Sociedad

“Hay gritos que buscan ser escuchados”, expresó el monseñor Eduardo García

En el marco del Día de San Cayetano, el pontífice presidió la misa de inauguración de la capilla que lleva el nombre del “Padre de la Providencia”, ubicada en Isidro Casanova. Allí, dejó fuertes definiciones, al mostrarse profundamente preocupado por el contexto actual.

En el marco del Día de San Cayetano, el monseñor Eduardo García presidió la misa de inauguración de la capilla que lleva el nombre del “Padre de la Providencia”, ubicada en la localidad matancera de Isidro Casanova. Allí, estuvieron presentes dirigentes sindicales, organizaciones sociales nucleadas en la UTEP, organismos de DDHH, y algunos de los trabajadores despedidos de Medamax, el mayorista de artículos de limpieza situado en Gregorio de Laferrere.

Durante su homilía, el obispo dejó fuertes definiciones al mostrarse profundamente preocupado por el problema del desempleo, la pobreza y la “desesperación” que invade a los sectores más vulnerables. “Hay gritos que buscan ser escuchados”, manifestó. “Hay gritos que podemos oír, pero también hay gritos silenciosos a los que, muchas veces, nos fuimos acostumbrando”, reflexionó.

Gritos invisibles

En ese sentido, se refirió a “los gritos invisibles que reflejan la desesperación humana que busca despertar la sensibilidad”. “Los chicos en situación de calle gritan porque están aclamando una oportunidad de futuro”, planteó. “Los ancianos que buscan un lugar donde dormir calentitos, ellos que trabajaron toda su vida, también son el grito que exige una respuesta inmediata al fracaso social”, lamentó.

“Están abandonados a su suerte pidiendo ayuda con la poca dignidad que les queda”, expuso el monseñor. “Son gritos en contra de una estructura nefasta y estafadora”, advirtió y precisó que “también es un grito silencioso el de las personas que empujan un carro buscando algo que les permita sobrevivir un día más”. “La rutina y la costumbre hicieron que pasemos junto a ellos sin reconocer su lucha diaria por la dignidad y el sustento”, alegó.

Asimismo, puntualizó que “esos gritos que parecen mudos resuenan en la conciencia de la sociedad que los tiene abandonados”. “Los pobres, los que están en situación de calle, los jubilados, los sin dignidad no son una maceta rota que hay que esconder para que no se devalúe la propiedad o para no afear la peatonal o la avenida central”, enfatizó. “Ellos son un recuerdo de un futuro que ya es presente”, señaló.

«El pueblo no quiere limosna»

Además, el pontífice ahondó que “el pueblo no quiere pan regalado como limosna”, sino “un trabajo digno”. “Sin trabajo, no hay pan, no hay educación, no hay vida digna”, aseveró. “Sin un trabajo que dignifique, crece la violencia de pobres contra pobres”, alertó. Así, retomó las palabras de los curas que trabajan en los barrios populares y “ponen en su boca el grito más angustioso de muchos argentinos”.

“La crisis social y la precarización laboral se traducen en problemas comunitarios de toda índole y un camino ineludible es la generación de empleo”, exteriorizó. “Muchas personas de nuestros barrios populares vivían de obras de la construcción o de changas que ya no existen», comentó. «Y muchos trabajadores de cooperativas dadas de baja han caído en la indigencia”, sumó.

Cabe destacar que el comunicado del Equipo de Sacerdotes de barrios populares de todo el país llegó en vísperas de la multitudinaria movilización que encabezó la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) junto con la Confederación General del Trabajo (CGT), la CTA Autónoma, la CTA de los Trabajadores y miles de fieles, entre otros.

El movimiento obrero presente en la misa de inauguración
Fuente: https://www.el1digital.com.ar

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