El poder se construye más allá de los discursos: el reacomodamiento del mundo
En Radio Universidad, Alejandro Laurnagaray analizó el período de declive de Occidente, reflexionó en torno al surgimiento de liderazgos con personalidades fuertes y puso el foco en el libre mercado y la posición proteccionista de los gobiernos de las grandes potencias.
Todo lo que sucede a nivel estructural en el sistema internacional tiene implicancias muy relevantes y definitorias hacia dentro de los países. El comportamiento o alineamiento histórico de Argentina está determinado también por la estructura del sistema internacional. Incluso, elecciones y gobiernos que asumen, o sectores que buscan acceder al poder, están apoyados, influenciados o determinados por intereses de las grandes potencias.
Lo que estamos viendo es que en algunos países hay liderazgos personalistas fuertes. Es el caso de China con Xi Jinping y el caso de Rusia con Vladimir Putin. Lo vemos en el caso de Estados Unidos con Donald Trump, y es el rol que quiere o busca asumir Javier Milei en Argentina. Liderazgos con personalidades fuertes que hablan de un tipo de liderazgo que apunta a la teoría del gran hombre, en la que el hombre fuerte es el que puede liderar una comunidad o un país, o los asuntos públicos para guiar al país al éxito.
Reacomodamiento en el sistema internacional
Lo que está sucediendo es que el mundo y el sistema internacional están experimentando un cambio, que no se vive desde hace cinco siglos, en base a obtener todos los recursos naturales de las colonias, Occidente comenzó a escalar y posicionarse como líder de los asuntos globales. El período en el que los imperios occidentales fueron accediendo al rol de superpotencia duró 500 años. Desde hace 500 años Occidente lidera el mundo.
Desde principios del siglo XXI, estamos viendo en forma seria y concreta un cambio en el liderazgo global. Occidente está experimentando ya su período de declive porque hay un surgimiento de los países de Eurasia. Estamos viendo el nuevo equilibrio de poder en un sistema multipolar con el ascenso de China, Rusia, la India y Medio Oriente. Este nuevo equilibrio de poder se está gestando con liderazgos fuertes de potencias que están en continua competencia y conflicto.
Los Estados Unidos se pueden acomodar de dos maneras posibles a este nuevo equilibrio de poder y a este sistema multipolar. Puede ser en forma de competencia pacífica, dialogada o comercial o a través de conflictos bélicos. Lo que estamos viendo es que el reacomodamiento se da a través de guerras. Cuanta menor influencia tenga Estados Unidos en Europa, más débil va a ser su posición global. Eso es asumido por los norteamericanos.
Liberales hacia afuera, proteccionistas puertas adentro
Históricamente, los gobiernos de las grandes potencias, sobre todo los Estados Unidos, son liberales puertas para afuera y proteccionistas puertas para adentro. Se ha vendido mucho que Estados Unidos es abanderado del libre comercio, pero es para que los terceros países abran su comercio. Es como «nosotros protegemos y fomentamos nuestros intereses, nuestras compañías y los intereses corporativos para ganar mercados en los países que abran sus comercios». Estados Unidos nunca tuvo un comercio abierto totalmente hacia el mundo y siempre fue proteccionista de sus corporaciones, de sus grandes empresas.
Los que hace Estados Unidos es fomentar, ganar y cooptar mercados internacionales para sus empresas. Y Trump profundiza ese proteccionismo. No es que antes no había proteccionismo y ahora con Trump sí. Lo que sucedió en los últimos años es que China y otras compañías del mundo se metieron y atrajeron inversiones de compañías norteamericanas. Lo hicieron bajando los costos, las exenciones impositivas, etcétera. Mucha producción se mudó de Estado Unidos al mundo emergente, a esos países que ofrece mano de obra barata, capacidad tecnológica y energética e infraestructura. Son países que se convierten, como se convirtió China en la segunda potencia mundial.
Todos los políticos de ultraderecha con los que nuestro Presidente Javier Milei se identifica son, en general, proteccionistas, nacionalistas, no están a favor del libre mercado en sus países y tienen una visión económica bastante diferente a la que tiene él y que aplica en Argentina. En lo que coinciden es en esa lucha o rechazo a las ideas que ellos llaman progresismo, marxismo cultural. Pero a nivel económico, la estructura del sistema internacional la establecen más allá de las ideologías. La estructura del sistema internacional no cambia porque Argentina diga “soy socio de los Estados Unidos, me alineo de forma automática”. Las coincidencias son más por ideología y una visión cultural que en el nivel económico o de política económica.
Sobre la región
América Latina es una región que está en disputa entre los grandes poderes por su influencia, las inversiones y el acceso a los recursos naturales, como el litio, el petróleo, el agua y la Antártida. Hay que tener una mirada más geopolítica que ideológica. América latina es un reservorio importante de recursos naturales, de capacidades humanas y acceso a mares.
En términos ideológicos, Uruguay se caracteriza por liderazgos tanto de derecha como de izquierda más moderados que los que hemos tenido en Argentina. No es lo mismo la derecha uruguaya, que lo que puede ser la derecha argentina. La moderación uruguaya, el rol que cumple en el Mercosur y en la región, es muy saludable. Un liderazgo ‘gritón’ no quiere decir que sea un liderazgo fuerte. Un tipo que se pone frente al micrófono y grita, insulta, agrede y amenaza no quiere decir que tenga la verdad, la razón ni el poder. El poder se construye más allá de los discursos.
La democracia es el poder en el pueblo, ese es el significado etimológico. El pueblo en su totalidad vota un representante para que gobierne en favor de sus intereses. La democracia se debilita cuando no se gobierna en favor de quien te votó. Si tomas decisiones que solo favorecen a un grupo chico o incluso intereses extranjeros, no es un gobierno que esté ejerciendo la democracia en forma concreta y válida para lo que te votaron.
*Licenciado en Relaciones Internacionales, consultor, analista y docente universitario.