Esteban Magnani: “Sin el conocimiento humano, la Inteligencia Artificial no sirve”
El especialista en tecnología presenta mañana su libro “La mano invisible detrás del algoritmo”. “La cuenta de la IA la estamos pagando todos a través de los daños ambientales”, asegura. Además, cómo afecta la herramienta virtual de moda al trabajo y la política.

Por Inés Hayes | En La mano invisible detrás del algoritmo (Prometeo), el periodista Esteban Magnani propone frenar la vorágine para recordar lo que prometió cada una de las nuevas tecnologías para poder entender la lógica que dirige realmente al algoritmo. Este viernes 26 de septiembre a las 18 en Prometeo Café (Pringles 519, Almagro, CABA), el autor presenta el libro junto a los investigadores José Seoane y a Fernando Schapacnik.
¿Cómo nace la Bitcoin?
-Bitcoin nace como una respuesta tecnológica a la crisis del 2008, sobre todo pensando en una moneda distribuida que no esté controlada por los bancos ni por un poder central como una supuesta forma de democratización. Lo que pasa es que esa falta de controles por parte de una institución deriva en que aquellos que tengan más poder y más dinero pueden efectivamente tener un poder muy grande para especular con esa moneda y eso es lo que va pasando, además un profundo daño ambiental.
Nace de un interés genuino y genera una comunidad, pero en algún momento los poderes financieros y especulativos ven que ahí hay una posibilidad de inflar y desinflar para vender en el momento de pico y comprar en el momento de caída y mantener una expectativa siempre utilizando como coartada este lenguaje liberador de la tecnología.
Este modelo basado en blockchain bastante exitoso es el que luego se utiliza como palabra mágica para imbuir de modernidad a un montón de otros proyectos como los NFT, otras criptomonedas, stable coins, juegos play to earn y muchas otras cosas. Digamos que esa democratización y esa supuesta tecnología, que por su arquitectura garantizaba la imposibilidad de que alguien controlara o juntara más poder sobre esa moneda, en realidad termina funcionando como una coartada para que algunos pocos se enriquezcan o usen ese discurso progresista, por llamarlo de una manera, como excusa para, en realidad, hacer sus propios negocios.
¿Cómo sigue funcionando?
-Sigue funcionando por muchas razones, en parte porque sigue habiendo una comunidad fuerte y genuina, pero también porque hay especuladores. No recuerdo las cifras exactas, pero menos del 1% de las billeteras tienen un control de más de la mitad de los bitcoins circulantes, es decir que en realidad no logra cumplir con el fin por el cual fue originalmente pensado y se termina transformando en otra herramienta de especulación.
¿Por qué es tan importante la figura de Elon Musk en ese mundo?
-La figura de Elon Musk es especialmente interesante porque engloba lo que en otro momento podría haber sido una personalidad enferma, pero se transforma en este momento del capitalismo en una personalidad que resulta atractiva con sus promesas mesiánicas para el capital. Es decir, es un inspirador y en este momento el factor psicológico de poder convencer y vender una idea que promete ser tan revolucionaria como lo fue Google en su momento, puede resultar atractiva. Él es uno de los fundadores de una pequeña start up que termina vendiendo y con eso junta el capital para crear PayPal, que propició una disrupción en los bancos, que evidentemente era cierto que era un mercado muy conservador y él propuso una disrupción y a partir de ahí genera una plataforma virtual de gestión de dinero que termina siendo exitosa y que le permite juntar el dinero para formar SpaceX, comprar Tesla y hacer otros grandes negocios. Y lo hace siempre prometiendo mucho más de lo que concreta y escapando hacia adelante de las crisis sucesivas que va generando. En ese camino, muchos de los indicios de su personalidad problemática, por decirlo de alguna manera, se van ampliando y se van manifestando de manera cada vez más clara, sobre todo con sus últimas participaciones en el gobierno de Trump. Elon Musk es uno de los hombres más ricos del mundo y engloba en su personalidad muchos de los requerimientos de un capitalismo exitoso basado sobre todo en la generación de expectativas.
¿Tiene X un rol en la formación de las derechas en el mundo?
-No sé si X tiene un rol en la formación de las derechas. Sí claramente es un catalizador y un síntoma también. Puede ser que haya sido un catalizador, un acelerador de este proceso. Los algoritmos en general de las redes sociales lo han sido porque han detectado que los mensajes más extremos, más provocadores son los que generan respuestas más viscerales y a partir de ahí es que se viralizan, se multiplican, entonces si vos querés tener éxito en una red social, tenés que ser lo más radicalizado posible, lo más exagerado, lo más provocador posible, porque el algoritmo detecta ahí que hay algo que cumple el objetivo de las redes sociales, que es generar más visualizaciones, que a su vez se traducen en mostrar más publicidades y eso produce a su vez más dinero. Es decir, que la dinámica del modelo económico es la que termina generando efectos colaterales, sociales, políticos y el clima social.
Pero también el modelo de negocios basado en publicidad y en la capacidad de generar deseos o canalizar deseos, es un modelo muy útil también para el mercado político, sobre todo en un momento de mucha disconformidad, mucho enojo, mucha frustración. Entonces detectar a los influenciables, ir llevándolos hacia tu lado a través de las redes sociales, no solo de X, se va profundizando.
¿Quién paga la cuenta de la IA?
-Sobre todo el medio ambiente. La estamos pagando todos a través de los daños ambientales que provoca. Todo ese dinero que de alguna manera extraen del mercado publicitario, de las plataformas publicitarias, de las plataformas que conducen autos o que hacen repartos, todo ese excedente se está volcando hacia la inteligencia artificial para generar gigantescas granjas de servidores, de procesamiento que consumen muchísima energía, porque supuestamente ahí está la próxima gran cosa de internet o del mundo digital que les va a permitir a ellos recuperar su fortuna. Al mismo tiempo la cuenta también se va a pagar si eventualmente se produce un tsunami de reemplazo de trabajo humano como prometen, que es algo que todavía no está claro que vaya a ocurrir o por lo menos que no vaya a ocurrir en la dimensión que ellos lo dicen, y esa cuenta también vamos a pagar porque el modelo social no resiste una tasa de desocupación como la que prometen estas grandes empresas tecnológicas a partir del reemplazo de trabajo masivo.

¿De qué manera afecta la IA al mundo del trabajo?
-Es algo que todavía no está claro. Algunos estudios dicen que en algunos sectores hay reemplazo, pero parte de ese reemplazo después se vuelve para atrás porque el producto de las inteligencias artificiales no es suficientemente bueno, entonces necesitan supervisión humana y a veces el costo de la supervisión humana termina siendo más grande que el de un sueldo de un humano. Lo que sí parecería que se está produciendo es ayuda en tareas determinadas o en la reducción de tercerización de ciertas tareas a partir del uso de inteligencia artificial. Lo que tampoco está claro es si estas grandes empresas que ofrecen esos servicios están realmente cobrando lo que corresponde por los costos que tiene la inteligencia artificial, tanto de desarrollo como de mantenimiento en cuanto a energía, chips, instalaciones y demás. ¿Qué pasará el día que cobren realmente lo que cuesta? Bueno, eso no está claro.
Históricamente estas plataformas trabajan perdiendo mucho dinero al principio con la idea de establecer algún tipo de control sobre el mercado, un monopolio y después sí una vez que se tiene ese orden sobre el mercado, cobrar lo que corresponde. Estamos todavía en una etapa en la cual trabajan por debajo de los costos a pérdidas monstruosas y no está claro que realmente vayan a poder recuperar ese dinero.
Y también lo que ocurre con la inteligencia artificial es que funciona como un atajo político, ¿no es cierto?
-Como una coartada política para decir, bueno, la inteligencia artificial dice que hay que cerrar tal ministerio porque los costos no se justifican o automatizar la guerra, por ejemplo, como ocurre en Gaza donde se delegan tareas de decisiones de ataques a una inteligencia artificial prácticamente sin supervisión humana, con lo cual el margen de error ya se sabe lo que produce. También es Milei diciendo, al volver de Silicon Valley, que Google tiene una inteligencia artificial pensada para la reforma del Estado a la cual obviamente si uno le hace suficientes preguntas le hace decir lo que uno quiera. Pero en definitiva, y esto es lo más importante, la inteligencia artificial no es ni inteligencia ni es artificial. No es inteligencia en el sentido que es estadística y no es artificial en el sentido de que no produce conocimiento si no es a partir de conocimiento humano real, es decir, que no es artificial. Sin el conocimiento humano, sin los productos de la inteligencia humana no puede ser entrenada la inteligencia artificial y por lo tanto lo que hace no va a servir.
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Fuente: https://canalabierto.com.ar
				


