“BRAZIL EN GUERRA CON EL NARCO/ ¿MUCHOS SE PREGUNTAN QUE ES EL COMANDO MARCO-TERRORISTA VERMELHO? Y ¿CUAL ES SU PODER EN LAS FABELAS DE BRASIL?”.

Por Daniel Ariza. Analista Política Internacional.
El Comando Vermelho (CV) es el grupo criminal más antiguo de Brasil y actualmente tiene nexos tanto en Paraguay como en Bolivia. Cuando nacieron se dedicaban a delitos menores, pero con el tiempo fueron incursionando también en asaltos, secuestros y, principalmente, en el tráfico de estupefacientes.
Casi 50 años de historia —y una dictadura militar en medio— separan la creación del Comando Vermelho de este sangriento día en Río de Janeiro. Allá por los años 1969, los presos políticos se mezclaron con los presos comunes en el Instituto Penal Cândido Mendes, en Isla Grande, a más de 100 kilómetros de la capital.
Hasta entonces, con poca o ninguna educación formal, los reclusos más antiguos, la mayoría encarcelados por atracos a bancos, desconocían sus derechos. Los aprendieron al convivir con los presos políticos, en su mayoría hijos de la clase media, que comenzaron a mediar en las negociaciones en busca de mejores condiciones.
«El Comando Vermelho nace en el interior de las prisiones, en el corazón del Estado. En la convivencia con las personas detenidas por la Ley de Seguridad Nacional. Inicialmente, se llamaba Falange da Segurança Nacional. Luego pasó a llamarse Falange Vermelha. Y, años más tarde, la prensa lo bautizó como Comando Vermelho», explica la socióloga Carolina Grillo, de la UFF.(«Vermelho» en español significa «rojo»).

Con el tiempo, el grupo se extendió extramuros y a partir de ahí comenzaron a cometer toda clase de delitos con el fin de propiciar de dinero a los miembros que seguían presos. La segunda misión de los que habían recuperado la libertad, en tanto, era reclutar nuevos integrantes.
Así fue como la organización empezó a tomar una envergadura tal que se expandió hacia otras cárceles del país y durante la década del 80 fueron vistos con buenos ojos por carteles colombianos en pleno auge del comercio de la cocaína; la delincuencia común se alío con los antiguos guerrilleros, con relación directa con las FAR y otras organizaciones de la región.
No es que los presos políticos de izquierda se organizaran. Ambos tenían algo en común: el robo a bancos. Estos delitos se consideraban de seguridad nacional porque los grupos de resistencia a la dictadura robaban bancos para financiar la resistencia política.
Así que pasó a tener un estatus especial en la legislación, lo que hacía que los atracadores de bancos convencionales fueran a Isla Grande», añade Jacqueline Muniz, del Instituto de Estudios Comparados en Administración de Conflictos del Departamento de Seguridad Pública.
Uno de sus principales fundadores fue William da Silva Lima, alias el Profesor. En su libro «400 x 1: una historia del Comando Vermelho», Lima cuenta que el grupo surgió para organizar el espacio carcelario, con la creación de reglas de convivencia.
Cuando se promulgó la Ley de Amnistía, en 1979, los presos políticos fueron liberados, mientras que los demás permanecieron allí. La lucha por la justicia social dentro de la prisión perdió fuerza sin los antiguos compañeros de celda.
Los miembros de la Falange Vermelha se reorganizaron entonces de otras maneras. En 1980 comenzaron las fugas: más de 100 reclusos lograron escapar de la prisión, para desesperación de los banqueros. Con el dinero de los asaltos a bancos, el Comando Rojo invirtió en otro negocio: la venta de cocaína.
«En ese momento, en la década de 1980, Colombia se convierte en productora de cocaína. Y eso provoca cambios en las rutas internacionales del tráfico. Brasil se convierte en un puesto intermedio en la ruta hacia Europa, como lo es hasta hoy», dice Grillo.
Con el comercio ilegal, los miembros del Comando Vermelho tuvieron que proteger sus mercancías de los intentos de robo de otros grupos. «No puedes ir a la comisaría y presentar una denuncia porque te han robado la droga.
La posibilidad de garantizar la posesión, a diferencia de la propiedad privada legal, de la que uno posee una factura o título de propiedad, en el crimen se requiere armamento para garantizar los acuerdos, garantizar la posesión de la economía ilícita», afirma Muniz.
«Había disidencias y rivalidades, disputas territoriales. Y quienes se benefician son los comerciantes de armas y los policías que también comenzaron a suministrar armas. Esto creó en la propia policía una demanda para armarse más fuertemente para hacer frente al tráfico armado», añade Grillo.
En la década de 1990, los índices de violencia alcanzaron los peores picos de la historia de Río de Janeiro. En 1994, hubo 64,8 homicidios por cada 100 mil habitantes. Para tener una idea, actualmente, este índice es de 24,3 muertes en el estado.
En un intento por debilitar al Comando Vermelho, el gobierno trasladó a sus líderes a diferentes cárceles. El efecto fue el contrario: el Comando Vermelho transmitió sus ideales a otros reclusos y ganó aún más fuerza hasta convertirse en la principal organización criminal de Río de Janeiro.
Ese nuevo negocio a su vez generó nuevas misiones y a partir de ahí el CV se dedicó también a crear pandillas para apoderarse de territorios para la venta de drogas y su actividad se extendió en distintas localidades de Brasil para después ampliar sus tentáculos a países limítrofes.
En la actualidad, los lazos del CV se dejaron ver fácilmente en Paraguay e incluso hasta uno de sus presuntos miembros tiene una investigación abierta en Argentina. Marcelo “Piloto” Pinheiro, por ejemplo. Hasta 2017 era uno de los narcotraficantes más buscados de Brasil, donde en su momento fue calificado como el segundo de los jefes del CV.
Si bien su zona operativa era Pedro Juan Caballero, el peligroso sujeto finalmente fue detenido en la vecina localidad de Encarnación. Luego de ello, estuvo preso y mató a una joven para retrasar su extradición, aunque no lo logró y desde 2018 está en manos brasileñas de nuevo.
Piloto incluso tiene una vinculación con Misiones. Se trata de una joven misionera que cayó en febrero de 2019 en el Aeropuerto de Puerto Iguazú. Era una mula que llevaba éxtasis a Europa y en su celular tenía conexiones con el criminal brasileño.
En Argentina, en tanto, el investigado es Marino Divaldo Pinto Brum (53), apodado Maestro, Popeye, Patrón o Max. El hombre es considerado como uno de los narcos y lavadores más grandes de Brasil, a quien también le atribuyen vínculos con el CV.
El diario La Nación consignó que su detención se concretó en 2017 en territorio vecino, pero la Justicia argentina pidió que se lo juzgue por una causa local. Es que acá se sospecha que era el hombre detrás de la estancia narco con pista de aterrizaje incluida que funcionaba en Santo Tomé (Corrientes) para traficar cocaína y que fue desbaratada en 2013 en el marco del operativo Ciervo Blanco.
Este 29 octubre 2025, en la capital de Brasil, Rio de Janeiro la muerte se apodero de las calles, de dos favelas a raíz de un megaoperativo policial contra el Comando Vermelho que dejó un saldo de más de 134 muertos.
El caos comenzó el martes en la zona norte de la ciudad brasileña, entre los complejos de Penha y Alemão, escenario central de la operación, y se extendió por toda la capital carioca; los comercios cerraron antes de tiempo, el metro estaba abarrotado y en las paradas de autobús los pasajeros se deseaban suerte unos a otros en sus intentos por volver sanos a sus hogares.
La operación policial genero uno de los enfrentamiento más violentos de la historia de Río de Janeiro, las fuerzas de seguridad tenían como objetivo cumplir 100 órdenes de arresto e impedir el avance territorial del Comando Vermelho, la organización criminal más antigua del estado.( Pero también se advierte el crecimiento de otras organizaciones paralelas relacionadas con ex miembros de fuerzas de seguridad y militares)
Entre los más de 134 muertos hay cuatro policías. Más de 100 armas de fuego fueron incautadas entre las que habría fusiles FAL que pertenecieron al Ejército argentino y hubo 81detenidos. Se asignaron 2.500 agentes de las fuerzas de seguridad de Río de Janeiro a la operación.
En los últimos años, la facción ha vuelto a expandir su dominio. Según el Mapa de Grupos Armados —una colaboración entre el Instituto Fuego Cruzado, el Grupo de Estudios de Nuevas Ilegalidades (GENI) y la Universidad Federal Fluminense (UFF)—, el Comando Vermelho fue la única organización criminal que amplió su control territorial en el estado, mientras que todas las demás perdieron terreno.
Algunos testigos aseguraron que: «Vieron cuerpos sin cabeza, cuerpos completamente desfigurados»; si bien se detuvo a algunos de los cabecillas algunos lograron fugarse, talel caso de «Doca», el número 2 de Comando Vermelho que burló la operación policial más grande y mortífera en la historia de Brasil
Entre 2022 y 2023, la organización aumentó en un 8,4% las áreas bajo su control y recuperó el liderazgo perdido frente a las milicias en años anteriores. Con ello, pasó a representar el 51,9% de las áreas dominadas por grupos armados en la Región Metropolitana de Río.
«El Comando Vermelho funciona como una franquicia. Hay varios dueños de los barrios marginales. Ninguno manda más ni menos, es una sociedad. Eso es lo que permitió al Comando Vermelho crecer a nivel nacional», afirma el periodista Rafael Soares, autor del libro «Milicianos: cómo agentes formados para combatir el crimen pasaron a matar al servicio del mismo».
Esta ideología de facción permitió que los jefes de otros estados, inicialmente, se convirtieran en socios comerciales de sus facciones», agrega.
«Un hito histórico en la nacionalización del PCC [Primer Comando de la Capital] y del Comando Vermelho fueron las prisiones federales. Esta ‘brillante’ idea del gobierno federal de trasladar a los grandes líderes del PCC y del CV a prisiones federales todos juntos propicio las negociaciones y alianzas estratégicas.
La expansión del Comando Vermelho exigió nuevas inversiones. El tráfico de drogas sigue siendo el centro de sus actividades, sobre todo con el dominio de zonas fronterizas, como la Amazonia, donde la facción y el PCC amplían sus rutas.
Pero las ganancias ya no provienen solo de las drogas. Según un estudio del Foro Brasileño de Seguridad Pública, el crimen organizado movió, en 2022, alrededor de US$273.300 millones en mercados ilegales de oro, combustibles, bebidas y tabaco.
También ha cambiado la forma de abastecimiento de armamento. Hasta hace unos años, los traficantes se armaban básicamente de dos maneras: mediante ventas ilegales procedentes de Paraguay o mediante desvíos de las propias fuerzas de seguridad nacional.
Hoy en día, existen formas de montar tu propia arma y empresas ilegales capaces de producirlas a gran escala.»Son fábricas con equipos de última generación, máquinas muy caras, que cuestan hasta medio millón de reales (US$93.300).
Son impresoras 3D, que trabajan con metal y entregan piezas terminadas. Al ser máquinas industriales, producen a gran escala», explica Bruno Langeani, consultor del Instituto Sou da Paz.
En agosto, la Policía Federal encontró una fábrica clandestina de montaje de armas en Rio das Pedras, en la zona oeste de Río, e incautó cuatro impresoras 3D. Esta no es la única nueva tecnología adoptada por el crimen organizado. El martes, el Comando Vermelho demostró su poderío armamentístico utilizando drones que lanzaban explosivos durante los enfrentamientos.
Otro punto destacado por Langeani es la facilidad para encontrar piezas para el montaje de estas armas. Con las políticas de flexibilización de las normas de control de armas durante los años del gobierno de Jair Bolsonaro, se produjo una explosión de fábricas en este sector.
Los datos muestran que las operaciones policiales más costosas y violentas del estado no han logrado los resultados esperados. Mientras el Comando Vermelho avanza sobre el territorio de Río de Janeiro, es precisamente en las zonas bajo su dominio donde la policía actúa con mayor intensidad y donde se multiplican los enfrentamientos.
Según el Mapa de Grupos Armados, la probabilidad de que un territorio dominado por el tráfico registre enfrentamientos es 3,71 veces mayor que en las zonas controladas por las milicias. En casi el 60% de las zonas donde se producen enfrentamientos hay participación policial.
«No veo una relación directa entre la actuación del gobierno para desmovilizar ni a las milicias ni al tráfico. No vemos el retroceso de una zona que, una vez ocupada, vuelve al Estado», dice Terine Husek, director de investigación del Instituto Fuego Cruzado.
*Este crudo panorama deja entrever, que el estado mira con impotencia lo que pasa en las favelas, donde las bandas manejan la realidad diaria y donde el narco maneja, el entramado social, con cierta complicidad de funcionarios políticos y policiales, que permiten las actividades de las organizaciones, mientras que una vez más las unidades carcelarias, pasan a ser oficinas de los patrones, que manejan desde sus instalaciones las finanzas del delito.
Esta realidad hace prever que Argentina tiene que profundizar su trabajo, para evitar que esta situación se traslade en pleno a nuestro territorio, existiendo ya indicios claros del crecimiento del narco de este lado de la frontera..
				


