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El Gobierno intenta reconfigurar el escenario tras la paliza electoral, pero no sabe cómo

El Presidente no logra despertar de la derrota bonaerense. La oposición en el Congreso y las organizaciones en la calle se alistan para enfrentar los nuevos vetos. El escándalo por las coimas de Karina sigue creciendo. Y octubre se sigue acercando.

Por Federico Chechele | A una semana de las elecciones, el Gobierno todavía no reacciona, intentó cambiar la imagen pero no pudo, tuvo que intervenir en los mercados, se mostró firme demostrando que no dará ni un paso atrás y volvió a ejecutar vetos y ni así pudo cambiar de eje y apoderarse de la agenda ante la golpiza que sufrió en territorio bonaerense, el lugar en disputa por excelencia, el más temido, el más odiado, el de los números que cuatriplican a todos los distritos. Ahí perdió Milei y esa derrota amenaza con convertirse en el principio del fin de su mandato.

Según los manuales de la política -los mismos que Milei desprecia-, tras una derrota contundente lo primero que hay que mostrar es reflejos: sacudir la estructura, reordenar el gabinete y revisar la estrategia. En cambio, Milei montó una mesa política con su hermana Karina (hoy en el centro de denuncias por corrupción), Santiago Caputo (vinculado al caso del fentanilo y señalado por su rol en la SIDE en pleno escándalo de audios), Patricia Bullrich (cuestionada por la represión a jubilados y personas con discapacidad), y Martín Menem, (asociado a la familia Kovalivker, la de los sobres en dólares y los intentos de fuga). Hay más expedientes judiciales que ideas.

Otra jugada de poco vuelo fue ascender al secretario Lisandro Catalán al cargo de ministro del Interior. Para eso, el Gobierno reabrió el diálogo con gobernadores aliados. Sin embargo, en simultáneo, Milei vetó la ley de ATN (el reparto automático de los Aportes del Tesoro Nacional a las provincias) que puede dinamitar un posible acuerdo. De la primera reunión participaron Leandro Zdero (Chaco), Alfredo Cornejo (Mendoza) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos) que se fueron sin nada, salvo una foto incómoda de sumisión. La estrategia parece ser tantear a otros gobernadores que ya supieron ser aliados, que luego se enojaron pero que también supieron desenojarse.

Esta vez los que olieron sangre y reaparecieron fueron los gobernadores de Provincias Unidas (Martín Llaryora, Maximiliano Pullaro, Ignacio Torres, Carlos Sadir, Claudio Vidal y Gustavo Valdés) reclamando diálogo a la Casa Rosada, se mostraron como una tercera vía al señalar que “hay que ponerle límite a esta locura de dos extremos” y se posicionaron al asegurar que “si hoy hay paz social es por los 24 gobernadores”.

El oficialismo se encuentra ante dos dilemas: intentar alterar la estrategia electoral de cara a octubre -cuyos resultados, tras la avalancha de votos bonaerenses, podrían extenderse al resto del país- o continuar con un rumbo económico que ya genera un rechazo mayoritario. O ambas a la vez. Porque una derrota estrepitosa en octubre podría desembocar en un colapso financiero e institucional.

Aliados, le quedan pocos. El acuerdo con el PRO demostró que sumar siglas no significa sumar votos. Mauricio Macri permanece en silencio: disfruta la caída de Milei, aunque sabe que se inmoló por nada. Patricia Bullrich, tras los resultados, sugirió que “sería bueno” retomar el diálogo con Macri. Mientras tanto, el expresidente se reunió esta semana con Horacio Rodríguez Larreta. El único apoyo que conserva Milei es el del FMI, que volvió a respaldar el ajuste fiscal, la baja de inflación y la política monetaria. Un aplauso lejano y técnico, pero que no lo dejó a pata.

Milei creyó que el 55% del balotaje era un cheque en blanco por eso el peronismo lo vio dudar y se lo devoró. El fracaso de su modelo económico explica buena parte de la derrota porque “vivir peor” no suma votos. El odio, la crueldad y la insensibilidad, menos aún, especialmente cuando se dirige contra los más vulnerables. El Presidente creyó que pasar más tiempo en Estados Unidos buscando premios desconocidos que atendiendo los problemas de las provincias sería redituable y hasta ahora todas las elecciones le fueron esquivas. Mantuvo el esquema comunicacional basado en sus influencer, que pudo haber sido útil para destruir pero es ineficaz para gobernar. Y arrastra a su hermana Karina, símbolo de esta gestión, que suma escándalos, vergüenza y más derrotas. Un combo que justifica la diferencia de 14 puntos.

En la vereda opuesta, Axel Kicillof se consolidó como un actor clave. Enfrentó al gobierno nacional desde el primer día, buscó soluciones concretas donde Milei generó problemas y mantuvo al peronismo unido y eficaz en su rol opositor. La novedad fue la recuperación del voto de la clase media, que -aunque beneficiada por un dólar barato- sintió cómo su economía se deterioraba mes a mes mientras el Gobierno insistía, vía sus voceros mediáticos, en que todo marchaba según el plan. No funcionó.

“La mejor estrategia frente a un enemigo que se equivoca es no interrumpirlo”, esta frase escrita de mil maneras hoy es la bandera insignia de la oposición. El desafío, de aquí en adelante, será cómo sostener la interna entre el cristinismo y el axelismo. Desde La Plata, todavía esperan una felicitación de Cristina Kirchner para el gobernador; desde la calle San José, se critica que Kicillof no fue a verla desde que está con prisión domiciliaria. Todo atado con alambres, buscando llegar ilesos a octubre, ganar, y luego disputar el 2027.

Si esta fue una de las semanas más desconcertantes para el Gobierno, la próxima promete aún más tensión: el Congreso se prepara para dar pelea tras los vetos a la ley de financiamiento universitario, la ley de emergencia pediátrica (que implicaba más fondos para el Garrahan) y el reparto de ATN. Ya está convocada la sesión en Diputados para el miércoles 17 donde la oposición buscará frenar la escalada de vetos. En paralelo, se movilizarán todos los sectores vinculados a la educación, ya confirmaron su presencia las dos CTA y todo indica que se sumarán más organizaciones para atestarle otro golpe al gobierno.

Dos temas generan creciente preocupación en el Gobierno y se vieron intensificados tras la derrota electoral del pasado domingo, debido a la inestabilidad institucional que conllevan. El primero de ellos es la denuncia por corrupción que involucra directamente a la secretaria General de Presidencia, Karina Milei, por presunto cobro de coimas. La situación se agravó este jueves, cuando Fernando Cerimedo -exasesor de comunicación de La Libertad Avanza y uno de los propietarios del medio La Derecha Diario- ratificó ante la Justicia que el exdirector de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis), Diego Spagnuolo, le había comentado sobre un presunto circuito de compra de medicamentos, en el que se pagaban sobornos que habrían terminado en manos de Karina y de su principal colaborador, Eduardo “Lule” Menem.

Y el otro tema que zarandeó a la Casa Rosada fue la condena a Jair Bolsonaro a 27 años de prisión por el intento de golpe de Estado contra el presidente Lula. La pena incluye cárcel común pero hasta el momento seguirá en prisión domiciliaria.

La inestabilidad emocional del Presidente -a quien le ocultan información para evitar reacciones desmedidas- agrava la crisis. El ejemplo más reciente fue cuando le hicieron creer que había un “empate técnico” electoral y el resultado final fue una derrota por 14 puntos. Esa desconexión con la realidad genera inquietud, tanto en la gestión como en la vida institucional.

El Círculo Rojo le picó el boleto a Milei y comienza a barajar nombres para su reemplazo. Habló a través del diario La Nación y, sin querer queriendo, posicionó al exgobernador de Córdoba, Juan Schiaretti en la línea sucesoria. Si resulta electo en octubre y asume como diputado nacional en diciembre, para un sector podría convertirse en una figura clave en caso de que el Gobierno tambalee tras las elecciones. En ese escenario, una eventual Asamblea Legislativa podría resolver una sucesión inmediata.

Aturdido, Milei presentará el lunes por cadena nacional el proyecto de Presupuesto. Anunciará que no hay plata, que seguirá con los recortes, pero también otorgando más beneficios a unos pocos privilegiados. Quizás esos pocos sean algunos más para tratar de frenar la embestida de buscarle un sucesor antes de tiempo. El verdadero Homo Argentum.

Ilustración: Marcelo Spotti

 

 

Fuente: https://canalabierto.com.ar

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