Gremiales

Las reformas que sí necesitan los trabajadores

Tras la victoria del domingo, Javier Milei prometió avanzar con reformas que pide el establishment. En primer lugar, la laboral. El investigador Luis Campos analiza la crisis del mercado de trabajo y plantea algunas claves para pensar medidas progresivas.

Por Elisa Corzo | Luego del sorpresivo triunfo del domingo, Javier Milei anunció que, ahora sí, avanzaría con las reformas que viene pidiendo el establishment para hacer a la Argentina “great again”, y que para eso negociaría con los gobernadores y los legisladores de otros partidos con los que hay “puntos de acuerdo”. “Vamos a impulsar las reformas que aun faltan”, afirmó.

Al día siguiente, en una entrevista televisiva confirmó que una de las primeras sería una reforma laboral. “Debe haber una modernización laboral, lo que no implica una pérdida de derechos”, se atajó.

Por supuesto, la historia y los antecedentes inmediatos lo contradicen: tanto el capítulo laboral del decreto 70/2023 -hoy suspendido por varias sentencias judiciales- como la Ley Bases implicaron nuevos retrocesos en materias de derechos laborales.

Recordemos: el paquete de leyes aprobado en julio de 2024 legaliza modalidades de contratación sin derechos laborales (con la creación de figuras como la de “profesional autónomo”, “trabajador independiente” o “colaboradores”), remueve los límites a la tercerización, amplía el período de prueba y habilita, vía negociación colectiva, la creación de fondos de cese laboral en reemplazo a las indemnizaciones. Además, elimina las multas por empleo no registrado, otorga más facultades a los empleadores para despedir con causa frente a reclamos colectivos y suma obstáculos a la reinstalación en casos de despido discriminatorio, entre otras medidas.

El proyecto más comentado en estos días en los medios como el modelo de reforma que impulsaría Milei, el presentado en noviembre de 2024 por la diputada libertaria Romina Diez, tampoco es alentador: extensión de la jornada laboral hasta 12 horas con bancos de horas, indemnizaciones en cuotas, más arbitrariedad para modificar las modalidades de trabajo, cambios en el régimen de licencias por enfermedad y vacaciones, entre otras.

Sin embargo, la misma libertaria salió a aclarar que ese era un proyecto viejo y que el Gobierno preparaba “uno mejor”.

Así lo señaló, en diálogo con Canal Abierto, el investigador del Instituto de Estudios y Formación (IEF) de la CTA Autónoma, Luis Campos, quien además aclaró que otra de las ideas que se pusieron sobre la mesa en estos días, la del “salario dinámico”, más bien parece un intento por correr la discusión.

“El concepto en sí no está en ningún libro, no está en ninguna ley. Ahora, si nos ponemos a hacer conjeturas, lo que estarían pensando es en reducir el peso de los componentes fijos del salario (salario básico, antigüedad, título, adicionales objetivos) y aumentar el peso de los componentes variables (los premios por rendimiento, por producción, por presentismo, o los vinculados a las evaluaciones de desempeño)”.

“Esos últimos podrían ganar terreno, lo cual implica una precarización del salario porque, de vuelta, empieza a depender mucho del resultado de tu trabajo, que muchas veces está fuera de tu control”. Por ejemplo, si se rompe una máquina por 15 días, o si una parte del salario depende de la opinión de tu jefe.

No hay magia

En paralelo, el analista dio algunas claves para pensar las problemáticas reales que atraviesan al mercado de trabajo: “Definitivamente, el mercado laboral en Argentina no le da respuesta a los trabajadores y a las trabajadoras. En los hechos, hoy alrededor de la mitad de los trabajadores y trabajadoras no tienen derechos laborales, sea porque son asalariados no registrados, porque trabajan por cuenta propia, o porque están desocupados”, precisó.

Entonces, “claramente, hay serios problemas”. “Algunos se podrían abordar con reformas legislativas, pero la mayoría están muy vinculados al comportamiento de la actividad económica: si la actividad económica sigue estancada como está estancada hace 13 años, desde el 2012, no va a haber reforma legislativa que que te permita mejorar la situación de los trabajadores y trabajadoras de manera significativa”.

“Y si la actividad económica empieza a crecer, eso tampoco lo garantiza por sí solo, porque va a depender mucho de si los sectores que crecen demandan fuerza de trabajo. Lo cual es un riesgo, porque los sectores ganadores del modelo actual son sectores que por sí mismos no van a impulsar un crecimiento del mercado de trabajo”, agregó.

Reformas que si

Para Campos, ese panorama “no quita que se puedan pensar reformas que son necesarias, algunas generales y otras sectoriales”. A continuación, un repaso por las urgentes:

Cuidados: Entre las generales hay una “ineludible”, relacionada a mejorar el marco de protección, regulación y de compatibilización entre las tareas de cuidado y las obligaciones laborales.

“Por poner un ejemplo burdo -apunta el investigador- la licencia por paternidad que siguen siendo dos días. Y la licencia por adopción no existe. Si alguien adopta un chico cuando lo busca se lo tiene que llevar a al abuela o a una niñera”. Tampoco existe en la legislación general (puede estar en algunos convenios) la licencia por cuidado de familiar, destaca.

Enfermedades y accidentes laborales: Para Campos, es imprescindible mejorar los mecanismos de prevención en materia de enfermedades y accidentes laborales. “Sigue siendo un problema muy serio. El sistema sigue armado en función del lucro de las aseguradoras de riesgo del trabajo (las ART) y un sistema basado en el lucro es incompatible con un sistema que ponga en el centro de la discusión la prevención y la minimización de las enfermedades y accidentes originados en el trabajo”, explica.

Trabajadores de plataforma: “Las empresas los encuadran como trabajadoras y trabajadoras por cuenta propia, lo que implica que no tienen ningún derecho laboral: no hay licencias, no hay cobertura frente a accidentes y enfermedades laborales, no hay límite de jornada, no hay piso salarial. Es un sector que carece de cualquier tipo de protección legal”. Por eso, propone Campos, debería discutirse su inclusión en la ley de Contrato de Trabajo, o bien, dictar algún estatuto especial, “que los reconozca en su calidad de trabajadores”.

Informalidad: Este sector, el que más viene creciendo con Milei, requiere atención especial. “Se podría ir avanzando con algunas medidas pero reconociendo que, en términos laborales, es un sector que en muchos casos ni siquiera tiene empleador”. “Eso no quita que se pueda plantear algún tipo de reforma, por ejemplo, asociada a las tareas de cuidado”, apunta el especialista.

En definitiva, para Campos “hay un combo de situaciones que deberían estar en el centro de una reforma laboral de carácter progresivo”. “Sobre todo” -destaca- “para hablarle también a esa masa de trabajadores y trabajadoras que hoy miran esta discusión un poco desde afuera y que dicen: ‘bueno, para mí todo esto no es un problema porque yo esos derechos ya no los tengo’”.

“Para esos trabajadores y trabajadoras también va a ser un problema”. “Porque quitarle derechos a la mitad que todavía los tiene no es que mejora su posición o sus posibilidades de conseguir un trabajo formal. Al contrario, los aleja aún más”, afirma.

 

 

Fuente: https://canalabierto.com.ar

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