Por: Karen Ramirez
En el corazón de Ramos Mejía, un bastión del pensamiento colectivo y el compromiso social sigue brillando con más de un siglo de historia: la Casa de Auxilio de Ramos Mejía. Fundada en 1.917, esta institución ha sido testigo y partícipe de los cambios sociales y económicos que han marcado el desarrollo de la localidad. Su trayectoria se entrelaza con un espíritu de comunidad y colaboración que nos recuerda el pasado de otros íconos de la provincia, como el Club Juventud Unida de Llavallol.
Este club, fundado en 1.940 que inspiró a la creación de la película “Luna de Avellaneda” comenzó como un modesto punto de encuentro para los jóvenes del barrio. En su época de esplendor, el club se convirtió en un contenedor social, un espacio de reunión que trascendía las barreras de clase y fomentaba un fuerte sentido de pertenencia.
El proceso que se vivió en los 90 donde la sociedad se retiró, donde lo comunitario desapareció por el Dios Mercado, como hoy quieren revivirlo, nos recuerda que la Casa de Auxilio no escapó de ese proceso, donde su propio auditor externo recomendaba la propia quiebra.
Cuando llegamos a la Casa de Auxilio, la encontramos igual que dicho Club. Hoy, después de 30 años, donde hay más de 5.000 instituciones de salud privadas que están al borde de la quiebra, donde las prepagas expulsan gente y la salud pública está colapsada, nosotros damos buenas noticias y estamos creciendo.
No decimos este auto elogio para que quede allí, lo decimos porque si siendo tan poquitos los que empujamos de esta institución, imagínense si en esta construcción colectiva fuéramos muchos más.
La Casa de Auxilio va contra la marea, contra el individualismo y el Dios del Mercado. Así que vecinos; acérquense a conocerla y usarla, ACÉRQUENSE A LA CONSTRUCCIÓN COMUNITARIA, acérquense a SER PARTE
¡Los esperamos!
