De que se trata

Llegada de un nuevo año: cómo es la planificación, cuándo se hace y qué hacer ante un fracaso

El docente Marcelo Carbone, especialista en Emprendedurismo, precisó los detalles a tener en cuenta al momento de planificar. Qué área de la vida es prioritaria, cuál es la diferencia entre metas y objetivos, y por qué “hay que aprender a repetir”.

Por Marcelo Carbone*

La planificación debe tener un horizonte temporal. Cuando uno se pone un objetivo y una meta que se pueden ordenar cronológicamente, deben tener un cierre. Eso no quiere decir que se deba cumplir con todas las metas, eso sería lo ideal. Hay que tener en cuenta que los objetivos son más pequeños y ordenables que las metas, que son más amplias.

El mejor momento para la planificación es cuando se arranca. O mejor, previo al arranque, es el día cero. El día uno se debe arrancar con lo que se planificó antes. La planificación siempre es previa, nunca en la marcha.

Hay un ejemplo muy bueno que habla de que, cuando uno trata de llenar un frasco con piedras, primero entran las grandes y, luego, las más chiquitas. Lo mismo aplica conceptualmente a la planificación. Hay que planificar las áreas en que se va a trabajar. Las áreas de la vida personal siempre deben ser la prioridad porque, si no se está bien como persona, no se puede ser buen estudiante, profesional, etcétera. El resto de las áreas llega después.

Hay que tener en cuenta que la planificación puede fallar porque hay muchos factores, que pueden ser externos y no podemos modificar, que atentan contra la planificación. No podemos decidir o influir en todos los acontecimientos para que se produzca la planificación. Para eso, es importante ser flexible al estipular nuestros planes. La planificación no es un hecho aislado que se mantiene estático. La realidad opera sobre la planificación.

Fracaso: qué significa y cómo afrontarlo

Hay que desmitificar que el fracaso es algo tan malo que nos invalida cualquier cuestión de nuestra existencia. El fracaso es fallar para mejorar la próxima vez. La mejora continua no existe sin fracaso ya que, sin fallas y fracasos, no habría nada que mejorar.

Por eso, es importante saber que el fracaso es un fallo aleccionador que sirve para darnos cuenta de qué es lo que no hicimos bien. Uno sabe que puede y sabe hacer algo cuando le sale más de una vez, y esto aplica para cualquier ámbito de la vida. Hay que aprender para repetir.

*Especialista en Emprendedurismo

Fuente: https://www.el1digital.com.ar

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