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¿Qué pasará con la economía después de las elecciones?

La reforma laboral, la inflación, la relación con Estados Unidos y la madre de todas las variables: el valor del dólar. Los escenarios que se abren en la Argentina según economistas y mercados, si Milei impone un triunfo oficialista… o si no.

Ilustración: Marcelo Spotti

Por Gladys Stagno | Con el Gobierno jugado a ganar o morir el 26 de octubre, el amanecer del 27 es una incógnita signada por dos cifras: los votos que obtendrá La Libertad Avanza para convalidar su gestión, y el valor del dólar.

Si bien la restricción de divisas ha sido un problema histórico en la Argentina al que tarde o temprano debieron enfrentarse todos los gobiernos, la presión sobre el dólar en los meses previos a estas elecciones parece superior. Las explicaciones son políticas —el propio gobierno plebiscitando su mandato en una elección de medio término y dudas sobre su sostenibilidad más allá de ese domingo— y económicas —apreciación cambiaria, apertura importadora e incertidumbre respecto de la capacidad de pago de la deuda externa.

Pero las consecuencias son previsibles. Una de ellas la arriesga el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) en su último informe: “En dónde sí hay certezas es en que, pasadas las elecciones, el actual esquema cambiario no seguirá y veremos un salto devaluatorio de magnitud”.

El dólar

Alguna coincidencia al respecto hay, porque las proyecciones ya ubican al dólar en la franja de los $ 1.800 para final del año. Incluso, contando con el “rescate” de Estados Unidos a Javier Milei, de ganar las elecciones. Tanto, que al propio Santiago Bausili, presidente del Banco Central (BCRA), se le escapó en una charla en Washington que el gobierno enfrenta “una situación muy extrema” por la corrida contra el peso, tras las declaraciones poco favorecedoras de Donald Trump, que condicionaron la ayuda al triunfo del domingo 26.

“Esto patea el problema para adelante sólo 6 meses / 1 año, pero no resuelve el problema estructural que tiene nuestro país —detallan en el CESO—. El consenso del mercado es que el esquema llegará hasta las elecciones. La pregunta no resuelta es a qué costo y que pasará el día después”.

Luego arriesga: “El primer costo, posiblemente, será la mayor venta de dólares y, según el monto de las intervenciones directas del tesoro norteamericano, la pérdida de reservas”.

En detalle, el estudio del Centro asegura que a.l 9 de octubre, el Tesoro contaba con US$ 340 millones “De no llegar nuevos desembolsos del tesoro norteamericano, prontamente será el BCRA el que salga a vender dólares”, explica.

El BCRA, por su parte, tiene un poder de fuego de aproximadamente US$ 21.000 millones equivalente a las reservas líquidas. “Una consecuencia directa de esto es que el dólar vuelva al techo de la banda, y no a la zona de US$ 1.430 donde estaba vendiendo el Tesoro”, señalan desde el CESO.

Y rematan: “Las perspectivas no son para nada alentadoras”.

Por otro lado, si La Libertad Avanza no consiguiera un buen desempeño electoral en las elecciones de medio término, se abre una enorme incógnita sobre la continuidad de la generosidad norteamericana.

El mercado tampoco confía: en la renovación de deuda en pesos que hizo la Secretaría de Finanzas el miércoles pasado, los instrumentos elegidos fueron los que atan su cotización al dólar.

La reforma laboral

Mientras la actividad productiva y el consumo colapsan, la expresión más dramática de la economía doméstica se manifiesta en el mercado laboral. Como respuesta, el Gobierno promete, si le va bien en las elecciones, profundizar el calvario.

En el Coloquio de IDEA que terminó este viernes en Mar del Plata, el vocero de la Presidencia y el ministro de Economía le anunciaron al empresariado que enviarán un proyecto de reforma laboral postelectoral que apuntará al recorte de derechos para los trabajadores.

El proyecto comunicado por Manuel Adorni y Luis “Toto” Caputo promete eliminar los convenios colectivos de trabajo, reemplazar las paritarias por “negociaciones libres” entre cámaras empresarias y sindicatos, cambiar las indemnizaciones por “fondos de cese” financiados en cuotas por los propios trabajadores, y la imposibilidad de realizar juicios laborales (ya sea por despidos injustificados o por otros motivos de abuso patronal).

De llevarse adelante, la reforma agravaría un panorama ya dramático. Según detalla la consultora Vectorial en su informe de esta semana, el empleo privado formal registrado, que partía de un máximo de 6,4 millones de puestos en noviembre de 2023, ha sufrido “una caída sostenida durante los primeros meses del gobierno que llevó los registros a su mínimo de casi 6,2 millones en junio de 2024”.

“Si bien en los meses posteriores se registra una ligera recuperación, ésta no alcanza a recuperar los niveles previos. En julio de 2025, el empleo privado formal se ubicaba en 6,21 millones de puestos, lo que representa una pérdida neta de más de 169 mil empleos formales comparado con noviembre de 2023”, agrega.

Algo similar aporta Luis Campos, investigador del Instituto de Estudios y Formación de la CTA Autónoma, quien asegura que en julio de 2025, respecto de noviembre de 2023 y según datos del SIPA, se perdieron 205.456 puestos. “Y agosto viene peor”, asegura.

Por su parte, desde la asunción de Milei el salario formal se estancó cinco puntos por debajo del nivel de finales de 2023.

También han crecido las prestaciones por desempleo. “Durante los primeros nueve meses de 2024, se registraron 140.994 altas, cifra que prácticamente iguala los máximos históricos alcanzados durante el gobierno de Macri en 2019 (140.804)”, asegura el estudio.

Para caracterizar el momento, Vectorial resume: “El plan económico se consolida en el peor de los mundos: recesión profunda, alta tasa de interés, fragilidad cambiaria y una estabilización sostenida sobre la pérdida de ingresos y empleo”.

 “Esta dinámica ya no pareciera responder a factores coyunturales sino que constituye un signo inequívoco del programa económico del gobierno nacional, que deliberadamente no posee un enfoque industrial sino que, al contrario, ha priorizado objetivos macroeconómicos (desinflación a partir de apreciar el tipo de cambio y apertura importadora) que sacrifican la actividad productiva manufacturera —asegura— La respuesta del mercado es elocuente: no ven al oficialismo ganador de las elecciones legislativas, ni ven sostenibilidad del esquema actual en el caso de una derrota legislativa. De esta forma todo anuncio parcial parece caer en saco roto”.

El alineamiento con Estados Unidos

Si bien el salvataje le dio algo de aire al Gobierno para evitar una corrida estrepitosa antes del 26, todos coinciden en que el problema estructural sobrevivirá los comicios. Y en que la pretendida ayuda norteamericana dejará otro mayor.

“Lo que garantiza es un claro alineamiento a Estados Unidos, en su disputa territorial con China, y mayor condicionamiento en la política económica para los gobiernos futuros”, plantea el CESO.

Por otro lado, algunos analistas internacionales ya caracterizan al swap norteamericano, potencialmente de US$ 20.000 millones, y el repo, de un monto similar, como un “Vietnam financiero” para la presidencia Trump.

Gestionado por sus esbirros —el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el lobista republicano, Barry Bennet—, el caso argentino podría ser el de un motor que se funde y al mismo tiempo gasta más combustible (dólares) que un Torino. Pero dejarlo morir tendría un costo político todavía más alto que sostenerlo. Como el que debió pagar Richard Nixon.

Por su parte, Vectorial asegura: “En lo inmediato, será importante cómo se reconfigura el Gobierno y la política económica postelecciones. Cuál será la magnitud real del rescate de Estados Unidos y si se avanza hacia un esquema cambiario y monetario más sostenible o se prefiere continuar tozudamente intentando ‘domesticar’ al mercado argentino, algo que parece que ni la primera potencia mundial ha logrado hacer aún”.

Ilustración: Marcelo Spotti

 

Fuente: https://canalabierto.com.ar

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