Elecciones europeas: avanza la derecha, ma non troppo
Si bien se consolida un avance de la ultraderecha, uno de cada cuatro eurodiputados será de esta extracción, los triunfos se producen en escenarios fragmentados y se evidencian retrocesos ultras en algunos países. Batacazo en Francia y Bélgica. En España continúa el empate.
Redacción Canal Abierto | Las Elecciones Europeas que concluyeron este domingo 9 de junio marcan una pintura de época preocupante: uno de cada cuatro eurodiputados serán de extrema derecha. Pero, si bien a vuelo de pájaro el panorama es sombrío, hay que observar los números atentamente para obtener una justa valuación.
Podemos, de todas formas, arriesgar un primer análisis: las fuerzas políticas conservadoras, reformistas y progresistas llevan adelante políticas cada vez más a la derecha -anti inmigración, apoyo a la guerra en Ucrania, carrera armamentista, contemplación o apoyo a Israel, rechazo de la agenda contra el cambio climático- con la intención de contener el voto que se fuga hacia la ultraderecha. Novedades: el voto de ultraderecha sigue creciendo en la mayor parte de la Unión.
“No hubo ‘ola’ de extrema derecha hoy pero el crecimiento en varios países, la fragmentación y las ganas de un sector de la derecha de pactar con ella, es suficiente para enquilombar bastante la política europea y las de algunos países centrales de la UE (como se ve en Francia)”, sostiene en la red social X Pablo Stefanoni, autor de “¿La rebeldía se volvió de derecha?” (Siglo XXI-Clave Intelectual, 2021).
¿Qué son las Elecciones Europeas?
En las Elecciones Europeas, cada cinco años, los ciudadanos de todos los países de la Unión Europea (UE) eligen a los diputados de cada nación al Parlamento Europeo, la única asamblea parlamentaria multinacional del mundo. Los eurodiputados representan los intereses de los ciudadanos de la UE a escala continental.
En esta elección se eligieron 720 eurodiputados -15 más que en la de 2019- repartidos en función de la población de cada país. A modo de ejemplo: Francia elige 81 escaños; España 61; Alemania, la nación más poblada, 96; Italia 76; y Polonia 53.
El Parlamento Europeo se encarga de elaborar y decidir leyes que afectan a la vida cotidiana en la UE. Este organismo decide sobre economía, cambio climático, seguridad, derechos humanos, etc. Los eurodiputados deciden cómo se gasta el dinero de la Unión y aprueban su presupuesto.
El Parlamento también se ocupa de elegir por mayoría absoluta al presidente de la Comisión Europea -desde diciembre de 2019, la alemana Ursula von der Leyen- y sus comisarios, por un periodo de cinco años.
En el Parlamento, los eurodiputados no se agrupan por nacionalidad sino por afinidades políticas. De esta forma se conforman grupos políticos -lo que en nuestro Congreso denominamos bloques-, que como requisitos para su formación deben tener al menos 23 representantes y deben tener representación de al menos la cuarta parte de los Estados miembros.
En la actualidad hay siete grupos: Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos), Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, Renovar Europa (centro, centroizquierda liberal), Verdes/Alianza Libre Europea, Conservadores y Reformistas Europeos, Identidad y Democracia (ambos de derecha y extrema derecha), Izquierda en el Parlamento Europeo – GUE/NGL.
Avanza la derecha…
Si bien el Partido Popular Europeo (PPE), grupo político que reúne a los eurodiputados conservadores de centro derecha y derecha, que actualmente es el mayoritario y tiene en sus manos el gobierno de la UE, permanece como primera fuerza con 184 bancas, y los socialistas europeos son la segunda bancada con 139 escaños, este equilibrio sólo se mantiene en pie gracias a las divisiones entre los bloques de la ultraderecha.
Si se unificaran los dos grupos mayoritarios, los Conservadores y Reformistas Europeos (CRE) -liderados por la presidenta italiana Giorgia Meloni-, e Identidad y Democracia (ID) -con Marine Le Pen al frente-, y otros grupos menores de fuerzas de ultraderecha -los ultranacionalista alemanes del AfD y el Fidesz, del primer ministro húngaro Viktor Orbán– sumarían 157 escaños. Serían la segunda fuerza detrás del PPE.
Lo cierto es que, como en nuestro país, lo que ha logrado la ultraderecha es ir corriendo los límites de lo pensable, de lo decible, de lo realizable, provocando que fuerzas reformistas o conservadoras asumieran banderas ultras para contener una ola de derecha que continúa avanzando.
En Francia, la ultraderecha ganó por paliza duplicando los votos de Macron, redondeando un 30% de los sufragios. En Italia, Hermanos de Italia, la fuerza de la líder ultraderechista Giorgia Meloni, ganó las elecciones con el 28,8% de los votos, desinflando un poco a la también ultra Lega, de Matteo Salvini, que perdió 14 escaños al recoger el 8,8% de los votos. En Alemania, la centro derecha de los cristiano demócratas obtuvo el 30% de los votos y la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), neonazis, se convirtió en la segunda fuerza más votada con el 15,9%.
En España, en tanto la situación de virtual empate con una leve mayoría para el Partido Popular, se repitió como en las últimas elecciones presidenciales, diferencia a favor que no les permite inclinar la balanza a su favor para formar gobierno ni para, en este momento, envalentonarse por obtener dos bancas más que el PSOE. Los guarismos fueron: 34,2% para el PP -22 escaños-, 30,18% para el PSOE -20 escaños-, 9,6% para Vox -9 escaños- que se consolida como tercera fuerza y crece respecto a las europeas de 2019 -del 6,21% al 9,62%. Un dato de color, oscuro, la aparición de otra fuerza de ultraderecha: Se Acabó la Fiesta, tal el nombre del partido de Alvise Pérez, un agitador mediático con un discurso antipolítico a la medida de nuestro presidente Niley.
También en Austria la ultraderecha ha ganado las europeas. El Partido de la Libertad (FPÖ) se quedó con el primer lugar con un 25,7% de los votos, diez puntos y tres escaños más que en 2019. En los Países Bajos y Bélgica, el avance de la ultraderecha con su discurso anti-inmigratorio tuvo un peso tal que provocó la dimisión del primer ministro belga, el liberal Alexander De Croo, en la noche del 9 de junio.
Francia
En Francia, Agrupación Nacional (Rassemblement National – RN), el partido de extrema derecha de Marine Le Pen (en la foto principal junto al primer candidato y su yerno, Jordan Bardella), triunfó obteniendo el 31,37% de los sufragios y 30 escaños en el Parlamento Europeo, dejando en segundo lugar al partido de centroderecha Renacimiento (Renassaince) del presidente Emmanuel Macron, que obtuvo el 14,6% de los votos por delante de los socialistas, con el 13,83% de los sufragios, y 13 bancas para cada fuerza.
Ante esta derrota, el presidente francés disolvió la Asamblea Nacional y convocó a elecciones legislativas adelantadas. La primera vuelta se llevará adelante el 30 de junio y la segunda el 7 de julio. “Esta decisión es dura. Pero es, sobre todo, un acto de confianza. Confíen en ustedes, mis queridos compatriotas. En la capacidad del pueblo francés de tomar la decisión más justa”, sostuvo el mandatario francés en un mensaje nacional a pocas horas de concluido.
Mirando el mapa electoral, azul en su totalidad, el color de RN -con excepción de la isla de París, donde el frente Francia Insumisa-Unión Popular de Jean-Luc Mélenchon hizo una buena elección que le permitió obtener 9 bancas para la izquierda radical-, cabe preguntarse qué es lo que opinan los “queridos compatriotas” del presidente demo-liberal.
Esta no es la primera vez que Marine Le Pen gana las elecciones europeas. En 2019, obtuvo el 23% del total y en 2014 el 24%, siendo en ambas ocasiones el partido más votado. Luego no logró que esos votos la acompañen para llevarla a la presidencia de la república. Hay que ver si esta vez, este crecimiento y las elecciones anticipadas no logran consagrar a la candidata ultranacionalista.
Ma non troppo
Este viraje a la extrema derecha no se reflejó en los países con mayor Estado social de Europa. En Suecia, Finlandia y Dinamarca los partidos de izquierda y ecologistas avanzaron a la vez que la extrema derecha retrocedió.
En Finlandia el partido del primer ministro Petteri Orpo, Coalición Nacional, obtuvo casi el 25% de los votos, pero la sorpresa la dio el partido de izquierda Alianza con el 17,3% de los votos, cuatro puntos más que en 2019.
En Dinamarca, en un escenario muy fragmentado, con un 18% la Izquierda Verde, se impone a los socialdemócratas daneses, el partido de la primer ministra Mette Freferiksen, que le sigue con un 15%.
Por último, en Suecia, los socialdemócratas mantienen su primer lugar con un 23,1% de los votos. Los siguen los Verdes, con el 15,7% de los votos, y el Partido de Izquierda ambos en ascenso en el favor electoral mientras que los Demócratas Suecos, de extrema derecha, bajan en las preferencias.
Concluido el recorrido, incompleto, por el mapa europeo quedan plantadas varias dudas: ¿qué sucederá con las políticas de una Unión Europea en la que en los últimos meses todos se pelean por ver quién es más belicista y sostiene un discurso más duro para con los migrantes? ¿La centro derecha se aliará con los ultras? ¿Vamos hacia un escenario de guerra abierta con Rusia? Habrá que esperar que los aires nórdicos enfríen un poco al ultranacionalismo chauvinista.
Fuente: https://canalabierto.com.ar