Los Anuncios que No Reflejan la Realidad: Una Historia que se Repite
Por Juan Severo
Hace algunos años, los funcionarios de turno nos hablaban de una economía floreciente que, cuando íbamos al mercado, no se reflejaba en absoluto. Lo que escuchábamos en sus discursos chocaba con la realidad de los precios y el costo de vida. Era imposible no pensar que nos estaban mintiendo. Incluso, algunos dirigentes sindicales compartían la misma sospecha: lo que los funcionarios pintaban no coincidía con lo que sentíamos en los bolsillos. En ese contexto, un exministro nos aseguraba que no se media la pobreza para evitar estigmatizar a los pobres, una declaración que sonaba más una excusa para ocultar la verdadera crisis social. Otro ministro llegó a afirmar que la tasa de pobreza en Argentina era del 5%, comparable a la de Alemania, una declaración que, con el tiempo, solo ha quedado como un insulto a la realidad del país.
Hoy, la historia se repite. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que la inflación mensual de septiembre fue del 3,5%, el registro más bajo desde que Javier Milei asumió la presidencia. Esto contrasta notablemente con el pico del 25,5% registrado en diciembre de 2023
Cada vez que vamos al supermercado o a la farmacia, esos anuncios suenan vacíos. Los precios de los productos básicos no bajan, y en muchos casos siguen subiendo. La carne, la leche, los medicamentos, todos los productos esenciales, siguen siendo inalcanzables para muchos. Los jubilados, quienes según las declaraciones oficiales estarían «ganándole a la inflación», continúan viendo cómo su poder adquisitivo se erosiona cada día. Y qué decir de aquellos que sobreviven con ingresos de 78 mil pesos al mes a través de un plan social o los pensionados, sectores de los que nadie parece hablar.
La clase trabajadora sigue enfrentando los mismos problemas de hace años: la imposibilidad de llegar a fin de mes, el esfuerzo de ver cómo los salarios no alcanzan para cubrir lo básico, y un costo de vida que parece no dar tregua. Los jubilados, por su parte, están aún peor. Después de haber trabajado toda su vida, hoy mucho
Entonces, nos preguntamos: ¿dónde están esos indicadores positivos que el gobierno celebra? ¿Cómo es posible que las cifras oficiales indiquen una mejora mientras la realidad cotidiana nos muestra lo contrario? La respuesta parece estar en una desconexión profunda entre las cifras macroeconómicas y la vida real. Es fácil anunciar que la inflación ha bajado, pero esos anuncios no alivian el dolor de millones de argentinos que lo padecen.
Este ciclo de anuncios vacíos y promesas incumplidas no es nuevo. Durante años, los sucesivos gobiernos han presentado cifras optimistas que pocas veces se han reflejado en el día a día de la gente. La clase política parece vivir en una burbuja donde las soluciones a los problemas económicos se resuelven con palabras, mientras que para la mayoría de los argentinos, siguen padeciendo los mismos problemas.
Entonces, ¿cuál es el camino a seguir? . No se trata solo de manejar indicadores macroeconómicos, sino de resolver la crisis estructural que sigue golpeando a los trabajadores, a los jubilados ya los sectores más vulnerables. La inflación podrá bajar en los papeles, pero hasta que no se tomen medidas concretas que cambien esta realidad, la lucha por llegar a fin de mes seguirá siendo la misma.
Solo el pueblo salvará al pueblo , como se ha dicho tantas veces. Depende de nosotros, tenemos que dejar en delegar en otros y hacernos cargo de nuestro destino como país.
¡AHORA ES CUANDO!