El cambio de AFIP a ARCA (Agencia de Recaudación y Control Aduanero) establece que el organismo empieza a depender del Ministerio de Economía y que tendrá dos áreas fiscales: la fiscal y la aduanera. La parte de seguridad social quedará dentro de la parte impositiva. Algunas personas creen que ya no tendrán que pagar impuestos, el IVA o la cuota del monotributo. Pero sí: hay que continuar pagando los impuestos en las fechas de vencimiento que corresponden. El organismo, como tal, seguirá cumpliendo la misma función.

Esto es un cambio de estructura, de la forma jerárquica de la agencia de recaudación. Es decir, cambia el funcionamiento interno. Esto afecta al personal de planta. Hoy, la AFIP cuenta con 21.000 empleados, es una súper estructura para las tareas de la AFIP, por lo que se estableció el recorte de unos 3.000 empleados que no habrían entrado en la forma tradicional o por concurso. Se trata de los últimos ingresos de 2023. Los empleados de carrera y con más conocimiento técnico en el área tributaria continuarán.

Puede llegar a haber retiros voluntarios, jubilaciones anticipadas y personas que se reubicarán en otras áreas. La AFIP ha recibido personal de otras áreas del Estado cuando fueron las AFJP, en su momento. Hoy, se tiene que pensar bien en la estructura que se tiene.

El personal de la AFIP está con incertidumbre porque no sabe cómo continuará esto. Ya se advirtió por apagones en el organismo, con caídas de la página web. Estos apagones van a continuar durante las próximas semanas. La tarea del contador es compleja porque hay que cumplir los vencimientos en este contexto.

En principio, todo continúa igual. Se pueden pagar los impuestos a través de la forma tradicional. Seguramente, luego, habrá una ampliación de plazos si no se pudieron concretar los pagos por esta inconsistencia del sistema. Se debería poder operar bien y con paciencia en los momentos en que la página no funciona, algo entendible por el contexto.

Ley Bases y presión tributaria

La Ley Bases, que se aprobó en julio, contempla medidas paliativas para temas fiscales, con cambios en Ganancias y Bienes Personales, con un blanqueo. Pero esto no es una reforma tributaria, sino un analgésico a algunas situaciones que se intentaron emparchar y dar un marco de continuidad. La gran reforma es el próximo paso: se tienen que sentar todos los agentes, sector público, sector privado, emprendedores y PyMEs, y ver qué es lo que se quiere.

Hoy, en Argentina, la presión tributaria es muy alta, pero sobre la economía formal. Y la economía informal es muy alta. Por eso, más allá de poner el foco en la reducción del gasto público por los agentes, estaría bueno algo vinculado al desafío de salir a buscar a los que están en la informalidad y que no tienen sus ingresos declarados. Ahí es donde hay que apuntar.

*Abogado tributarista