La baja de la edad de imputabilidad, una propuesta que no ofrece soluciones
El psicólogo Giancarlo Quadrizzi reflexionó al aire de Radio Universidad sobre el proyecto de ley que busca establecer la edad de imputabilidad penal en los 14 años y las causas del delito en niños y adolescentes.

Por Giancarlo Quadrizzi*
Un niño es simplemente eso. No son menores ni adultos. Un niño o un adolescente tienen características que debemos cuidar, porque la niñez es un derecho. Esto significa que, si no hay un Estado que los proteja, que construya a esas personas que tienen menos de 18 años como niño, pasa a ser un objeto fácilmente explotable por distintos actores que se aprovechan de esa vulnerabilidad.
Como militante de las niñeces y miembro de organizaciones científicas que trabajan con jóvenes en organizaciones como Adolescencia Argentina o la Confederación de Adolescencias y Juventudes, puedo afirmar que bajar la edad de punibilidad, por un lado, contraviene la mayoría de las convenciones internacionales, tratados que adhieren a las mismas y leyes nacionales.
Por otro lado, jamás han resultado eficaces como método para reducir el delito, sino todo lo contrario. Hay bastante evidencia de que si un joven o niño comete un delito, se lo trata como un joven y se generan espacios de rehabilitación y de construcción de otro contexto social, resulta muy efectivo y puede revertir esta situación.
Asimismo, está ampliamente demostrado que si se lo trata como un adulto a un niño que cometió un delito y se lo inserta en un sistema penal que no está adecuado, lo único que produce es profundizar esto.
Edad de imputabilidad: la falta de contención de las niñeces
Cuando uno analiza los problemas sociales, se produce una serie de distorsiones. Así como pensamos que un niño bien cuidado le devolverá a la sociedad lo que la misma le dio cuando sea grande, entonces es incorrecto pensar que si este es un problema de la sociedad, lo debe resolver la familia.
No podemos dejar el cuidado de las niñeces exclusivamente en manos de las familias, porque no siempre son lo que uno piensa. Cada una tiene sus propios problemas, y no se puede depender de la capacidad de una familia que el niño vaya a la escuela, se atienda o desarrolle. Debe haber una comunidad y un Estado que participen para que esto suceda.
Si las personas piensan sus problemas individuales en términos sociales, probablemente quieran venganza. Ahora, si llevamos esta pulsión individual a un nivel social e instauramos esa instancia como justicia, estoy trastornando el sentido específico de la justicia, que es el de garantizar la paz social.
Si bajan la edad de imputabilidad a los 14 años, cuando no funcione la bajarán a los diez; y como tampoco servirá, en algún momento podremos detectar tempranamente quién podrá ser delincuente o no, y los encerramos de chiquitos. Esto es reducir la justicia a una ordalía. Ningún niño de 14 años comete un delito importante sin un apoyo logístico. Los que tenemos algún tipo de responsabilidad ya sea académica, política o social tenemos que detenernos ante estas cuestiones.
*Licenciado en Psicología (MP 81.769).