El malestar en la cultura
En la apertura de la 49ª Feria del Libro confrontaron visiones de la cultura y proyectos de país. El escritor Juan Sasturain fue el encargado del discurso inaugural, en el que afirmó que “se vive hoy en el tiempo de los `sin vergüenza´”.

Por Manuel Rodríguez | El acto de apertura de la 49ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires en el predio de la Rural en Palermo volvió a convertirse en caja de resonancia de las tensiones que se viven en el ámbito cultural y también más allá de él, en la sociedad toda.
A pesar de que en su discurso como flamante presidente de la Fundación El Libro Christian Rainone se jactó del “un diálogo fluido y renovado” con autoridades del gobierno nacional, la grieta se vio en todo su esplendor en el transcurso del acto. O para reflejar con más precisión lo ocurrido, las grietas.
No fueron sólo los abucheos al secretario de Cultura de la Nación los que marcaron el antagonismo del mundo cultural con el gobierno de Milei, sino que en su discurso, Jorge Macri también buscó mostrar los contrapuntos que existen dentro del amplio campo de la derecha. Al menos en materia cultural.
Si en la primer feria de la era libertariana el entonces presidente Alejandro Vaccaro tuvo palabras abiertamente opuestas a los postulados oficialistas y no hubo autoridades del gobierno nacional, que por primera vez no tuvo presencia bajo el argumento de que “no hay plata” para el alquiler de los stands, el tono del discurso de Rainone no sólo fue conciliador, sino que hasta buscó hacerse cargo de la filosofía libertariana. Como contraparte, ayer sí estuvo presente el secretario Leonardo Cifelli. Pero sigue sin haber plata.
Tras el reconocimiento al gobierno mencionado arriba y las obligadas menciones a lo in memoriam del Papa Francisco y Mario Vargas Llosa, Rainone planteó que “con la apertura de nuestra economía y la disminución de las regulaciones al sector, nos encontramos con nuevas reglas de juego. Este contexto novedoso nos interpela y desafía a estar preparados para competir, nos exige innovación e inversión con visión estratégica, nos pide incorporar herramientas tecnológicas de vanguardia y, por sobre todo, nos invita a pensar y actuar con una mirada sectorial. Por eso, es fundamental que como sector definamos objetivos comunes a mediano y largo plazo. Pero para poder avanzar, necesitamos contar con información precisa y confiable sobre nuestro mercado”.
“Los vaivenes económicos y la inestabilidad del valor de nuestra moneda han sido históricamente uno de los principales obstáculos a la hora de nuestra proyección internacional. Frente a esta realidad, debemos redoblar la creatividad comercial, explorar nuevas estrategias y establecer alianzas sostenibles con editores y distribuidores del exterior. Sólo con vínculos firmes a mediano y largo plazo podremos atravesar con mayor resiliencia los ciclos económicos que conocemos tan bien”, señaló en otro momento.
A su turno, Cifelli comenzó su participación con un agradecimiento a Reinone “por haber impulsado desde un primer momento un clima de diálogo respetuoso, constructivo y comprensivo con la realidad que atraviesa nuestro país. Su decisión de dejar atrás el tono politizado y confrontativo que se marcó en las ediciones anteriores, abre una etapa renovada, necesaria y profundamente valiosa”.
“Desde la gestión liderada por el presidente de la nación Javier Milei, sostenemos una cultura libre y sin orientación ideológica. Por lo cual, celebro que la Feria Internacional del Libro vuelva a recuperar esa senda”, agregó el funcionario.
No tardaron en aparecer los abucheos, cuyo cénit fue tras el agradecimiento a la hermanísima Karina Milei, a los que Cifelli respondió a bravuconada limpia, como manda el manual de estilo libertariano. “La gestión del presidente Milei consiguió dos hitos enormes para la economía de nuestro país. ¿Lo sacaron ustedes, el Cepo o lo sacó Milei? La salida del Cepo y bajar la inflación”, dijo sin nada que lo trajera a colación.
Si ante la ausencia del Ejecutivo Nacional, el año pasado le había tocado ser el blanco de los chiflidos y abucheos, este año el Jefe de Gobierno de la Ciudad tuvo un mejor pasar, quizá porque Cifelli le ofició de pararrayos de los rechazos.
Pero también aprovechó el contexto para jugar la interna que el PRO mantiene con La Libertad Avanza y diferenciarse en tanto su visión del Estado y su participación en la cultura. “Sin cultura no hay humanidad viva y una ciudad que quiere proyectarse al futuro no puede hacerlo con el alma vacía. Probablemente podemos no coincidir en muchas cosas, pero hay algo que nos une, el valor de la cultura y el lugar que ocupa en nuestra vida y en la vida de Buenos Aires”, manifestó el primo de Mauricio
Y afirmó: “Siempre sostuvimos que la cultura es una inversión estratégica para potenciar lo más valioso que tiene esta ciudad. Su inmenso capital humano y un sector privado que emprende, genera trabajo y abre caminos”.
El cierre fue una extensa exposición del escritor y ex director de la Biblioteca Nacional Juan Sasturain. Tras lamentar que “estamos emparedados entre dos plagas sin vacuna: la ultracorrección y la cancelación” y alertar sobre “los que no tienen sentido del humor, (negro, tonto, absurdo o de equívoco salón, como éste)”, porque “suelen carecer también del sentido de la Historia y de la perspectiva del juicio, usos y costumbres, plasticidad, esa cintura cultural requerida por y para la convivencia”, el escritor calificó el momento como “el tiempo de los sin vergüenza”.
“Que uno haya escrito que acá (y se dirá que también por doquier) se viva hoy en el tiempo de los sin vergüenza –así, separado para enfatizar el peso de la carencia- no es un diagnóstico original ni novedoso. El sin vergüenza –así, separado- no es un transgresor, un pícaro, un atorrante, un informal desprejuiciado, un Avivato, un Ventajita, el sujeto perturbador del Diario del Sinvergüenza de Felisberto”, describió el autor.
Cerca del final, retomó la idea al plantear que “la vergüenza, como el pudor, la moral, el honor, la culpa / la impunidad y otras escurridizas nociones más o menos abstractas vinculadas con el discurso relativo a una cierta ecología de la conducta, hace tiempo que tienen mala prensa o clara tendencia a cierto ostracismo léxico, el riesgo de extinción por falta de uso o –lo que es peor o al menos diferente- por falta de atención a su significado: nadie se anima a usar sin exponerse a que lo miren de reojo. Lo mismo cabe para el arrepentimiento (que ya no se usa sino se canjea) y la exaltación del rencor y la venganza contra la posibilidad del perdón y el borgeano olvido. Va a haber que declararlos en emergencia por falta de uso”.
“Cabe estar atentos todos a la aparición –enfrente, a nuestro lado o en el espejo personal- de cualquiera de estos síntomas lamentablemente generalizados. Y obrar en consecuencia, antes de que sea tarde. Mientras sintamos vergüenza habrá esperanza para todos y cada uno. La vergüenza es salud. Brindemos por eso”, culminó su discurso Sasturain.
Todo parecía haber terminado cuando sólo quedaba por el acto del corte de cinta inaugural del que participan todos los expositores. Fue ese el momento en que desde la parte posterior autores como Claudia Piñeiro, Liliana Hecker, Selva Almada, Guillermo Martínez, Sergio Olguín y Enzo Maqueira alzaron imágenes del periodista e historiador Osvaldo Bayer, como desagravio tras que un monumento recordatorio en Santa Cruz fuera derrumbado por la Dirección Nacional de Vialidad.
Fuente: https://canalabierto.com.ar