Estrés y salud: ¿qué tanto afectan las emociones al corazón?
Especialistas aseguran que las enfermedades cardiovasculares son las más prevalentes en el país por causas emocionales y genéticas.
El corazón está relacionado con lo afectivo. Si hay algo que perturba a este órgano tan importante, es lo emocional. Las emociones negativas, indudablemente, impactan de manera significativa en él, y provocan una de las enfermedades más prevalentes en el país: las cardiovasculares.
De este modo definió el cardiólogo Alberto Marani los comportamientos del corazón ante las situaciones que provocan estrés. En Radio Universidad, explicó que existe una línea que une a la cardiología con la psicología. Esta es una rama fundamental para entender el impacto de las emociones en la respuesta biológica del cuerpo.
“Recordemos que una gran parte de nuestra cabeza sigue recordando, aunque nos relajemos. Estamos hablando de (Sigmund) Freud, del gran inconsciente, dentro del cual las cosas siguen pasando. Esto entra en el cuadro llamado estrés, que desencadena una reacción fisiológica que trata de adaptarnos a una situación”, expuso el especialista.
Y continuó: “Cuando uno no logra adaptarse, el sujeto está desadaptado. Es decir que se genera un impacto, un daño orgánico. En este caso, el que más se daña, habitualmente, es nuestro querido corazón”.
El estrés, ¿la única causa de las enfermedades cardiovasculares?
Es importante destacar que una situación de estrés no es la única desencadenante de esta condición. En la pirámide de la salud, “la base es la genética”: es la que predispone más, o menos, a un sujeto a tener alteraciones metabólicas, como el colesterol o la presión arterial alta. “Si venimos bien de fábrica, arrancamos bien”, destacó Marani.
El especialista concluyó que la genética y el estrés funcionan en conjunto a la hora de provocar un accidente cardiovascular. Por eso, señaló que “lo más fácil” para evitarlos es cambiar hábitos alimentarios y realizar, o sumar, actividad física. Además, para “bajar el estrés”, recomendó trabajos respiratorios como yoga o meditación, que “sirven mucho para balancear estas situaciones psicoemocionales y psicosociales”.