Disparidad en la aplicación de sanciones: ¿Bengalas en el fútbol, sí o no?
La reciente sanción a los clubes River Plate y Racing por el uso de bengalas en sus estadios vuelve a poner sobre la mesa una problemática que parece carecer de una respuesta uniforme y equitativa. En el caso de River, cuya hinchada hizo uso de pirotecnia en su estadio de CABA, la pena consistió en la suspensión de una tribuna. Sin embargo, Racing, que protagonizó una situación similar en su estadio en la provincia de Buenos Aires, recibió una sanción mucho más severa. Un mes completo sin acceso para sus hinchas. Ambos clubes han apelado las sanciones, pero el interrogante sigue latente. ¿Está prohibido o no el uso de bengalas en los eventos deportivos? ¿Y por qué las sanciones parecen tan desiguales?
La doble vara con que se aplica estas penas desconcierta tanto a la dirigencia de los clubes como a sus hinchas, quienes ven la disparidad de medidas de sanciones como una muestra de la falta de criterios claros y uniformes. El socio que paga su cuota, en su mayoría ajeno a estos incidentes, termina pagando las consecuencias, viéndose privado de asistir a un evento por decisiones de unos pocos. Este escenario, además, abre una reflexión necesaria sobre la seguridad en los estadios y el verdadero riesgo que representa.
Para quienes recordamos la tragedia de Cromañón, en la que muchas muertes fueron consecuencia de la asfixia provocada por el humo, ver la cancha invadida por una nube densa de bengalas no solo despierta incomodidad, sino también una legítima preocupación. Padres y madres que llevan a sus hijos al estadio se ven expuestos a la inhalación
Los organismos de seguridad, así como la dirigencia de cada club, tienen la responsabilidad de definir criterios claros y homogéneos. No puede haber un reglamento distinto para CABA y otro para provincia. Y, sobre todo, no puede normalizarse que sanciones dispares castiguen de forma injusta a las masas societarias por la conducta de algunos. Es momento de dejar de lado las sanciones aleatorias y establecer pautas que se cumplan para todos, sin excepciones, y que prioricen la seguridad de quienes asisten.