Internacional

Ayer en Bolivia hubo elecciones. Evo Morales apenas pudo acercarse a un 20% a través del voto nulo.

Aquí, capítulo de "Un mundo sin hombres-censura, persecución, cárcel y muerte en tiempos de terrorismo feminista", en el que se puede apreciar cómo se desgastó la figura de Morales, más allá de sus propios errores.

Por Carlos Balmaceda , sociólogo y dramaturgo argentino. 🇦🇷

 

RITA

El feminismo, un movimiento reaccionario y colonial, que actúa bajo ropaje progresista, ofrece, por esta misma dualidad, permanentes contradicciones.

Cuando Evo Morales sea derrocado por un golpe de estado en Bolivia, la antropóloga y estrella feminista Rita Segato, concluirá que “cayó por su propio peso, por un vacío de poder que se genera por sus muchos errores y excesos», entre los que listará «la agresión verbal, física, psicológica, moral a las mujeres, una agresión política que delata la voluntad de poder”.

Si lo personal es político, los trapitos privados de Evo Morales podrán exhibirse, sin piedad, al sol de lo público; entonces, cuando alguna vez le pregunten cómo imagina su retiro y responda «con mi charango, con mi coca y con mi quinceañera”, la jauría se le echará al cuello, reflotará sus palabras para justificar el golpe y se valdrá del sesgo feminista para interpretarlo.

Para evaluar la caída de Morales, Segato no saldrá de la agenda imperial con la que, desde los noventa, Occidente domestica la rebeldía en la periferia: que quiso construir la autopista de Tipnis en plena selva sin consultar a las comunidades indígenas, que al combatir los incendios forestales en Chiquitanía, se pareció a Bolsonaro en el Amazonas; en definitiva, la buena de Rita no sale del universo temático que baja desde el Norte: feminismo, indigenismo y ecologismo.

Ya señalamos que el capital impuso -y la izquierda aceptó gustosa-, suplir la lucha de clases por estos escarceos parciales y distractivos; Segato, discípula destacada del imperio, sostiene entonces que a lo largo de su presidencia Evo Morales «actuó como sindicalista, antes que como aymará». Quien representa a los trabajadores, como se ve, está un escalón abajo de aquel que representa una identidad originaria.

EL HIJO QUE NO FUE
Morales fue desplazado del gobierno en 2019. Tres años antes, una insidiosa campaña de prensa no solo le atribuyó un hijo, sino un estupro, que habría cometido en perjuicio de Gabriela Zapata, la presunta madre del niño. La CNN fue clave en la creación de esta fake news, con la que se insistió incluso después de su caída; el documental «El cartel de la mentira» registra minuciosamente cómo se tramó esta operación.

Posteriormente sobrevendrían nuevas acusaciones, como las efectuadas por la referente feminista María Galindo, de la ONG «Mujeres creando», que paradójicamente coincidirá con los ataques de la derecha que desaloja a Morales del gobierno. Galindo denuncia un «estupro continuado» durante su presidencia como «parte de su ejercicio y exhibición de poder», cuando presuntamente somete a una «serie de jóvenes provenientes de los movimientos campesinos e indígenas».

Todas estas denuncias incluirían la «violación» de una menor con la que habría tenido un hijo.

Como sus dichos no aportan datos, nombres ni fechas, es imposible saber si está hablando de su vínculo con Gabriela Zapata.

La activista considera a Morales un «depredador», denunciado por su organización durante años.

La vaguedad de sus acusaciones es risible: «de otra joven teníamos fotos y relatos, pero Morales huyó y se la llevó como accesorio político, tenemos un certificado de nacimiento producto de las relaciones con la menor, pero la víctima desapareció».

«Mujeres creando» fue fundada en 1992 y se define como anarquista. Por su ideología y por sus intervenciones artísticas, resulta similar al grupo ruso «Pussy Riot».

No mencionan sus fuentes de financiación, sin embargo, se vinculan estrechamente con el Hemispheric Institute, que recibe aportes de las fundaciones Ford, Henry Luce, Mellon, Nathan Cummings y Rockefeller.

Morales encontrará refugio en Argentina luego de su derrocamiento y aquí también será denunciado, pero por derecha: Yamil Santoro y Patricia Bullrich lo acusarán de abuso sexual de menores y trata de personas durante su estancia en el país; sin embargo, un juzgado de primera instancia archiva la causa, hasta que la Cámara Federal la reabre en 2024, en coincidencia con los expedientes que se empiezan a mover desde el Altiplano. Santoro afirma que Morales recibió «niñas como obsequios» entregadas por presuntos seguidores.

La ultraizquierdista María Galindo, financiada de manera indirecta por la Fundación Ford, coincide entonces en un movimiento de pinzas judicial con la ministra de Seguridad de Macri y de Milei, conocida agente de la CIA y del sionismo. No debería asombrarnos.

PUSSY RIOT
En 2012 hace su numerito en la catedral de Moscú el colectivo punk liderado por María Alyokhina y Nadezhda Tolokonnikova; cuarenta segundos de capuchas, música y monigotadas contra la opresión del «dictador» Vladimir Putin. Les propinan dos años en cana por la blasfemia pero a cambio se convierten en celebridades globales. Madonna, aquella feminista y pertinaz sionista que gusta de sacarse fotos con el genocida Benjamin Netanyahu, las bendice; de hecho, una oenegé de alto vuelo las reúne en un concierto: Amnesty International. Sí, la misma que auspicia cada conferencia de prensa de Thelma Fardín nos ayuda a unir los puntos que las conectan y a definir la figura detrás del dibujo.

El año del show es 2014, cuando las Pussy Riot transparentan un poco más sus posiciones políticas, coincidiendo con el grupo Femen en su apoyo al golpe de estado conocido como Euromaidán, en Ucrania; de hecho, Evgenia Krayzman, una de las referentes de Femen, colectivo especializado en performances y desnudos, posa frente a la Casa de los Sindicatos en Odessa, en el momento en que 42 ciudadanos son asesinados a las puertas de ese lugar.

Más tarde, en su derrotero rebelde, las Pussy, imbuídas de fervor por la causa ucraniana, acercan sus posiciones al neonazi Batallón Azov, y, no conformes con eso, apoyan al golpista venezolano Leopoldo López. Al año siguiente se reúnen con los Clinton y entonces consiguen su foto con nuestra reconocida genocida Hillary.

En 2017, María se pone de novia con un tal Dimitry «Enteo» Tsorionov, un conocido homófobo que lidera el grupo de extrema derecha «Descomunización» que se define como «anticomunista», «antisoviético», «anarco-capitalista» y «liberal de derecha». Pese a las aparentes diferencias, María y Dimitry comparten su pasión por acabar con todo vestigio de la Unión Soviética, su repudio al totalitarismo comunista, y, por si no lo notaron, coinciden tanto en el anarquismo como en su fervor por el capitalismo, lo que se transparenta en el apoyo de la joven al Euromaidán, y su adhesión a Hillary y López.

Durante 2019, un grupo feminista las opaca, se trata de LasTesis, unas chilenas que en medio de las protestas que se suceden en el país trasandino, lanzarán al mundo el hit «Un violador en tu camino». Inorgánica y caótica, aquella revuelta finalmente no encarna en un cambio revolucionario, pero desborda las calles por un reclamo material y concreto: el aumento de 30 pesos en el boleto del metro.

Los ojos del mundo se posan entonces sobre Chile y lo que podría anunciar un cambio de régimen, hasta que la performance de LasTesis irrumpe en las calles y se lleva todas las miradas.

Desplazado el conato clasista, el show de género queda en el centro de la escena: «Un violador en tu camino» se escucha en inglés, turco, francés, y los medios occidentales se relamen con las repeticiones de aquella rima elemental y machacona.

Para 2020, Las Pussy Riot hacen una convocatoria mundial, y las chilenas serán las invitadas de honor. Esta vez protestarán contra la brutalidad policial; de esta manera las trasandinas se asocian con las rusas, que apoyan el genocidio en el Donbass, se abrazan con la sionista Madonna, y con la asesina de lesa humanidad Hillary Clinton.

Para que nuestro dibujo de puntos nos deje una figura más nítida, hay que agregar que la letra de «El violador eres tú», tal como se conoció popularmente, está inspirada en el trabajo teórico de la inefable Rita Segato.

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