Develan mecanismos de las respuestas del cerebro ante el estrés
Un grupo de trabajo del IBioBA CONICET-Max Planck identificó el rol que una molécula del cerebro tiene sobre la conducta emocional. Se trata de un hallazgo crucial ya que aporta claves para la comprensión de trastornos psiquiátricos cuyas bases patológicas aún no se conocen tanto.
Centro de operaciones para el cuerpo, inspiración ilimitada para poetas y artistas y una de las máquinas más complejas de la naturaleza, el cerebro humano guarda, todavía, muchos misterios en torno a su funcionamiento. Y ahí andan, investigadores de todo el espectro de las neurociencias, intentando develar qué secretos se esconden detrás de sus mecanismos y su estructura a escala microscópica –y más pequeña también-.
Ahora, el grupo de Neurobiología Molecular del Instituto de Investigación en Biomedicina de Buenos Aires (IBioBA- CONICET- Partner Institute of the Max Planck Society) pudo identificar el rol que una molécula en particular, llamada circTulp4, tiene sobre la conducta emocional. Se trata de un estudio clave, ya que aún se desconocen los mecanismos moleculares que dan lugar a este tipo de trastornos y en una enorme proporción, afirman los expertos, los pacientes responden pobremente o incluso son resistentes a la medicación existente.
En el paper, publicado en la revista Science Advances, pudieron observar que esta molécula, un tipo de ARN circular presente de manera abundante en el sistema nervioso, funciona como un promotor de la neurotransmisión sináptica, es decir la base de la comunicación entre neuronas.
“Hace algunos años, nuestro grupo contribuyó en un estudio liderado por un colega de Berlín a la identificación de una enorme cantidad de ARN circulares en el cerebro. En aquel estudio, encontramos que circTulp4 es uno de los ARNs circulares más abundantes en el cerebro, y que, incluso, está presente en las sinapsis mismas, que son compartimientos especializados que median la comunicación entre neuronas. Por esas características, su abundancia y su localización estratégica, decidimos elegirlo para explorar su función”, puntualiza a la Agencia CTyS-UNLaM Damián Refojo, jefe del grupo de investigación y, además, director del IBioBA CONICET-Max Planck.
En un contexto de alta incidencia de los trastornos de ansiedad, amplía Refojo, el descubrimiento marca el potencial de los ARN circulares como actores relevantes en la regulación de conductas complejas. Además, aporta claves para la comprensión de trastornos psiquiátricos cuyas bases patológicas aún no se conocen tanto, lo que impide, por el momento, tener mejores herramientas terapéuticas.
Respuestas sobredimensionadas ante el estrés
Que algo resulte estresante, explican los investigadores, implica que sea percibido como peligroso. Usualmente, estos eventos o situaciones amenazantes disparan la puesta en marcha de una respuesta de estrés. Y, si bien esta respuesta adaptativa es beneficiosa para las personas que la experimentan, dado que prepara al organismo para escapar o enfrentar dichos peligros, en algunos casos estos procesos se disparan de manera sobredimensionada en magnitud o tiempo, o se dispara frente a estímulos que no representan un verdadero peligro.
“Hoy en día, en nuestra vida cotidiana estamos sometidos a un sinnúmero de situaciones estresantes, de modo que aquellas personas que tienen respuestas de estrés sobredimensionadas de manera sostenida están más predispuestos a desarrollar diferentes trastornos psiquiátricos como la depresión o los trastornos de ansiedad”, remarca Sebastián Giusti, doctor en Ciencias Biológicas y parte del equipo de trabajo, en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM.
En la investigación, cuenta Giusti, desarrollaron ratones genéticamente modificados para eliminar la presencia de esta molécula, el circTulp4. “Estudiando estos ratones, encontramos que circTulp4 regula la sensibilidad de los circuitos cerebrales que procesan la respuesta al estrés- detalla el investigador del CONICET-. En otras palabras, circTulp4 permite hacer una ‘sintonía fina’ de la respuesta, para que no se ejecute cuando los estímulos no son lo suficientemente intensos como para representar un peligro para el animal. Esta es la primera vez, de esta forma, que se demuestra que un ARN circular participa de la regulación de la respuesta al estrés”.