35 años después, los cursos de agentes sanitarios dictados en la sala de salud Dr. Olivieri, son una de las principales actividades que caracteriza a este espacio. Ofrecen un amplio espectro de respuestas a las problemáticas que se fueron incorporando a lo largo de los años.

Hugo Pollola, psicólogo social de la sala, informó a El1 que se realizan todos los años; comienzan a mediados de abril y continúan durante el año lectivo. Además, desde el 2001 la sala de salud mantiene un acuerdo con una escuela de enfermería de Hurlingham. Es así como becan a dos o tres egresados del curso de agentes sanitarios para que continúen con la carrera de Enfermería, con una beca al cien por ciento.

“Estimulamos para que los alumnos continúen con una carrera profesional y lograr que vuelvan a la sala con otros saberes y profesionalismo”, aseguró Pollola. Originalmente, los impulsores del espacio buscaban contar con un agente sanitario por manzana del barrio. Este objetivo se superó ampliamente, y ahora, los egresados también se desempeñan en barrios vecinos.

Por su parte, el doctor Jorge Orellano destacó que buscan formar personas que “cooperen y ayuden en el trabajo de la salud”. “La salud integral y la medicina social no solo se trata de curar enfermedades. También hay que prevenir y entender la importancia del hábitat y su influencia en la salud. Esa es nuestra diferencia”, indicó a este medio.

La sala de salud Dr. Olivieri

Este espacio comenzó sus actividades en 1989. En ese entonces, el barrio María Elena era un asentamiento de no más de siete años, y no contaba con ninguna infraestructura de salud. La junta vecinal comenzó a trabajar la idea de tener una atención propia en el barrio, integrado por más de mil familias.

El doctor Néstor “Chino” Olivieri, junto con la enfermera Mónica Correa, diseñaron e impulsaron este proyecto. “La idea era sumar brazos, incorporar vecinos, a partir de la capacitación sobre la atención sanitaria. El curso era, y continúa siendo, una demanda que trascendía las posibilidades de oferta”, explicó Correa a El1.

La formación de agentes permitió abordar las inquietudes barriales a las que, en ese entonces, no se podía llegar. “Salíamos con los agentes sanitarios, nos reuníamos con vecinos, vacunábamos y atendíamos. Incluso, delegados prestaban sus casas. Hacíamos una labor más integral. Al comienzo fue costoso, no era fácil. Trabajábamos con una beca que se renovaba cada tantos meses”, recordó.

Actualmente, son 50 los integrantes del equipo de la sala. Según Pollola, 16 de ellos son rentados y cobran un salario. Por cada uno de ellos, hay tres compañeros cooperativistas. Todos ellos continúan con la tarea de medicina social que ejerció Olivieri, hasta su muerte en 2015.

“La sala es un centro de referencia, un lugar al que se puede concurrir no solo por problemáticas referidas a la salud. Cumple una tarea más allá de la salud, es un compromiso”, explicó Jorge Orellano.