La Corte de Brasil ordena la prisión de domiciliaria para Bolsonaro
El expresidente ultraderechista, que enfrenta una inminente condena por el intento de golpe de Estado contra Lula, violó una serie de restricciones que le había impuesto la Justicia brasileña. La injerencia trumpista continúa.

Redacción Canal Abierto | El domingo pasado hubo en Brasil una serie de manifestaciones a favor de una amnistía para Jair Bolsonaro, acusado de ser uno de los líderes del intento de golpe de Estado tras su derrota electoral en 2022 frente a Luiz Inácio Lula da Silva.
Durante los actos, los organizadores transmitieron varios mensajes del expresidente, violando así las restricciones impuestas en julio pasado por la Justicia. Entre las disposiciones, destacaba la obligación de portar una tobillera electrónica para monitorear sus movimientos las 24 horas, debido a un “riesgo concreto de fuga”, y una prohibición contacto con el resto de los investigados, incluido su hijo Eduardo Bolsonaro.
La transgresión de este último cruce fue la gota que rebalsó el vaso y precipitó la prisión domiciliaria que acaba de ordenar el ministro del Supremo Tribunal Federal de Brasil (STF), Alexandre de Moraes. Según su interpretación, los mensajes en cuestión incluían “incentivos e instigaciones a ataques al Supremo y apoyo a una intervención extranjera en el Poder Judicial brasileño”.
Sobre esto último, una hipótesi que manejan los magistrados es que el expresidente pueda llegar a buscar asilo en el extranjero, como en la embajada de Estados Unidos. La sospecha crece en paralelo a las presiones y mensajes injerencistas lanzados en las últimas semanas por Donald Trump.
Tras las amenazas con aranceles del 50% a las importaciones brasileñas, declaraciones en las que exigía el fin del proceso en contra de su aliado ultraderechista y sanciones contra el juez Moraes, Estados Unidos volvió a la carga y calificó las medidas judiciales como una “amenaza la democracia”.
Sobre la apreciación que realiza Washington, cabe recordar que la Fiscalía acusa a Bolsonaro de orquestar un complot golpista para anular los resultados electorales de 2022, un caso que podría derivar en una condena de hasta 40 años de prisión por los delitos de coacción, obstrucción de la justicia y ataques a la soberanía nacional.
En cualquier caso, la estrategia norteamericana no sólo no hizo mella sobre la soberanía judicial brasileña, sino todo lo contario: según varios analistas, el repunte en la imágen positiva del Gobierno tendría directa relación con la embestida desde el norte. «Lula aparece defendiendo al país frente a esas normas económicas brutales y el intento de interferencia; su prestigio ha subido enormemete ante la sensación de que el país está siendo atacado», analiza el filósofo y politólogo brasileño, Emir Sader.