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Elecciones: “Pesa más la resistencia al correísmo que los méritos que Noboa no tiene”

El 9 de febrero los ecuatorianos van a la primera vuelta para elegir la presidencia. Se descuenta que se definirá en el balotaje si la triunfante es Luisa González, de Revolución Ciudadana, o si el “banana kid” Noboa prolonga su mandato interino. La violencia como protagonista.

Redacción Canal Abierto | Este domingo, en Ecuador tendrá lugar la primera vuelta electoral para definir si el actual presidente Daniel Noboa revalida su breve mandato por otros cuatro años. Recordemos que el hijo del magnate bananero Alvaro Noboa llegó al poder tras la “muerte cruzada” decretada por su antecesor Guillermo Lasso para evitar el juicio político en su contra que se avecinaba en la Asamblea Legislativa. Así, luego de quedar en segundo lugar en las elecciones anticipadas de agosto de 2023, en octubre venció en el balotaje a la fórmula del Movimiento Revolución Ciudadana integrada por Luisa González y Andrés Aráuz.

Los próximos comicios se llevarán adelante en un escenario de violencia inusitada -durante el mes de enero, Ecuador registró en promedio un homicidio por hora-, generada por las bandas narcocriminales que asolan al pequeño y, hasta hace pocos años, pacífico país.

Según los sondeos, esta primera ronda electoral dejaría nuevamente en competencia a Noboa y a la dupla del correísmo, que vuelve a encabezar González, ahora junto a Diego Borja, quienes compiten con otras 14 fórmulas. En total son 16 las fuerzas inscriptas para ocupar la presidencia y la vicepresidencia:

  1. Daniel Noboa y María José Pinto del Movimiento Acción Democrática Nacional (ADN)
  2. Luisa González y Diego Borja del Movimiento Revolución Ciudadana.
  3. Francesco Tabacchi y Blanca Sacancela por el Movimiento Creando Oportunidades (CREO)
  4. Henry Cucalón y Carla Larrea por el Movimiento Construye
  5. Jorge Escala y Lucía Terán por el partido Unidad Popular
  6. Carlos Rabascall y María Rivas por el partido Izquierda Democrática
  7. Henry Kronfle y Dallyana Passailaigue por el Partido Social Cristiano
  8. Leonidas Iza y Katiuska Molina por el movimiento Pachacutik
  9. Iván Saquicela y María Luisa Coello por el movimiento Democracia Sí
  10. Andrea González y Galo Moncayo por el partido Sociedad Patriótica
  11. Jimmy Jairala y Lucía Vallecilla por el Movimiento Centro Democrático
  12. Pedro Granja y Verónica Silva por el Partido Socialista Ecuatoriano
  13. Juan Cueva y Cristina Reyes por el movimiento Amigo
  14. Víctor Araus y Cristina Carrera por el movimiento Pueblo Igualdad Democracia (PID)
  15. Wilson Gómez e Inés Díaz del partido SUMA
  16. Luis Felipe Tillería y Karla Rosero por el partido Avanza

Además de la presidencia para el período 2025-2029, están en juego las 151 bancas para la Asamblea Nacional y los cinco representantes al Parlamento Andino.

Mucha oferta para una elección polarizada

“Las elecciones de Ecuador se caracterizan en estos últimos años por tener un abanico muy amplio de ofertas electorales“, señala el periodista y analista político hispano-ecuatoriano Decio Machado en diálogo con Canal Abierto. “La que tendrá lugar este 9 de febrero será una elección muy polarizada entre Noboa y el progresismo que encarna Luisa González. En un segundo nivel hay un diminuto grupo de candidatos entre los que destaca Leónidas Iza, el candidato del Pachacutik, quizás el dirigente social más importante del país, del movimiento indígena -es presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE)-, que parecería estar entre el tercer y cuarto lugar compitiendo con algunos candidatos de la derecha que pretenden emular el discurso ‘libertario’”. Según el consultor el resto de las candidaturas, unas doce, sumarán a lo sumo un 2% de los votos.

Segunda vuelta

“Los números parecen indicar, a priori, que habría segunda vuelta entre las dos principales candidaturas”, señala Machado, al tiempo que denuncia que “ésta es una campaña tremendamente anómala, pues el Código de la Democracia, que es la normativa electoral, obliga a los candidatos en funciones, que ocupan algún cargo, a pedir licencia para hacer la campaña electoral. Obviamente, no pueden hacer uso de los recursos públicos en pro de su candidatura. Esto ha sido irrespetado por el presidente Noboa, que hizo una lectura forzadísima de esa ley avalado por los órganos de control, tanto la Corte Constitucional, como el Tribunal Contencioso Electoral, como el Consejo Nacional Electoral, que han permitido los abusos presidenciales. Es evidente que en Ecuador no hay independencia de poderes”.

Otra razón que tiene el presidente para no dejar su cargo es la abierta rivalidad con su vicepresidenta Verónica Abad. “Pedir licencia le significaría abdicar durante estos 33 días de campaña en la vicepresidenta de la República con la cual tiene un desencuentro político fuerte. Eso no puede justificar la violación de la norma electoral”, explica Machado.

Experto en campañas electorales, Decio señala que “todo el mundo espera que haya alguna explosión, algún fake news, alguna operación que permita desbalancear la campaña a favor del gobierno y que haya alguna trama para golpear a la opción correísta e intentar ganar en primera vuelta. Hay un fuerte rumor de esto en los espacios políticos e institucionales del país”.

Un Estado en excepción

Ecuador se transformó en una suerte de centro logístico o plataforma del crimen organizado. Ubicado entre Colombia y Perú, este país dejó de cumplir un papel relativamente secundario en la narco-economía internacional. Incluso, pasó a ser otro productor y suministrador de droga, al tiempo que adquirió relevancia internacional por la presencia de grupos mafiosos trasnacionales, especialmente de México y Europa. El puerto de Guayaquil se convirtió en el punto de partida de la mayor cantidad de cargamentos de droga a Europa, sobre todo mezclados con el banano (conocido como narcobanano), el principal producto de agroexportación ecuatoriano a ese continente”, sostienen Alberto Acosta y Natalia Sierra en su trabajo “De la excepción del Estado a la militarización de Ecuador”.

Esta es una primera explicación para entender cómo Ecuador, de ser uno de los países más seguros de la región, en el año 2023 concluyó a la cabeza de la lista de las naciones más violentas, con 47 homicidios por cada cien mil habitantes, superando a México y Haití.

Consecuentemente o de la mano de este fenómeno, se produjo una retirada estatal que abonó el crecimiento de la violencia y la marginalidad social. Los gobiernos de Lenin Moreno, Lasso y el “banana kid” Noboa, abonaron a la eterna cantinela neoliberal del achicamiento del Estado. “La aplicación agudizada del neoliberalismo pre y pos pandemia ha empobrecido fuertemente a la sociedad y ha debilitado la institucionalidad estatal”, sostienen los autores citados.

Otro elemento que está formateando la vida de los ecuatorianos es la presencia militar en las calles que ya lleva cuatro años. Ante la crisis de seguridad desatada, que incluyó entre otros hechos la toma del canal estatal TC televisión, el presidente Noboa en 10 meses de gobierno decretó en ocho ocasiones el “estado de excepción”. Su antecesor lo había hecho 11 veces en sus casi dos años de gestión.

Así las Fuerzas Armadas fueron destinadas a apoyar a la Policía Nacional en las tareas de seguridad interior en el combate al crimen organizado, hecho refrendado por el voto popular de una población agobiada por la violencia mediante un referendum.

“Esta campaña ha estado supercondicionada por la presencia militar, esta sociedad está militarizada desde hace un año”, explica Machado. “Los indicadores de violencia han subido mucho durante el pasado mes de enero, hay un reempoderamiento de los grupos criminales en el país. Esto es muy habitual, si uno ve el patrón de comportamiento de estas bandas criminales tanto en Colombia como en México, cuando se han sacado los ejércitos a la calle para combatir la narcodelincuencia, lo que se observa es que hay un primer momento de reflujo y después vuelven a empoderarse, una vez adaptados al nuevo ecosistema se vuelven a empoderar”.

Hoy Ecuador vive una guerra interna con un territorio nacional militarizado, pero pocos son los “éxitos” que esta política oficial ha alcanzado para desbaratar a los 22 grupos criminales declarados como terroristas.

Sí, se multiplican los abusos hacia la población civil con el punto cúlmine del asesinato de “los cuatro de Guayaquil”: el 8 de diciembre pasado Ismael y Josué Arroyo, de 15 y 14 años, Nehemías Arboleda (15) y Steven Medina (11), fueron detenidos por una patrulla del ejército en el barrio popular Las Malvinas. Estuvieron desaparecidos varios días hasta que sus cuerpos incinerados, con rastros de tortura y mutilaciones, fueron encontrados cerca de un cuartel militar el día de Nochebuena. Los cuatro eran afroecuatorianos.

Josué (14), Ismael (15), Saúl (15) y Steven (11), los cuatro de Guayaquil fueron desaparecidos, torturados, asesinados y calcinados por personal de las FFAA.

A pesar de la fuerte exposición que tuvo este caso, de las evidencias de fabricación de “falsos positivos” por las FFAA ecuatorianas, ningún candidato o candidata ha introducido este tema en la campaña. “Debo decir que prácticamente todos los candidatos han dejado olvidado a los cuatro menores de edad asesinados en diciembre. Es realmente inquietante, porque te da que pensar, qué nivel de naturalización de esta brutalidad, de deshumanización de la sociedad ecuatoriana se está produciendo en este marco de crímenes y violencia cotidiana, que el Estado ha sido incapaz de manejar”, concluye Decio.

Violencia, botas y votos

“Enero del 2025 ha sido el mes más violento en la historia del país, con más de 750 homicidios”, sostiene Machado. Esto contradice una de las pocas fortalezas del relato oficialista de Noboa que sostenía haber bajado los niveles de violencia y de homicidios en un 15% a lo largo de 2024. Las estadísticas actuales destruyen su único baluarte.

La crisis energética que ha mantenido a los ecuatorianos con cortes de luz de hasta 14 horas por día ha implicado que “Ecuador sea el único país de América Latina que cerró el 2024 con contracción económica junto con Haití y, posiblemente, Argentina. Debido, entre otros factores a los apagones, se ha producido una pérdida de más de 150.000 puestos de empleo durante el pasado año. Realmente es un gobierno muy malo, con muy poca posibilidad de poner encima de la mesa más que un legado de expectativas incumplidas”, sostiene el sociólogo y periodista español.

“Realmente, en esta votación pesa más la resistencia de una parte muy importante de la sociedad ecuatoriana a que vuelva el correísmo, que la capacidad de Noboa de poner méritos o logros encima de la mesa de discusión; porque no los tiene”, concluye Machado. Nos suena conocida esta rola a los argentinos y argentinas ¿no?

 

Fuente: https://canalabierto.com.ar

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