Con la inversión en picada, Trump en duda y un RIGI que no arranca, Milei recula y va “de mangueo” a China
Con las reservas en caída y un Occidente capitalista reacio a aportar los US$ 22 mil millones necesarios para los próximos vencimientos de deuda, el gigante asiático pasó de ser una “dictadura comunista y asesina” a “socio muy interesante”. El viaje presidencial a Beijing.
Redacción Canal Abierto | Luego de una semana movida por desastrosos índices de pobreza e indigencia (52,9% y 18,1%, respectivamente) y el acto libertario “a lo casta” en Parque Lezama, este domingo Telefé emitió la entrevista que días atrás grabaron Susana Giménez y Javier Milei.
Salvo por la caída en el rating (como ya había sucedido en la presentación del Presupuesto 2025) con el correr de los 22 minutos que duró la nota, esta dejó poco para el análisis: el Presidente de la Nación habló de sus perros, dijo estar enamorado de Yuyito, tuvo un curioso furcio cuando contó que era “profundamente monógamo” y le rogó a la diva que le presente a Messi.
Sí destacó un intercambio respecto a la política exterior del Gobierno. “¿Cómo se lleva con China?”, lanzó de la nada una Susana que hizo poco esfuerzo por ocultar la pregunta pautada con el equipo presidencial.
Enfrente, la respuesta fue aún menos natural: “Ah! Eso es interesante”. A partir de entonces, Milei no ahorró en loas para el gigante asiático: “yo me sorprendí muy gratamente con China”.
Luego contó que tras reunirse con el embajador chino en Argentina, “al otro día nos destrabó el swap”, y confirmó que viajará a ese país en enero.
Hacia el final del tema y ante el pedido de Susana para que consiga los taxis drone que se utilizan en Beijing, el Presidente bromeó: “Si voy de mangueo, mangueo más”.
Aunque curioso, no resulta sorprendente el giro diplomático de un Gobierno alineado a ultranza con Washington, enemigo geopolítico y comercial de China.
Es que, con las reservas en caída y un Occidente capitalista reacio a aportar los US$ 22 mil millones necesarios para los vencimientos de deuda de 2024 y 2025, el gigante asiático dejó de ser una “dictadura comunista y asesina” y ahora es visto como un aliado o potencial financista para la Argentina.
Sobre todo, en un contexto en el que las multinacionales no paran su éxodo y con ellas, sus dólares: la última fue el BBVA, pero la antecedieron el gigante Procter& Gamble (P&G), que en marzo decidió venderle sus marcas Ariel y Magistral al grupo local Dreamco; y Gillette, Pantene, Head & Shoulders, Oral-B, Pampers y Always a Newsan, del empresario pesquero Rubén Cherñajovsky, dueño también de electrónicas en Tierra del Fuego.
Ese mismo mes, el gigante estadounidense The Clorox Company, dueño de las marcas Ayudín y Poett entre otras, también anunció que vendía el 100% de las acciones de Clorox Argentina. Además, el local Grupo Datco adquirió las filiales argentina y chilena de Xerox, la empresa de impresoras estadounidense. En junio, el mismo grupo compró al mayorista colombiano Internexa.
A todo esto, tampoco el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) termina de arrancar ni atraer la prometida lluvia de dólares. De hecho, la que podía convertirse en inversión ícono de esta era, la planta de GNL de Petronas -anunciada antes de la llegada de Milei, pero capitalizada por el actual oficialismo- pareciera haber entrado en un limbo.
Otro signo de alarma se decidirá en las próximas semanas: la posible derrota del candidato republicano Donald Trump, el aliado natural que La Libertad Avanza aguardaba con ansias para detrabar fondos frescos vía Fondo Monetario Internacional.
Hasta ahora, sólo el blanqueo de capitales le ha permitido al Gobierno sostener las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA). De todas formas, estamos hablando de depósitos de privados que ingresan por única vez al sistema (es decir, que aun otorgando algún grado de estabilidad y sustentabilidad al sistema, no son de libre disponibilidad para el pago de vencimientos de deuda).