De que se trata

El Mirasol mostró rebeldía, pero solo le alcanzó para un empate con gusto a poco

Almirante se fue al entretiempo perdiendo ante Morón por 1 a 0 y el Fragata Sarmiento era una caldera, pero salió con todo en el complemento y llegó rápidamente a la igualdad, con un gol de Brian Fernández. Luego, bajó la intensidad y no pudo alcanzar la victoria que necesitaba para salir del fondo.

Las sensaciones son ambiguas. Los rostros de los hinchas de Almirante Brown, al retirarse del Fragata Sarmiento tras el 1-1 en el clásico ante Deportivo Morón, evidencian una extraña mezcla de alivio y resignación.

Porque el clásico ante el Gallo de este sábado venía acompañado con una guarnición que podía caer muy pesada. Es que luego de la derrota en Mataderos de la fecha pasada, no había espacio para una actuación apática.

Y en ese sentido, el equipo de Rodrigo Alonso logró salir airoso. Porque el Mirasol tuvo actitud para encarar el partido. Y rebeldía para levantarse de un durísimo golpe como lo fue el tanto de Gonzalo Berterame, al final del primer tiempo, para que Morón se vaya al vestuario con una victoria parcial, por la cual no había hecho demasiado, y para que la gente comenzara a manifestar su descontento.

El segundo tiempo, entonces, representaba un examen de carácter para Almirante. Y esa prueba fue superada. Porque los de Alonso salieron decididos a imponer condiciones, a llevarse por delante al conjunto de Fabián Nardozza.  Y esa actitud revulsiva tuvo su recompensa de inmediato, a los cinco minutos, cuando Brian Fernández capitalizó un gran pase de Santiago Gauna para establecer el empate, en lo que fue su esperado primer gol con la camiseta aurinegra.

Pase quirúrgico de Gauna y definición precisa de Brian Martínez para empatar el clásico.

Una reacción a medias

Con el ánimo bien alto, y el empuje incansable de la gente en las tribunas, parecía que el Mirasol iba a dar vuelta la historia. Pero no pudo lograrlo. Siguió presionando y empujando. Generó alguna situación más (la más clara fue un zurdazo de Fernández que se fue apenas desviado), pero con el correr de los minutos aparecieron el cansancio y las imprecisiones, a pesar de jugar los últimos quince minutos con un hombre más por la expulsión de Sebastián López.

Y hasta sufrió cerca del final, cuando Ramiro Martínez tuvo que intervenir con una de sus habituales atajadas heroicas para taparle un mano a mano a Berterame que podría haberle dado la victoria a Morón.

El empate en el clásico del Oeste, en definitiva, no sirvió para solucionar la indeseada situación que atraviesa el conjunto aurinegro, que se ubica en los últimos puestos de la tabla, con solo siete puntos sobre 27 disputados, ni para cortar la racha de 14 años sin ganarle al Gallo. Pero sí para comenzar a dejar atrás la caída ante Nueva Chicago. Y para valorar esa rebeldía que exhibió el equipo cuando el clima en Isidro Casanova empezaba a ponerse espeso.

Fuente: https://www.el1digital.com.ar

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