Aulas sin tecnología: presentaron un proyecto para prohibir el uso de celulares en las primarias bonaerenses
“La supervisión de los adultos es fundamental, nos parece importante iniciar un debate” señaló su autor, el senador Emmanuel González Santalla, a El1.
En los últimos días, el senador provincial del bloque Unión por la Patria Emmanuel González Santalla presentó un proyecto en la Legislatura bonaerense para prohibir a los alumos el uso de los celulares en las escuelas primarias. La iniciativa apunta a “mejorar la calidad educativa, fomentar el juego entre pares y reducir los efectos negativos del uso excesivo de pantallas en las infancias”.
En comunicación con El1, González Santalla explicó y analizó los alcances de la iniciativa. “En el proyecto planteamos prohibir el uso del teléfono celular en las escuelas primarias de la provincia de Buenos Aires, salvo que los docentes lo requieran para uso pedagógico. Nos parece que hay que dar este paso y tenemos que empezar a trabajar sobre el uso responsable de la tecnología digital, porque es un problema que está afectando en el mundo, sobre todo después de la pandemia, cuando comenzó a utilizarse mucho más”, comenzó el legislador.
“Nos parece importante poder iniciar un debate y es el Estado el que tiene la responsabilidad de empezar a discutirlo, más allá de la responsabilidad que hay en las familias a la hora de poner el celular en la mano de un pibe o de una piba. La intención de que el proyecto empiece a debatirse en comisiones en el Senado de la provincia de Buenos Aires en los próximos días tiene que ver con poder convocar a todas las voces de la comunidad educativa de la provincia de Buenos Aires a dar su opinión, su mirada”, continuó.
“Nosotros, obviamente, lo hemos consultado previamente con pediatras, docentes, con psicólogos infantiles, sobre los riesgos y los resultados que ha tenido no solo en el aprendizaje, sino también en la vida cotidiana de los pibes y de las pibas, el uso del celular y de los dispositivos digitales en general”, enfatizó.
Asimismo, el legislador reconoció el uso del celular en las aulas. “Es una herramienta válida en distintos sentidos, por ejemplo para personas con discapacidad, a quienes les permite tener mayor accesibilidad por medio de la tecnología. En educación, también para aquellos lugares donde las distancias son demasiado grandes. No estamos descartándola, nos parece que incluso cuando el docente lo plantea para uso pedagógico es necesario”.
Desventajas y peligros
Más allá de las diferencias entre Argentina y otras naciones, el senador marcó que este tipo de normas ya empezaron a aplicarse en varios países europeos. “Vivimos en una sociedad que, obviamente, tiene características distintas a otros países en el mundo que han avanzado en la prohibición total del uso del celular en escuelas primarias y secundarias respecto a los teléfonos celulares, como Reino Unido, Francia o Italia. Incluso, en Estados Unidos se está discutiendo en algunos estados para que los menores de 16 años directamente no puedan tener redes sociales”, destacó.
“En nuestro país hay cuestiones, por ejemplo la inseguridad, donde el chico con el celular le puede decir a la mamá que llegó bien a la escuela, o viceversa. Esto hace que los pibes necesiten tener esa herramienta. Pero sí nos parece que hay que empezar a limitarla. El año pasado, la UNESCO emitió su informe global de monitoreo de la educación, donde por primera vez se pueden monitorear los resultados de la aplicación de la tecnología en la educación, y los resultados son alarmantes: no solo fue negativo el impacto en el aprendizaje, sino que también es negativo en cuestiones físicas y de salud mental, por ejemplo problemas posturales, de sedentarismo, obesidad, trastornos alimenticios, miopía, distintos problemas oculares, problemas auditivos y de salud mental, trastornos de ansiedad, depresión. Cuando uno empieza a estudiar el tema y a hablar con los especialistas, se da cuenta de que es necesario poner un freno y poder evaluar nuevamente cómo se aplica esa tecnología en la educación”, insistió.
“Estamos reemplazando el juego entre pares, la interacción humana, por el juego en línea. Y muchas veces son juegos violentos, donde el objetivo es, por ejemplo, eliminar al enemigo. Entonces nos parece que hay que poder escuchar a quienes saben, pero también a los pibes y a las consecuencias que tienen. Paso algunos datos: hoy, entre los pibes de siete y 16 años, el 81 por ciento tiene teléfonos celulares y representan cerca del 30 por ciento del mercado de telefonía inteligente en la Argentina”, graficó.
“Los especialistas también nos dicen que a partir de los 16 años recién los pibes inician una etapa de madurez tecnológica. ¿Qué quiere decir esto? Que a veces nos confundimos y creemos que porque los pibes manejan bien la tablet o el celular se pueden manejar solos y les damos los aparatos. Esto es de una enorme irresponsabilidad porque que sepa manejar el aparato no quiere decir que esté preparado para discenir los riesgos y los peligros que esto trae. La supervisión de los adultos es fundamental y trabajar en un uso responsable es urgente”, enfatizó.
“La educación no es solamente incorporar conocimiento. La educación tiene que ver con preparar a los pibes para vivir y desarrollarse en comunidad. Cuando les ponemos un aparato en la mano los estamos aislando, individualizando. Y esto no quiere decir que no puedan acceder a la tecnología. Nosotros bregamos siempre por achicar la brecha digital en Argentina y eso es uno de los ejemplos que nos dimos, por ejemplo, con el programa Conectar Igualdad. Pero me parece que tenemos que poder trabajar también sobre los riesgos que tienen, sobre todo, en las infancias”, concluyó.