El Cordobazo dibujado

Por Gladys Stagno | Ian Debiase estudió Letras pero su método de expresión no es la narrativa, sino la historieta. El guión y la ilustración de historietas, un género del que se valió para contar la historia (ilustrada) sobre el hecho más emblemático del movimiento obrero-estudiantil argentino del Siglo XX: el Cordobazo.

En once capítulos autoconclusivos,La Rebelión, historias del Cordobazo (Hotel de las Ideas) narra los pasos previos a aquella movilización del 29 de mayo de 1969 que frenó el ajuste voraz de Adalbert Krieger Vasena, ministro de Economía de Juan Carlos Onganía, y propició la caída del gobierno dictatorial entero. Historias protagonizadas por héroes anónimos, que llevaron a cabo estrategias tan ingeniosas como efectivas. Puntos de vista individuales para narrar, entrelazados, el hecho colectivo.

55 años después, la novela gráfica que acaba de ver la luz contiene relatos que tienen puntos de contacto con una realidad nacional atravesada por la presidencia de  Javier Milei, pero que Debiase podía anticipar cuando la craneó. “El proyecto arranca a finales de 2020, no era el contexto social ni político que estamos viviendo hoy. Es muy llamativo cómo la situación política y económica en Argentina se empezó a parecer en muchos aspectos al contexto en el que se dio el Cordobazo. El  plan de ajuste de Milei es muy parecido y hay muchos puntos de coincidencia con el Onganiato”, cuenta.

¿Por qué contar esta historia?

—Siempre sentí un interés, una atracción y una admiración por el Cordobazo y por quienes lo llevaron adelante. La idea de este libro se fue dando de a poco. Yo venía trabajando en otro proyecto que no tenía nada que ver con esto, pero un personaje de ese texto había estado en el Cordobazo. Y al investigar para poder desarrollar ese personaje me encontré con ciertas características que me fueron fascinando, al punto de decidirme a pensar un libro enteramente sobre el Cordobazo.

Los capítulos de La Rebelión, historias del Cordobazo narran historias sobre la organización más que sobre el hecho en sí, ¿por qué te detuviste ahí?

—Puntualmente, lo que me convocó fueron los preparativos y las estrategias que llevaron adelante esos días los obreros y los estudiantes. Fueron el gancho, porque es algo que no termina de estar contado en los relatos sobre la época.

Con el libro intento remarcar que hubo planificación, que hubo intención. No de los desmanes, pero sí de demostrar que no se iban a amedrentar si la policía, y el Ejército después, les quería impedir el acto. Hay que recordar que el Cordobazo empezó con una huelga general que tenía por objetivo hacer abandono de los puestos de trabajo, una marcha y un acto multitudinario en el centro de Córdoba, enfrente de lo que era la CGT. Toda la planificación estuvo puesta en relación a que sabían que la policía iba a tratar de impedir el paso de las columnas, que iba a reprimir e iban a tratar de que el acto no se hiciera.  Cuando empecé a ver en detalle cómo fue llevado adelante, cómo se planificó, me empecé a encontrar con un montón de estrategias que son muy curiosas y muy ingeniosas, que son lo central en la novela.

¿Cuáles fueron esas estrategias?

—Son algunos datos de color que exploré. Porque en los libros encontrás que juntaron gatos para soltar y dispersar a los perros policiales. A mí me interesaba rastrear quién los juntó, cómo, qué sintieron, cómo se planeó. Lo mismo con los rulemanes: desarmaron rulemanes los días anteriores para tirar las bolitas para que se resbalen los caballos de la Policía Montada. Yo quise contar cómo fue, quién los llevó. Y así con cada una de las estrategias.

Al final del libro están las fuentes y la bibliografía que utilizaste en tu investigación y son un montón.

—Fue un laburo de campo que duró un poco más de dos años y que empezó con bibliografía en 2021, que todavía había pandemia y no estaba la posibilidad de que yo viajara. La primera etapa fue más de estudio: libros, artículos periodísticos, crónicas,  películas documentales, muchísimas entrevistas. Iba contrastando y armando una especie de mapa. Y la última etapa de la investigación, al final de 2022 y durante 2023, empecé a viajar a Córdoba, a visitar archivos, recorrer los lugares y entrevisté a trece personas, muchos de ellos familiares de (el secretario general de Smata, Elpidio) Torres, (el titular de la UTA, Atilio) López, y de (el referente de Luz y Fuerza, Agustín) Tosco. Cubrí las tres familias. El resto de las entrevistas fueron a protagonistas del Cordobazo y a la historiadora Mónica Gordillo, que es una eminencia sobre el tema. Todos me recibieron muy bien. Hay mucho interés genuino en que se hable sobre el Cordobazo y que se difunda. Además, lo que yo iba a hacer era una ficción, porque son once episodios basados en hechos reales pero los personajes son ficticios, los diálogos son ficticios, y  también eso sorprendía.

¿Hay otras experiencias de ficción sobre este hecho histórico?

—Encontré un radioteatro, pero hay muchísimo menos que de otros eventos históricos de Argentina.  Y es uno de los hechos más relevantes de nuestra historia, sin dudas.

¿Por qué pensás que se difundió tan poco?

—Creo que hubo desde el principio una intención por parte de la dictadura por emborronar de qué se trató el Cordobazo. De hecho se sostuvo desde distintos sectores que había sido un hecho espontáneo, algo que después, con los años y estudios históricos, quedó súper demostrado que no fue así. Tomó dimensiones que no habían sido planificadas desde el inicio, pero todos los movimientos estuvieron planificados y organizados desde antes.

Pasa que el Cordobazo es una muestra de mancomunión entre obreros, estudiantes y el resto de la sociedad cordobesa que creo que es de los mejores ejemplos de solidaridad y de conciencia. Por medio del Cordobazo vos entendés que el pueblo cordobés, aunque no se dio solo en Córdoba, es consciente de sí mismo y de lo que quiere para sí. Reconocer que eso se da de una manera organizada es mucho más peligroso para el que sostiene el poder de la dictadura que hablar de un desborde, de delincuentes que salieron a aprovechar el momento y a generar desmanes. Entonces, desde el principio hubo un relato con la intención de confundir. Incluso hay lecturas que sostienen que hubo una intención de limpiar de peronismo el Cordobazo.

¿Tenés expectativas de que el libro llegue al público joven? La historieta es un formato amigable pero hay muchos jóvenes votantes de La Libertad Avanza…

—Es difícil responder eso. Mis expectativas son que cualquiera que quiera adentrarse más en lo que fue el Cordobazo pueda encontrar en mi libro una puerta de entrada a conocer el hecho histórico en profundidad. Una de las intenciones de poner al final las referencias tenía que ver con crear un mapa de lectura que funcionara como una invitación a quien quiera adentrarse a conocer mejor qué fue el Cordobazo.

También espero que mi libro pueda conmover a quien lo pueda leer, por eso la idea de hacer ficción, que es el lugar desde donde yo puedo enunciar, y de que estuviesen presentes las emociones de lo que fue el Cordobazo, que es una parte que no está muy contada. Porque el Cordobazo no fue solamente una expresión de rebeldía o de hartazgo para con la dictadura. Eso por supuesto estuvo: fue un “basta” a la violencia y la crueldad de la de la dictadura. Pero también fue la demostración de un sujeto colectivo consciente, por eso hay muchos momentos de alegría, de festejo, de orgullo. Se respiraba un aire de libertad y de juventud. Me parece que volver a preguntarse a qué huele la libertad, hoy que la palabra “libertad” está tan bastardeada, es importante. Para mí se parece más a los aires que corrían por esos días del Cordobazo.

Ilustraciones: Ian Debiase