De que se trata

¿Por qué ocurrió el genocidio armenio?

Por Juan Severo

 

El genocidio armenio fue uno de los crímenes de lesa humanidad más atroces del siglo XX y el primero en ser reconocido como un genocidio en términos modernos. Tuvo lugar entre 1915 y 1923, en el contexto de la desintegración del Imperio Otomano, cuando el gobierno de los Jóvenes Turcos impulsó un plan sistemático de exterminio del pueblo armenio. Se estima que murieron entre 1 y 1,5 millones de personas.

Las razones detrás del genocidio

El genocidio armenio no fue un acto espontáneo, sino una política de Estado cuidadosamente planificada. Sus causas pueden agruparse en factores políticos, étnicos, religiosos y territoriales:

  1. Nacionalismo extremo y homogeneización étnica: A fines del siglo XIX y principios del XX, el Imperio Otomano, debilitado y en declive, buscaba afirmar una identidad nacional turca homogénea. Los armenios, pueblo cristiano, eran vistos como un “cuerpo extraño” dentro del imperio musulmán.

  2. Desconfianza política: El gobierno otomano consideraba a los armenios como un “enemigo interno” por su cercanía religiosa y cultural con Rusia, potencia enemiga del Imperio durante la Primera Guerra Mundial. Se temía que apoyaran a los rusos en caso de invasión.

  3. Intereses económicos y territoriales: El despojo de tierras, propiedades y riquezas de la comunidad armenia también fue un motor del genocidio. Miles de hogares fueron confiscados y repartidos entre turcos.

  4. Impunidad internacional: La falta de una respuesta inmediata y contundente por parte de las potencias europeas permitió que el genocidio avanzara sin consecuencias en su momento.

¿Qué ocurrió?

A partir del 24 de abril de 1915, se dio la orden de arrestar y deportar a miles de intelectuales, líderes religiosos y políticos armenios en Constantinopla (hoy Estambul). Luego, se implementaron marchas de deportación forzada hacia los desiertos de Siria y Mesopotamia, donde las personas morían de hambre, enfermedades o eran asesinadas en el camino. Niños separados de sus familias, mujeres violadas, comunidades enteras aniquiladas. Todo bajo la excusa de “seguridad nacional”.

El negacionismo como segunda violencia

Turquía, heredera del Imperio Otomano, aún hoy niega oficialmente que lo ocurrido fue un genocidio. Este negacionismo no solo profundiza el dolor de los descendientes de las víctimas, sino que sienta un peligroso precedente: el de que un Estado puede borrar su crimen de la historia.

Memoria y justicia

Reconocer el genocidio armenio no es solo un acto de justicia hacia el pueblo armenio, sino también un compromiso ético con la verdad y los derechos humanos. Argentina es uno de los países que lo reconoce oficialmente y donde se ha logrado una activa participación de la comunidad armenia en la lucha por la memoria.

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