Cultura

Además de una serie de Netflix, “El Eternauta” es Memoria, Verdad y Justicia

La familia Oesterheld fue aniquilada por el aparato genocida de la última dictadura cívico militar. El autor y sus cuatro hijas aún permanecen desaparecidos y dos de sus nietos son buscados por Abuelas de Plaza de Mayo.

Por Manuel Rodríguez | “No hay ninguna nevada… También yo recuerdo ahora todo. Esto es peor… ¡¡Mucho Peor!!”. El año es 1976 y en las viñetas de la segunda parte de El Eternauta los vaticinios de Juan Salvo parecen exceder las situaciones que ocurrirán en las páginas de la revista Skorpio, producto de la imaginación de Héctor Germán Oesterheld y los dibujos de Francisco Solano López.

Viñetas de la segunda parte de el eternauta, aparecida en 1976

No es descabellado pensar que las malas premoniciones fueran del propio Oesterheld y se refirieran al oscuro período en el que ingresaba el país, con seres mucho más sinestros que cualquier manoello o gurbo.

Si en la primera parte, hoy adaptada por Bruno Stagnaro para Netflix, Oesterheld aparece como un simple testigo cuya acción se limita a escuchar y luego contar el relato de Salvo, en la segunda será un protagonista que compartirá con él , codo a codo, la lucha contra el plan imperialista de los ellos y por la liberación de los humanos. Este cambio es el que vivió el autor en la vida real: de un intelectual humanista con preocupaciones políticas a un militante de Montoneros.

Oesterheld no vería el final de la historia. Fue secuestrado en abril de 1977 en la ciudad de La Plata y, por testimonios aportados a la CONADEP, se sabe que pasó por El Vesubio, El Embudo y Campo de Mayo, centros de exterminio de la última dictadura.

Pero la saña del genocidio no se saciaría con el creador de El Eternauta. También sus cuatro hijas fueron secuestradas. Dos de ellas, antes que su padre. Dos de ellas, con embarazos en curso. Al igual que él, ellas militaban en Montoneros.

La primera en desaparecer fue Beatriz, que entonces contaba con 20 años. El suceso tuvo lugar el 19 de junio de 1976, en Martínez. Bajó del tren en la estación de esa localidad y nunca llegó a la Villa El Sauce. Su cuerpo apareció sin vida el 2 de julio del mismo año en otra localidad cercana, Bancalari.

La siguiente fue Diana, de 22 años. Fue secuestrada en Tucumán, donde vivía. La misma suerte corrió su compañero, Raúl Araldi. Ambos tenían un hijo de un año, Fernando, que fue recuperado por la familia paterna. Pero al momento de su desaparición, Diana cursaba un embarazo de seis meses. Testimonios aseguran que dio a luz tras ser trasladada desde la provincia del norte a Campo de Mayo.

Diana, Marina, Beatriz y Estela Oesterheld junto a su madre, Elsa Sánchez de Oesterheld y sus hijos, Martín y Fernando Oesterheld

Siete meses después de la desaparición de su padre, en noviembre de 1977 Marina también desapareció. Fue vista con vida por última vez en la zona sur del Gran Buenos Aires. Era la hermana menor, que al momento de su secuestro tenía 20 años y estaba embarazada de 8 meses. Con lo que son dos los nietos de Oesterhled cuya identidad continúa desaparecida*.

La última fue la mayor de las Oesterheld. Estela tenía 25 años y fue secuestrada en diciembre de 1977 en Longchamps.

Antes de que se produjeran las desapariciones, tanto Héctor como sus hijas estaban en la clandestinidad. En esos momentos, un operativo del Ejército visitó a Elsa Sánchez, esposa del creador de El Eternauta, en su casa de Beccar, San Isidro. La carta de anunciación fue una balacera descomunal. Al ser recibidos por Elsa, la interrogaron acerca de las actividades políticas de su marido. También sobre si el origen era judío. Antes de irse, se llevaron una foto de Oesterheld. Esta situación empujó a Elsa a abandonar la casa.

Viñetas de la segunda parte de el eternauta, aparecida en 1976

Como si las narraciones que creó no alcanzaran, la historia personal de la familia Oesterheld revalorizó su figura una vez recuperada la democracia.

La primera denuncia de la desaparición del autor con alcance masivo fue hecha hasta por sus propios personajes. En octubre de 1983, la revista Feriado Nacional, que fue un desprendimiento peronista de la revista Humor, publicó un afiche ilustrado por Félix Saborido en el que todas las creaciones de Oesterheld marchan por Avenida de Mayo con una pancarta que pregunta “¿Dónde está Oesterheld?”.

ilustración de félix saborido para la revista feriado nacional, 1983

Ya en este siglo, Elsa Sánchez de Oesterhled junto al dibujante Francisco Solano López idearon el premio El Eternauta, destinado a reconocer a personalidades por su aporte a la lucha por los derechos humanos. Sus muertes dejaron trunco el proyecto.

la casa de los oesterheld, inmortalizada en la primer viñeta de el eternauta, hoy es un sitio de memoria

La casa de Béccar que fue baleada, la misma que había sido inmortalizada en la viñeta inicial de El Eternauta, es hoy un sitio por la memoria. En ese chalet, ubicado en Rivadavia y Ayacucho, San Isidro, se cocieron muchas historias que conmovieron a generaciones a través de las revistas de historietas. Pero también la historia atravesó a quienes vivieron en la morada en la que le tocó aparecer a Juan Salvo en su viaje por la eternidad.

Es una historia que no ha concluido, ya que hay dos identidades que forman parte de los más de 300 nietos cuya búsqueda seguirá adelante* por todos los continum por los que sea necesario.

*Si naciste entre 1975 y 1983, tenés dudas sobre tu identidad o creés que podés ser hijo o hija de desaparecidos, comunicate con Abuelas de Plaza de Mayo.

 

 

Fuente: https://canalabierto.com.ar

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