en lo que es generación de energía y con los controles que tiene que tener, apuntado a sólo generar ganancias es peligroso porque se relajan controles para favorecer el negocio”, advierte la investigadora.

Entrevista: Leo Vázquez

 

Fuente: https://canalabierto.com.ar

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