En primera instancia, como cada universidad nacional, el presupuesto de la UNLaM tiene dos orígenes, es decir, el dinero que gira el Gobierno nacional a partir del presupuesto aprobado por el Congreso y, por otro lado, los recursos propios que puede generar a partir de las actividades, cursos de extensión y programas. Por lo tanto y como no se votó el presupuesto 2024, esta Casa de Altos Estudios está funcionando, desde el inicio de este año, en base al presupuesto 2023, que fue aprobado en noviembre de 2022, con la devaluación que implica la inflación del país. A su vez, el 90 por ciento de los fondos girados son para el pago de sueldos y el diez restante para los gastos de funcionamiento.

En este sentido y en sintonía con lo que apremia al sistema nacional, las partidas cada vez alcanzan para menos, razón por la cual la UNLaM está haciendo un gran esfuerzo para sostener los servicios como seguridad, limpieza, mantenimiento, jardinería y pagar las boletas ded los servicios públicos que vienen con fuertes aumentos y como ejemplo la última factura de luz fue de 45 millones de pesos.

Paralelamente y como fuente principal para garantizar el camino a la excelencia en la educación y la investigación que procura desde sus inicios, las y los docentes y nodocentes universitarios sufrieron una fuerte caída del poder adquisitivo y reclaman una recomposición salarial para mantener un salario digno ya que son quienes forman a las y los profesionales del futuro.

Ante semejante apremio, todo lo concretado en sus casi 35 años de vida y lo proyectado para colaborar con un futuro mejor está en riesgo ya que, de continuar esta situación, peligra el inicio del segundo cuatrimestre.

Finalmente, por la UNLaM y por todas las instituciones educativas argentinas que brindan oportunidades de progreso en todos los rincones del país, este martes 23 de abril tendrá lugar la Marcha Federal Universitaria hasta Plaza de Mayo para defender la universidad pública y  defender el futuro.