La mega Flotilla Global Sumud zarpa a Gaza: un hito de resistencia civil en 2025
El próximo 31 de agosto decenas de barcos partirán desde distintos puertos del Mediterráneo cargados de activistas de 44 países y ayuda humanitaria, con el objetivo de romper el bloqueo y denunciar el genocidio. Antecedentes de solidaridad internacional con Palestina.

None
Redacción Canal Abierto | El 31 de agosto de 2025, decenas de barcos zarparán desde distintos puertos del Mediterráneo bajo un nombre que condensa tanto un horizonte como una convicción: Flotilla Global Sumud. “Sumud” significa resiliencia en árabe, una palabra cargada de memoria de resistencia frente a la ocupación. Sus organizadores —una coalición de activistas de 44 países— la definen como “la flotilla civil más grande de la historia”. Afirman que su objetivo no es solo entregar ayuda humanitaria, sino romper un bloqueo que consideran ilegal y, sobre todo, inmoral.
En Gaza, mientras tanto, la catástrofe humanitaria se ha vuelto insoportable: según la ONU, más de un millón de personas enfrentan hambre extrema, y los organismos de ayuda insisten en que se necesitan al menos 600 camiones diarios para cubrir las necesidades básicas, frente a la casi inexistente ayuda que en promedio Israel deja entrar. “Gaza es el lugar más hambriento del planeta”, dijo Jens Laerke, portavoz de la oficina de las Naciones Unidas para la coordinación de asuntos humanitarios. En ese contexto, los organizadores de la flotilla sostienen que su acción es menos una operación logística que un gesto político de denuncia.

La historia de estas flotillas está marcada por un episodio fundacional: el ataque al Mavi Marmara en 2010. Ese día, comandos israelíes abordaron en aguas internacionales un barco con activistas turcos y europeos, matando a nueve personas. El episodio generó un terremoto diplomático. El llamado Panel Palmer de la ONU reconoció la “fuerza excesiva y desproporcionada” de Israel, pero al mismo tiempo avaló la legalidad del bloqueo naval. En contraposición, el Comité Internacional de la Cruz Roja y expertos en derecho internacional lo calificaron como un “castigo colectivo” prohibido por la Cuarta Convención de Ginebra.
El 2025 ha mostrado que la confrontación ya no se limita a abordajes militares. En mayo, el buque Conscience fue alcanzado por un ataque con drones frente a Malta, que provocó un incendio y una brecha en el casco. Sus tripulantes denunciaron además un intento de suplantación de identidad en la señal de socorro, con un falso mensaje de “todo bajo control”. En junio, el yate Madleen, que llevaba entre otros a Greta Thunberg y a la eurodiputada Rima Hassan, fue interceptado en aguas internacionales y sus pasajeros detenidos y deportados. Y en julio, el barco Handala sufrió sabotajes previos a zarpar, incluyendo ácido sulfúrico disfrazado de agua y una cuerda enredada en la hélice.
No solo hay fuerza bruta, también presión diplomática: gobiernos europeos han retirado banderas a los barcos, las aseguradoras rehúsan cubrirlos, y las autoridades portuarias reciben órdenes de impedir su embarque.
Para los organizadores, la flotilla es una forma de “diplomacia popular”. El sueco Henning Mankell, que participó en el Mavi Marmara, solía decir que la meta no era llegar a Gaza, sino llegar al corazón de la opinión pública mundial. Hoy esa lógica se refuerza. “Cuando los gobiernos fallan, la sociedad civil tiene la obligación de actuar”, expresó Rima Hassan tras ser deportada.
Cínicamente, un portavoz del Ministerio de Exteriores israelí calificó la flotilla de “puro teatro político” y mintió sin pudor al asegurar que “cualquier ayuda puede entrar legalmente por los pasos terrestres”.
Este año también hubo caravanas terrestres que se movilizaron desde África, y la impresionante Marcha Mundial a Gaza, que fue reprimida en junio.
La Flotilla Global Sumud es más que barcos, víveres y riesgos en altamar. Es un espejo donde se reflejan las contradicciones del derecho internacional, las complicidades de los Estados y la capacidad de la sociedad de interpelar el statu quo. Aunque el desenlace sea incierto, la imagen de miles de activistas navegando hacia Gaza instalará una certeza: mientras el bloqueo persista, la solidaridad buscará alternativas.
Te puede interesar: Palestina no está sola: La Caravana Sumud desafía el bloqueo israelí y globaliza la solidaridad
Fuente: https://canalabierto.com.ar



