Entre el superávit fiscal y las denuncias que no se investigan

Por Juan Severo
El gobierno nacional ha hecho del superávit fiscal su bandera más alta. Lo defiende a ultranza en cada discurso, presentándolo como el gran logro de gestión. Y, en paralelo, dedica buena parte de su energía a señalar con nombre y apellido a lo que denomina “los depravados fiscales del kirchnerismo”, acusándolos de ser los responsables de todos los males del país.
En esa narrativa oficial, se repite la imagen de un Estado plagado de “ñoquis” y de un sistema previsional con más de cuatro millones de jubilados sin aportes previos. haciéndolos responsables del desfinanciamiento del sistema y no como victima de los distintos gobiernos que por su ineficiencias en las políticas llevadas acabo dejaron a esos y muchos sin trabajo o empleo para poderse desarrollar con su familias. Sin embargo, el gobierno parece evitar poner sobre la mesa datos concretos y verificables que respalden estas afirmaciones.
Un ejemplo emblemático es el Hospital Garrahan, orgullo y referencia sanitaria a nivel nacional y regional, que el oficialismo también ha usado como blanco de críticas, denunciando que “hay más administrativos y ñoquis que médicos”. Pero nunca se mostraron informes reales: cuántos médicos deberían trabajar allí, cuántos administrativos hay, y cómo se compara esa proporción con los estándares sanitarios. En otras palabras, el gobierno instala acusaciones sin presentar el “blanco sobre negro” que permitiría a la sociedad conocer la verdad. un ejemplo de ello es el secretario general de la asociación de trabajadores del estado ATE de ir sector por sector, planilla en mano y controlar la cantidad de trabajadores y las funciones que realizan cada uno, esta seria una buena manera de que la sociedad sepa quien miente o exagera.
El caso fentanilo: muertes, vínculos políticos y un tablero trabado
Otro punto caliente es la crisis por el fentanilo adulterado, que ya habría causado más de 90 muertes. Según denuncias que circulan, la droga provendría de un laboratorio con vínculos con un dirigente ligado al kirchnerismo, el ministro de salud provincial y hasta un juez que sería hermano de ese ministro.
En el Congreso, el tablero está paralizado:
- El kirchnerismo bloquea la conformación de una comisión investigadora sobre el caso.
- Los libertarios hacen lo propio para evitar una comisión que investigue el caso Libra, un escándalo de presunta estafa que salpica al propio presidente.
Así, las investigaciones no avanzan y las muertes por fentanilo se acumulan sin responsables claros.
Responsabilidades que el gobierno omite
Milei lleva ya 18 meses en el poder y, aunque sube el volumen de sus denuncias, evita recordar que el Ministerio de Salud de la Nación —bajo su propio gobierno— es el responsable del control de la ANMAT, el organismo que debe fiscalizar la producción y calidad de medicamentos.
En este sentido, la cadena de responsabilidades alcanza a todos:
- El gobierno nacional por no ejercer el control político.
- El Ministerio de Salud por no garantizar la vigilancia técnica.
- La ANMAT por no cumplir su rol de contralor.
- El laboratorio y sus dueños por producir sin respetar estándares de calidad.
Si no hay un control real y transparente, los discursos quedan reducidos a lo que son: denuncias vacías que no buscan justicia, sino impacto político.
En la Argentina actual, el superávit fiscal parece ser la vitrina impecable que el gobierno quiere mostrar, mientras que detrás de ella se acumulan expedientes, muertos, organismos inactivos y una maraña de complicidades políticas que atraviesa oficialismo y oposición.
El problema es que, como en tantas otras crisis, el costo lo paga la sociedad.
Foro Matanzero.
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