Nunca se trabajó tanto para ganar tan poco
En la previa de la elección en CABA el Gobierno festejó una desaceleración de la inflación que nadie siente. Tarifas, alimentos y alquileres siguen subiendo mientras caen los salarios. Crece el consumo de alitas y carcasas de pollo. La libertad de ser pobre avanza.

Por Federico Chechele | Es difícil imaginar una familia celebrando frente al televisor cuando el Gobierno anunció que la inflación fue del 2,8%. Desde Casa Rosada lo festejaron con bombos y platillos, pero en la mesa del hogar saben lo que realmente ocurre: aumentó la venta de alitas, menudos y carcasas de pollo. La crisis popularizó los cortes más baratos, que subieron un 11% en abril, cinco veces más que el INDEC.
La consultora Zubán Córdoba salió a la calle y confirmó lo que todos sienten: ocho de cada diez personas creen que los precios siguen subiendo. Cuando se preguntó si la inflación impactó en la vida cotidiana en los últimos cinco meses, un 57,7% respondió que sí, y un 21,9% que sí, moderadamente. Es decir, más del 70% siente el golpe inflacionario en carne propia. Solo dos de cada diez minimizaron el impacto.
A pesar de 16 meses consecutivos de caída del consumo, el Gobierno se aferra a la desaceleración inflacionaria minimizando que los rubros que más aumentaron fueron alimentos y bebidas, educación y transporte. Celebran un modelo que acumula salarios cada vez más bajos, sin obra pública y con tarifas de servicios, alza en precios de alquileres y carne, que ahora se vende en cuotas. Un camino directo al abismo.
Por eso decimos que nunca se trabajó tanto para ganar tan poca guita. Semanas atrás, esta columna resaltó que oficialmente dos millones y medio de argentinos trabajan 17 horas por día. Aunque la bandera del Gobierno es el combate contra la inflación, los principales perjudicados son los trabajadores. Según el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), encabezado por Claudio Lozano, la precarización laboral alcanza al 42% de la población activa. El dato más alarmante: entre los jóvenes, ese porcentaje sube al 71,7%.
El propio INDEC informó que el 50% de los trabajadores registró ingresos por debajo de los $600.000 en el último trimestre de 2024. No sólo se trata de magros ingreso, el gran problema es lo que se ha perdido desde la llegada de Milei al gobierno: un trabajador formal promedio perdió casi 2 millones de pesos en términos reales. En el caso de los estatales, el deterioro es aún peor: la pérdida acumulada supera los 6 millones.
Ese matrimonio que ve las noticias y duda del 2,8%, con más o menos detalles, porque ya despidieron a un familiar o un vecino, sabe que desde que Milei es presidente desaparecieron 13.111 pequeñas y medianas empresas y se destruyeron 219.670 empleos registrados. Un industricidio planificado.
Pese a este panorama, Argentina sigue perdiendo oportunidades. Recostado en un alineamiento enfermizo con los Estados Unidos, el gobierno de Milei ignoró el encuentro de la CELAC en Beijing y se negó a firmar un documento respaldado por 32 de los 33 países de América Latina y el Caribe. En esa cumbre participaron Lula, Petro y Boric, entre otros. Además de líneas de crédito se firmaron acuerdos comerciales en el marco de la Nueva Ruta de la Seda, el megaplan de infraestructura impulsado por China. Mientras tanto, el comercio entre China y la región alcanzó los 515 mil millones de dólares en 2024.
Ahora la atención se centra en Tierra del Fuego, donde 7.000 puestos de trabajado están en riesgo tras el anuncio del gobierno de reducir un 30% los aranceles para productos electrónicos, tanto nacionales como importados. El gobernador Gustavo Melella advirtió que demandará al Estado si avanza esta medida. La UOM declaró un paro total por tiempo indeterminado. Frente a esta situación, el ministro Federico Sturzenegger ironizó con crueldad:
“Tierra del Fuego debería convertirse en un parque de diversiones de nivel mundial”.
Es la muestra más clara de un gobierno que desprecia la industria nacional y las realidades del interior del país. Tierra del Fuego es la provincia más austral y para acercar familias se le otorgó un régimen fiscal especial que la exime o reduce significativamente los impuestos para fomentar la promoción del desarrollo económico y la industria nacional.
En línea con su modelo de país para unos pocos, el Gobierno impulsa ahora el fondo de cese laboral, que busca reemplazar las indemnizaciones por despido previstas en la Ley de Contrato de Trabajo. La propuesta es un sistema similar a un seguro, pagado mensualmente por el empleador, que el trabajador cobra al ser despedido. No hay garantía mínima sobre el monto, y representa un nuevo retroceso en derechos laborales.
No quieren dejar nada en pie. Desmantelan lo público y desprecian a los trabajadores. Fomentan el odio al migrante, intentando instalar un enemigo donde nunca lo hubo, sembrando división en un país que no se caracteriza por odiar a sus vecinos. Y utilizan las fuerzas de seguridad para seguir reprimiendo a los jubilados y toda protesta legítima. Pero van acumulando bronca con un pueblo que tiene que seguir votando.
Como se preveía, el domingo pasado La Libertad Avanza no ganó en ninguna de las cuatro provincias donde hubo elecciones. Jujuy, Salta, San Luis y Chaco estuvieron lejos de pintarse de violeta por más que el Gobierno haya querido facturar algún que otro triunfo por acuerdos con los gobernadores que fueron los verdaderos triunfadores. Paréntesis para la interna del kirchnerismo: desdoblar tiene sus frutos. Ahora el Gobierno irá quizás por la batalla que más lo entusiasma y necesita: la Ciudad de Buenos Aires. Destronar al macrismo en su propia casa para quedarse con todo el electorado del centro y la derecha. La paradoja es que en medio de esa disputa quizás gane un sector del peronismo.
Federico Chechele en X: @fedechechele
Ilustración: Marcelo Spotti
Fuente: https://canalabierto.com.ar