De que se trata

“Gordon”, de Marcelo Larraquy: De la delincuencia a la violencia paraestatal

El autor de las biografías de Galimberti, López Rega y Francisco habla de su primera novela, en la que aborda la figura de Aníbal Gordon. “Me atraen las transformaciones internas, el arco de transformación de los biografiados”, afirma.

Redacción Canal Abierto | En la que es su primera novela, el periodista e historiador Marcelo Larraquy aborda la figura de Aníbal Gordon, el pistolero conocido como jerarca de la Triple A, luego reciclado por la dictadura como responsable del centro clandestino de detención Automotores Orletti.

En Gordon (Sudamericana), el autor narra el recorrido del personaje desde el espectacular asalto a un banco en Bariloche hasta el momento en que es reclutado por los servicios de inteligencia como ejecutor de la inminente represión ilegal de la Triple A.

Larraquy es autor de una obra prolifica que se inició con Galimberti. De Perón a Susana. De Montoneros a la Cia, escrito en coautoría con Roberto Caballero y que incluye López Rega, el peronismo y la Triple A, Fuimos soldados, Código Fransisco, Argentina. Un siglo de violencia política: 1890-1990. De Roca a Menem. La historia del país y La guerra invisible. El último secreto de Malvinas.

A pesar de que la indagación sobre la década del 70 a través de sus personajes oscuros no es una novedad para él, sí lo es la elección del formato novela en el abordaje de la figura de Aníbal Gordon.

Investigué 4 años y luego me desprendí de la investigación como para tener una voz más libre al momento de escribir. Además, como el libro toma mucho de la banda de delincuentes, por momentos gánsteres, por momentos marginales, siempre a la espera o a la búsqueda de un gran robo, me parecía que el personaje tenía aristas para una novela, no solamente para el dato histórico, o la investigación histórica que tienen protocolos más ordenados y que son difíciles de saltear. Entonces me daba una narrativa mucho más abierta, pero con respaldo de la investigación siempre”, cuenta el escritor en diálogo con Canal Abierto.

A diferencia de los libros sobre López Rega o Galimberti, Gordon es un especie de precuela de la historia más conocida suya. Aunque, a decir verdad, el halo de misterio que lo envuelve es mayor que el de los otros personajes.

“Lo que tiene interesante es que él robó un banco a los 40 años. Ahí él era un hombre de familia, con sus hijos, que vivía en un pueblo como pantalla y era considerado muy buen vecino. El libro arranca con el robo a un banco de Bariloche. Este hecho fue notable porque es el mayor robo de la historia de un banco en la Patagonia”, describe Larraquy.

“El hecho de que fuese más grande -continúa- también hace que se involucre en la nueva generación de militantes que están en la pelea política del 71, 72, 73. Eso le da facultades que otros no tienen por inexperiencia, entonces les sirve alguien mayor para golpear una puerta y que le crean que es un coronel y no un muchacho de 25 años que quiere hacer alguna tropelía. Entonces lo convocan a Gordon porque saben que además de la experiencia de calle, este tipo vive el arte de la simulación”.

Respecto del recorte elegido para la novela, Larraquy plantea que “marca un poco el quiebre también. Es decir, el libro habla mucho de la violencia política, del inicio de esa etapa de la violencia política y a mí me gustaron siempre los personajes que estaban ocultos en algún lado y de golpe aparecen y después vuelven a desaparecer”.

“El caso de Gordon, se lo recuerda por el secuestro de Kelly en el año 83. Pero nadie va a recordar lo del Banco de la Patagonia. Sí pasó que él fue muy respetado en la cárcel con los presos políticos por ese robo. El estaba con militantes del ERP en la cárcel de Devoto. Entonces le preguntaban, `¿vos que por qué estás preso?´ `Bueno, yo porque robó un banco´. Y el militante del ERP decía, `Yo también estoy preso por robar un banco´. Entonces se daba cierta empatía de alguna manera”, resalta el investigador.

Un elemento particular de la figura de Gordon es que, a diferencia de organizaciones que tenían a la violencia política como herramienta y para sostenerla debían recurrir a prácticas delincuenciales, Gordon hace el camino inverso: de delincuente a ejecutor de la violencia política.

Larraquy sostiene que “esa es la singularidad. Por eso me atrajo el personaje. Primero que fuese mayor; segundo, cómo llega él a introducirse en estos momentos de convulsión y de convulsión política, también a adquirir un discurso político y empezar a trabajar para los servicios y a conocer un poco los procedimientos. Es decir, ya los conocía: lo que es reventar una casa, secuestrar a alguien, eso ya lo hacía. Pero de lo que se da cuenta es que lo pueden proteger primero la policía y después los militares directamente, que lo ponen a cargo de un centro clandestino. La singularidad también tiene que ver con que es el único civil a cargo de un centro clandestino de represión en la dictadura militar”.

¿Y cómo llega a darse esta situación? «Él es un hombre de la SIDE y la SIDE le delega ese mando junto a la Policía Federal y a militares uruguayos que venían a buscar a guerrilleros uruguayos en el marco del Plan Condor», explica Larraquy

Siendo su primera incursión en la narrativa, cabe la pregunta acerca de la convivencia entre el historiador y el periodista de investigación con el flamante novelista: “El narrador en un momento tomó el mando de la cosa y ya el historiador quedó ahí como en un segundo plano. Es decir, fue un trabajo conjunto, pues yo hice mucha investigación y cuando empecé a escribir, como novelista trataba de no dejarme ahogar por el otro. Me viene ahora en mente el cuento de Rodolfo Walsh Nota al pie”. Se refiere a un cuento del autor de Operación Masacre, en el que, en el transcurso de las páginas, la nota al pie va ganando espacio sobre el texto.

Yo había escrito esto como no ficción. No lo había terminado, pero lo había escrito. Y me pareció que estaba jugando a más de lo mismo, que en un momento tenía que soltar la mano, soltar la voz y tomar riesgos. Obviamente me costó y pasé muchos meses escribiendo y buscándole la vuelta. Pero después la novela tiene mecanismos, no es que podés escribir cualquier cosa, porque la novela tiene que resultar verosímil y que vos mismo como autor te creas lo que estás escribiendo, si esto pudo haber sucedido más o menos así. Hay cosas que funcionan como un auto que va por la ruta, va por un túnel subfluvial y vuelve a aparecer en la ruta. Es decir, vos te vas manejando de modo que sea coherente y si al lector le resulta verosímil. Me parece que la novela tiene muchos mecanismos internos, una cohesión interna que hace que tanto yo como autor me la crea y entiendo que el lector también. Ese es el éxito de la novela”, sentencia Larraquy

Respecto de su interés por las biografías a la hora de indagar sobre un momento histórico, subraya que le interesa “la interacción social de esa persona. Porque la biografía es una representación social de un contexto. Eso es lo que vuelve interesante al personaje. Sus conflictos, su psicología interna, sus obstáculos, su recorrido, sus caídas. Y eso está constantemente en todos mis libros, pues hace a la vida de las personas. Básicamente me interesa la transformación en el caso de las biografías de los 70, entre las que no desdeño a Bergoglio, porque en Código Francisco yo cuento mucho de la historia de Bergoglio en los 70”.

“Tanto en las cuatro biografías que escribí que son Bergolio, Gordon, Galimberti y López Rega, me interesó que son personajes a los que les ocurren cosas extraordinarias en base al contexto político en el que viven. A mí me atraen las transformaciones internas, el arco de transformación de los biografiados. Hay una relación en el relato histórico para contar una historia a través de hechos y personajes que te permiten también entender los conflictos de intereses por los que atraviesa un país y a la vez eso deriva en distintos tipos de violencia”, concluye.

Entrevista: Manuel Rodríguez

 

 

Fuente: https://canalabierto.com.ar

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