De que se trata

El Populismo y su Complejidad en la Argentina Actual

Por Juan Severo

 

Más de una vez hemos escuchado la frase «hay que luchar contra el populismo». Pero, ¿Qué significa exactamente «populismo»? Este término ha adquirido múltiples interpretaciones, y su uso político contemporáneo genera más preguntas que respuestas. Con la  victoria de Javier Milei en las PASO, se lo catalogado como un «populista de derecha», el debate sobre este concepto ha cobrado nueva relevancia. Para entender de qué hablamos cuando mencionamos el populismo, es necesario examinar sus orígenes y su evolución en la historia política.

Orígenes del Término «Populismo»

El concepto de populismo no es una invención reciente. Surgió a finales del siglo XIX en el contexto de movimientos campesinos tanto en Rusia, con un carácter socialista, como en Estados Unidos, con una orientación conservadora. Ambos compartían una crítica a las élites políticas e intelectuales de su tiempo, expresando el malestar de sectores sociales excluidos del poder. En Argentina, el primer movimiento populista de masas fue el Yrigoyenismo, que no solo movilizó a las clases populares para participar en el proceso electoral, sino que también fomentó su implicación activa en la política nacional.

En América Latina, el término «populismo» se consolidó como una categoría analítica entre los años 60 y 70, cuando se comenzó a emplear para comparar fenómenos políticos como el Peronismo en Argentina, el Varguismo en Brasil y el Cardenismo en México. Estos movimientos, surgidos entre los años 40 y 50, estuvieron liderados por figuras carismáticas que respondieron a demandas insatisfechas, adoptaron políticas redistributivas y defendieron modelos de desarrollo industrialistas y nacionalistas. Fueron movimientos de masas que construyeron un discurso claro: el pueblo contra las élites, los «otros».

Populismo: Más que un Discurso, una Estrategia

Hoy, muchos analistas coinciden en que el populismo no es una ideología en sí misma, sino una estrategia política . Esta estrategia busca articular demandas sociales diversas y construir un «nosotros» (el pueblo) en contraposición a los «otros» (las élites, las oligarquías o los enemigos externos e internos). En el caso del Peronismo en Argentina, esta construcción del «.

El populismo no pertenece exclusivamente a un único espectro ideológico. Si bien en América Latina históricamente se ha asociado con movimientos de izquierda o centro-izquierda, hoy presenciamos emergentes populismos de derecha . Este es el caso de Javier Milei, cuya retórica antisistema y crítica a las élites políticas tradicionales se enmarca en un nuevo tipo de populismo. Milei aboga por el liberalismo económico, pero su discurso sigue siendo populista en la medida en que se enfrenta al «pueblo» contra un establishment que describe como corrupto y responsable de la crisis actual.

¿Qué populismo combatir?

Entonces, la pregunta es: ¿Qué populismo deberíamos combatir, si es que debemos hacerlo? ¿Es el populismo de derecha de Milei, que busca reducir el Estado y la intervención estatal en la economía, equiparable al populismo histórico de Perón, que consolidó un Estado fuerte con políticas sociales redistributivas? Agrupar ambos fenómenos bajo el mismo rótulo de «populismo» parece simplificar procesos políticos que, en realidad, responden a realidades sociales y económicas muy distintas.

El populismo, más que una amenaza, puede ser entendido como una respuesta a crisis políticas y sociales . Su aparición, ya sea en la derecha o en la izquierda, es un indicio de que algo en la relación entre los ciudadanos y sus representantes no está funcionando correctamente. Ignorar las causas del populismo y simplemente rechazarlo como una anomalía es un error. Si sigue ganando terreno, es porque los sistemas políticos tradicionales han fallado en representar a grandes sectores de la población.

Reflexión final

Más allá de los discursos que llaman a «luchar contra el populismo», deberíamos preguntarnos por qué este fenómeno sigue siendo una opción política viable para tantas personas. ¿Es solo una moda pasajera? ¿O refleja una profunda necesidad de cambio que no está siendo atendida por los partidos tradicionales?

En lugar de demonizar el populismo en su totalidad, sería más constructivo analizarlo en sus diferentes contextos, entender las demandas que canaliza y explorar cómo la política puede reconectarse con las necesidades del pueblo. El populismo, en todas sus formas, es una advertencia: la política debe volver a vincularse con el pueblo, o el pueblo encontrará nuevas formas de hacerse escuchar .

 

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