El sueño de los héroes: el misterio del carnaval
En la novela de Adolfo Bioy Casares el protagonista trata de responder una gran incógnita que lo agobia: ¿Qué pasó o qué estuvo a punto de suceder en los festejos callejeros de Buenos Aires en 1927? Los críticos coinciden que es la mejor novela del autor.
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Por Daniel Artola
El género fantástico dio mucho a la literatura universal y desde nuestro país hay contribuciones contundentes. Una de ellas es la novela “El sueño de los héroes” de Adolfo Bioy Casares (1914-1999). Aclaremos que al hablar de “fantástico” no hay alusión a supermanes o a la ciencia ficción.
La tercena novela del escritor porteño fue publicada por la editorial Losada en 1954. Según el profesor y ensayista, Ángel Faretta, se trata de “una de las cinco mejores novelas de habla castellana del siglo XX”. El especialista, sin embargo, rescató el detalle, no sin asombro, que el original estuvo guardado cinco años en “algún cajón de la editorial”, según le contó el propio Bioy Casares. Si una obra de tal magnitud durmió tanto tiempo, que le queda al resto de los escritores.
La historia abunda en la vida de Emilio Gauna, un joven que llega a la ciudad y conoce a un grupo de amigos, un tanto extraños, liderados por el doctor Valerga, una especie de guía, de jefe de la barra, con pretensiones de sabio. Una especie de guapo. Para Faretta, Bioy “criticó” en Valerga la figura del cuchillero “idealizado por Borges” en cuentos y poemas.
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Faretta sostuvo en un video de YouTube, que, si bien Bioy tomó la idea sarmientina de “civilización y barbarie”, en esta novela puso en tensión esa dicotomía.
En Bioy lo cotidiano puede ser escenario de lo extraordinario. Gauna gana una suma de dinero importante en las apuestas de las carreras de caballo e invita a sus amigos a salir de parranda durante los carnavales de 1927. Recorren barrios que bordean los límites de la ciudad como Saavedra, Villa Luro y Barracas. Aparecen citas a calles, lugares y clubes de fútbol como Platense.
Gauna vive un momento especial en un corso rodeado de personas disfrazadas. Algo pasa o casi cuando aparece alguien, cuya cara estaba oculta tras una máscara. Pero la historia se frenará en ese punto, quedará en suspenso. Pasarán tres años tratando de recordar que sucedió o que estuvo a punto de acontecer esa noche de 1927.
Mientras tanto conocerá al brujo Taboada, que le recomendará olvidarse del hecho, y se casará con la hija del vidente, Clara. La rutina trascurrió sin sobresaltos hasta la muerte de Taboada. Liberado, Gauna intentará recuperar el tiempo perdido y volver a esa noche del carnaval de 1927, pero en 1930.
El sacrificio del héroe
Los conductores del streaming “Los temas de la literatura”, Alberto Tricarico y Gabriel Landoni, llenaron de elogios a “El sueño de los héroes”. Sostuvieron que Gauna “se pregunta si en aquel momento que no recuerda fue valiente o cobarde”.
Entonces, intenta revivir esa instancia y “no le importa morir” porque quiere recuperar “la idea de algo perdido, un momento que fue feliz”. Gauna quiere romper la monotonía de una vida gris”, afirmaron los conductores del espacio auspiciado por la Universidad de La Punta.
El escritor y ex director de la Biblioteca Nacional, Juan Sasturain, destacó en un artículo en Página 12, que “El sueño…” es un punto de inflexión. Y citó al propio Bioy: “La parte fantástica de “El sueño de los héroes” me impulsó menos a escribir que, digamos, la vida en Buenos aires, la amistad, la lealtad… Todas esas cosas me entusiasmaron más que lo asombroso del argumento”.
El escritor de “La invención de Morel” recordó que muchas de las situaciones que aparecen en la novela son relatos que contaban unos taxistas en un restaurante de la calle Montevideo a donde lo llevaba Joaquín, el portero de su casa.
Juegan aquí las ideas del coraje, de ser valiente hasta las últimas consecuencias. Como en Borges, que elogió el libro de su amigo Bioy.
Según Sasturain, el crítico Enrique Pezzoni advirtió que “la íntima aventura de Emilio Gauna –obstinado en saltar hacia el otro tiempo donde espera encontrarse a sí mismo – (…) acaso sea mucho más grande que la amarga gesta del arrabal porteño celebrada por Borges”.
Quizá, en estas noches de carnaval otro Emilio Gauna salga a la búsqueda de su destino. Estemos atentos.